Recojo de Instinto Salvaje la traducción del siguiente comunicado (a partir de la versión en inglés publicada en Act For Freedom Now!, a su vez traducida a partir del original en griego aparecido en Indymedia Atenas) reivindicando los ataques que destruyeron antenas de telefonía móvil en Tesalónica, Grecia:
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La sociedad capitalista moderna es una sociedad de control. Y esto porque el sistema se involucra en un intento sin fin y total de mantener la normalidad de la vida social. A partir de esta condición de control, la tecnología de vigilancia no podía estar ausente, ya que el desarrollo tecnológico se relaciona directamente con la progresión de la autoridad y sus maneras de imponerse.
El Estado y el Capital, como lxs usuarixs activxs de la tecnología, configuran esta forma de vigilancia, con el objetivo de beneficios y su ulterior imposición. Desde las cámaras en las grandes ciudades y el transporte público de la seguridad de aquellas “que no tienen nada que ocultar” (y por esta razón prefieren mostrar todo) a las cámaras en espacios de trabajo con el fin de “garantizar” nuestra productividad y la normalidad en los procedimientos consumistas. Y desde los nuevos identificadores biométricos a los archivos personales de todo el mundo, que se forman en relación con los sitios de Internet visitados, las preferencias, la música escuchada, los libros leídos, las transacciones financieras, datos que se registran por diversas empresas colosales que han identificado una gran parte de nuestra vida con los anuncios orientados y la promoción de productos para el consumo.
A medida que pasan los años, tanto como se desarrolla la tecnología, vamos a tener que lidiar cada vez más con las invenciones que, conscientemente o no, contribuyen a la represión. Esta es una consecuencia lógica, ya que una gran parte de las investigaciones en este campo se financian y se guían por las autoridades estatales e inter-estatales, así como por las compañías multinacionales que tratan de resolver su preocupación por una mejor fortificación y por la producción de beneficios. Después de todo, tenemos toda una industria que trabaja para crear sistemas tecnológicos avanzados de control y represión, que van desde los sistemas de armas utilizados en situaciones de guerra, a los medios tecnológicos para la protección del régimen contra lxs enemigxs internxs. Estos últimos incluyen los sistemas de represión de multitudes (cañones de agua, sistemas que causan la confusión a la multitud a través de la producción de calor insoportable o ruido, etc.), cámaras de vigilancia y kits de herramientas de EYP’s (Servicio Nacional de Inteligencia) utilizados para construir archivos de casos y sentencias, el desarrollo de técnicas de coincidencias sospechosas a través de características biométricas (como las huellas dactilares y el ADN), pero también la actualización tecnológica de las cárceles con cámaras y funciones automatizadas. A pesar de los diferentes estilos, su objetivo es común: por un lado, crear una atmósfera de miedo mediante el fortalecimiento de la imagen de un Estado omnipotente y, por otro lado, para disciplinar a aquellxs que no se comprometan con las órdenes de los soberanos para la paz social.
Un pilar del progreso tecnológico de las últimas décadas ha sido el desarrollo del sector de las telecomunicaciones, necesario, a su vez, para el control y el buen funcionamiento del sistema tecno-industrial. Los sistemas modernos de control y represión están basados totalmente en y en parte apoyados por la tecnología de las telecomunicaciones.
Las empresas de telecomunicaciones, utilizando nuestra “necesidad” de comunicarnos y estar en red dentro y fuera de los centros urbanos, graban nuestras conversaciones, así como nuestra posición con los sistemas GPS. En buena/impecable cooperación con los organismos estatales/privadas pertinentes, permiten que en cualquier momento el levantamiento colectivo de la confidencialidad de las telecomunicaciones pidiéndolo a la seguridad nacional y con frecuencia han contribuido a la fabricación de cargos contra lxs combatientes basados en grabaciones. Entre otras cosas, Vodafone en 2006 fue responsable de masivas grabaciones, mientras que hoy colaboran con el Grupo 4 de Seguridad y el Ministerio de Justicia para la implementación del proyecto represivo que tiene que ver con el brazalete de vigilancia electrónica destinada a la detención y el control en la casa de lxs detenidxs. Además, OTE (Empresa de Telecomunicaciones Griega) proporcionó material necesario e infrastrutura técnica a Frontex para el programa operativo “Poseidon 2010” con el fin de asegurar las fronteras marítimas.
En nombre de los beneficios, las empresas de telecomunicaciones ven el aire como su propia jefatura, la colocación de antenas camufladas cada vez más en los tejados de los edificios, de los cuales los propietarios quedan compensados con creces.
Los niveles de radiación transmitida aumentan continuamente debido a las crecientes necesidades de la red y también debido a la utilización de las nuevas tecnologías de transmisión más rápidas y que ya han sido caracterizadas por la Organización Mundial de la Salud como posibles cancerígenos.
El 5/2 destruimos 3 antenas de telefonía móvil de Vodafone, 1 antena de telefonía móvil de OTE y una antena de telefonía móvil de Wind en tejados en las áreas de Faliro, Botsari y Papanastasiou incendiándolas con líquido inflamable, y el 7/2 destrozamos 1 antena de telefonía móvil de Vodafone en la fachada de un mezzanina de un edificio de aparmanetos en Kato Toumba. Es un acto de resistencia contra el siempre creciente control complementando las luchas continuas contra las antenas de telefonía móvil. Nuestra acción está dedicada a los compañeros Tasos Theofilou y Grigoris Tsironis cuyos juicios son el 24/2 y el 5/2 respectivamente (han sido pospuestos indefinidamente).
PD: Entendiendo que la resistencia contra el control social es una pieza importante de la diversa y constante lucha anarquista, saludamos la iniciativa de lxs compañerxs de Volos para la “Destrucción de Cámaras”
Anarquistas
