Grecia – Algunas preguntas y respuestas con Nikos Maziotis, en el evento en el espacio autogestionado de Karditsa, junio 2016 (extractos)

A continuación, dejo traducidos unos extractos de la entrevista realizada con el compañero Nikos Maziotis, preso miembro de la organización anarquista armada griega Lucha Revolucionaria, durante un evento solidario en Karditsa. Los extractos fueron publicados originalmente en el portal anarquista británico 325 y traducidos desde allí.

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PREGUNTA: ¿Cómo puede el espacio anarquista/antiautoritario pasar de ser reactivo a convertirse en un movimiento revolucionario real? En tu opinión, ¿qué características políticas debería tener, y qué tipo de organización y de objetivos?

Es una cuestión de posiciones políticas. La anarquía, o el comunismo libertario o antiautoritario es una propuesta y organización social. La condición para crear un auténtico movimiento anarquista revolucionario es la existencia de posiciones y propuestas políticas para aclararle a la gente, a las masas y a lxs trabajadorxs, qué creemos y qué objetivos tenemos como anarquistas. Esto significa que debemos tomar posiciones en los problemas y cuestiones ardientes de nuestro tiempo que son el resultado de la crisis capitalista, tales como la deuda, los memorandos, el dilema de permanecer en la Unión Europea o abandonarla, y dejar claro cuál es nuestra meta como anarquistas, que no es otra que el derribo y destrucción del Capital y del Estado y la creación de una sociedad sin clases y sin Estado.

Estas son cuestiones para las cuales las masas de gente, la gente afectada por la crisis y por las políticas para rescatar al sistema, han buscado y siguen buscando respuestas, sin embargo, el espacio anarquista/antiautoritario no tiene nada diferente para ofrecerles comparado a las propuestas de los principales partidos (además quizá de eslóganes). También más allá de la formulación de posiciones y propuestas políticas debería ser claro por qué o por cuáles vías y medios nuestra lucha promoverá e implementará esas posiciones y propuestas políticas, en otras palabras, cómo haremos la anarquía una realidad.

Así que si queremos hacer la revolución y derribar al Capital y al Estado y crear un movimiento revolucionario que apunte a esa sociedad sin clases y sin Estado, entonces debemos necesariamente tener la lucha armada como un medio de lucha en nuestra pŕactica. Porque como dije en mi presentación, es obvio que ninguna perspectiva revolucionaria es posible sin lucha armada. Por supuesto un movimiento revolucionario debe tener diversos métodos de lucha, debe tener todos los diferentes métodos como tantas flechas en su carcaj: la propaganda, la contrainformación, las manifestaciones, las estructuras auto-organizadas, y debe haber acciones abiertas y públicas, así como también acciones ilegales.

Pero todas estas acciones deben ser parte de un paquete mayor que sirve al mismo propósito, el derribo del régimen. Para esto es indispensable tener el mayor acuerdo posible entre compañerxs en propuestas y posiciones políticas unificadas, en una especie de programa político. De otro modo simplemente reproducimos las características del actual movimiento, que es una almazuela de grupos e individuos, que no es una fuerza ni unificada ni unida y donde todxs tienen diferentes prioridades, y por tanto sigue siendo un espacio político puramente reactivo, sólo para protestas o en el mejor de los casos para una insurrección, pero que no puede convertirse en una amenaza para el régimen ni tener una perspectiva revolucionaria.

Respecto a la organización que un movimiento revolucionario debe tener, depende de las posiciones y propuestas políticas que tenemos. Ya que hoy parece que nada puede darse por sentado, si nosotrxs somos anarquistas, se supone que nuestro objetivo es la inmediata abolición del Estado como un mecanismo para administrar los asuntos sociales y la destrucción del Capital. Si nuestras posiciones y nuestras metas son la destrucción del capitalismo, la economía de mercado y el Estado, conduciendo a la creación de una sociedad sin Estado y sin clases – es decir, una organización confederal donde las unidades sociales sean las comunidades, comunas y colectivos donde las decisiones sean tomadas por asambleas de la gente que forma estas organizaciones sociales – entonces la organización del movimiento anarquista revolucionario es obviamente confederal.

Porque nuestra base organizativa es nuestra propuesta social en miniatura, es la anarquía en miniatura. En tal caso, lxs anarquistas dentro de sus organizaciones ya actúan como un microcosmos de lo que profesan y apoyan. Dentro de lo viejo nace lo nuevo, pero no reproduciendo las viejas estructuras jerárquicas y los valores del mundo y de la sociedad que queremos cambiar. Esto es muy importante, porque revoluciones anteriores de hecho fallaron en sus objetivos porque reprodujeron estos valores y estructuras jerárquicas de forma un poco diferente.

El auténtico comunismo significa una sociedad sin Estado. La diferencia entre marxistas y anarquistas es aquella en el proceso que conduce al comunismo, lxs marxistas creen que debe existir una transición del capitalismo al comunismo, el llamado “Estado de lxs trabajadorxs” o “dictadura del proletariado” y que luego, cuando las condiciones hayan madurado y el enemigo de clase esté derrotado, el Estado simplemente se disolverá a sí mismo. En contraste, lxs anarquistas creen que el Estado debe ser disuelto y destruido inmediatamente sin ninguna transición. La experiencia histórica ha mostrado que ningún Estado se disuelve a sí mismo, varios pretextos son dados para su preservación, y que ninguna clase privilegiada renuncia a sus privilegios y entrega su poder en el manejo de los asuntos humanos.

Como fue mostrado en el ejemplo de la Revolución Rusa de 1917-1921, en lugar de la asumida autodisolución del Estado, fue creado el Estado más autoritario y totalitario, y esto fue un mal ejemplo para el movimiento de trabajadorxs y para las luchas anti-imperialistas y las revoluciones en el Tercer Mundo, que reprodujeron regímenes que impusieron la total nacionalización de la economía, junto con la dictadura de una burocracia que reproducía las divisiones de clase.

En el caso de lxs anarquistas, en el ejemplo de España probaron lo que Saint-Just dijo en la Revolución Francesa, que “aquellxs que hacen revoluciones a medias sólo caban su propia tumba”. Lxs anarquistas españoles – y lograron grandes beneficios en términos de autogestión en la mayor parte del territorio español donde, gracias a sus esfuerzos, el golpe de Estado de Franco fue suprimido – no derrocaron a los dos gobiernos, el local de Cataluña y el gobierno central en Madrid, del Frente Popular, todo en nombre de la lucha antifascista, con esto resultando en concesiones constantes y represión de la autogestión por el gobierno controlado por lxs comunistas.

Las revoluciones futuras no deben repetir errores del pasado, y deben disolver al Estado directamente como un mecanismo de dominación de clase. Debemos promover esto hoy como anarquistas y debemos mostrar nuestras posiciones políticas como movimiento.

PREGUNTA: En febrero la compañera Pola Roupa intentó ayudar a vuestra fuga desde la prisión de Korydallos mediante el secuestro de un helicóptero. ¿Podrías hacer un comentario sobre ésto?

Fue una acción que formaba parte del marco de la continuación de la acción que Lucha Revolucionaria activó desde 2009 en el comienzo de la crisis, apuntando a los mecanismos y estructuras del poder económico que juegan un papel significativo en la crisis y sus representantes políticos (Bolsa de Atenas, Eurobank, Citibank) y que continuó con el último ataque de la organización en 2014 en el Directorio del Banco de Grecia y la oficina representativa permanente del FMI, por la cual yo fui recientemente sentenciado a cadena perpetua.

Este escape intentó ser una respuesta a la represión contra Lucha Revolucionaria y contra otrxs luchadorxs armadxs, y en este contexto se incluyó el escape donde miembros de la Conspiración de Células del Fuego. A pesar del fracaso de este intento, fue de gran valor político e importancia.

Como Lucha Revolucionaria, hicimos elecciones que nos han llevado cara a cara con la represión del Estado, la prisión, y hemos arriesgado nuestras vidas en este combate. Para nosotrxs, la prisión es un terreno de la lucha, no su final, y hemos demostrado que no fue el final con los arrestos en 2010. Defender con orgullo lo que somos, y continuar la lucha armada, es un deber y correcto, y es nuestro especial deber hacia Lambros Fountas, nuestro compañero que fue asesinado por la policía en una acción, es evidente para nosotrxs y niega la represión.

Acciones como la que la compañera Pola Roupa intentó son ejemplares porque dan un fuerte mensaje político de que somos y nos mantenemos consecuentes, a pesar de sucesivas operaciones represivas del Estado contra nosotrxs, a pesar de los arrestos, de pesadas sentencias, y del asesinato de Lambros Fountas, no nos arrepentimos y no dejaremos de luchar, nunca tiraremos la toalla, nunca nos rendiremos en la lucha.

También el hecho de que la fuga habría incluido a miembros de CCF demuestra más aun que no tiene mucha importancia las diferentes posiciones sobre asuntos que conciernen a la lucha, sino que lo que importa es la meta común, la lucha contra la autoridad, la lucha por derribar el capital y el Estado.

PREGUNTA: Últimamente es posible observar un gran déficit de solidaridad hacia todxs lxs prisionerxs políticxs. Esto fue particularmente ilustrado por la huelga de hambre masiva de lxs prisionerxs políticxs de 2015. ¿Cuál crees que es la causa de esto?

En mi opinión, esto es el resultado del fracaso político general, o si lo deseas, de la derrota política del espacio anarquista/antiautoritario durante los últimos seis años donde, en primer lugar, no fue hasta la ocasión histórica, no podía intervenir como catalizador en el período después de la inserción del país en los programas de las organizaciones internacionales de la Troika, y en segundo lugar, debido a que el terrorismo de Estado comenzó a morder, con las oleadas de repetidos arrestos para la acción armada en el período 2009-2011, un resultado que llevó a prisión a docenas de compañerxs que han sido condenadxs a muchos años de prisión, y para lxs que existe la perspectiva de que permanecerán años bastante largos en prisión.

En la cuestión de la solidaridad hubo problemas simultáneos de separaciones, con criterios como de qué estaba acusadx y qué actitud mantenía, es decir si ellxs eran “culpables” o “inocentes”, si asumían la responsabilidad por la participación en una organización armada o invocaban a un “montaje” judicial. Hubo criterios de “solidaridad” basados en relaciones personales o familiares, o el criterio de “yo no me solidarizo con nadie con quien yo no esté de acuerdo”.

En los años recientes hemos sido testigos de muchas separaciones así usando criterios varios. Todas estas divisiones tienen básicamente un trasfondo político detrás de ellas, tales como la exclusión de la acción armada como parte de la lucha contra el Estado y el Capital.

Así una parte del espacio anarquista ha demostrado ser más fáciles de movilizar por cuestiones de “derechos humanos”, ya que son consideradas más fáciles de popularizar, con la cuestión de los “montajes” judiciales, las “persecuciones injustas”, la “construcción de casos”, por todo esto, bastante más por supuesto que por casos de lucha armada por los cuales la gran mayoría de lxs presxs políticxs están en prisión, y de lxs cuales muchxs han asumido la responsabilidad política por su participación en grupos armados.

Pero ahora hay una indiferencia general y un déficit general en la solidaridad hacia todxs lxs presxs políticxs, no sólo por una parte, y es independiente de divisiones y al margen de cualquier controversia, y esto se debe a la derrota política del espacio anarquista/antiautoritario en los años recientes. Esta derrota es el resultado de serias deficiencias e incapacidades políticas, que no tiene posiciones y propuestas políticas coherentes para los problemas de nuestro tiempo, la crisis y las políticas para oponerse a ella. Así que no podía intervenir en el período de grandes movilizaciones contra el primer memorando en 2010-2012 y no fue capaz de desarrollar en un polo político serio un movimiento revolucionario que fuese una amenaza para el régimen.

Esta derrota política general afecta a toda la actividad del movimiento y ha llevado a la presente resignación y fragmentación – particularmente visible en las últimas manifestaciones contra el tercer memorando – y por supuesto esto también afecta a la pregunta de la solidaridad con lxs presxs políticxs. Desde 2012 ha habido una caída de la resistencia social y un debilitamiento de las movilizaciones hechas contra el gobierno de Samaras y el de SYRIZA.

El completo fracaso político y la derrota del espacio anarquista/antiautoritario para desarrollarse en un movimiento revolucionario que tenga el potencial para la subversión y la revolución es la causa del déficit en la solidaridad con todxs lxs presxs políticxs, y no sólo con aquellxs que podría decir que tienen responsabilidades en varios enfrentamientos entre presxs, y que en cierto grado son causadas entre visiones de “inocencia” y “culpa” y la cuestión de la asunción de la responsabilidad política.

Para resumir, el problema del espacio anarquista es un problema existencial y político. Ha olvidado la guerra contra la autoridad, y por tanto ha olvidado a sus propixs prisionerxs de guerra.

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