Recibo en el correo electrónico y difundo el siguiente escrito, con algunas reflexiones al respecto del modo en que algunos sectores anarquistas en México trataron la noticia y el hecho de la muerte a manos de la policía del compañero Salvador Olmos «Chava», el cual fue detenido, torturado y asesinado por la policía en Huajuapán de León, Oaxaca, a finales del pasado mes de junio.
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(México)
Algunas reflexiones rupturistas a partir del asesinato del compa Salvador Olmos.
Escribimos esto después de leer el “comunicado del Bloque libertario de Huajuapan, ante el asesinato a manos de la policía del compañero Salvador Olmos «Chava» ya que pensamos que ante la intensificación de la guerra y el avance de la represión en entornos anarquistas/libertarios se hace necesario clarificar nuestras posturas en aras a identificar las múltiples formas del enemigo, ya que muchas veces se ve reducida la crítica al papel “de las injusticias del gobierno” o simplemente a “pensar que el mal está encarnado en una persona o político” y no que en realidad es todo el sistema en su conjunto gobernantes y gobernados quienes participan activamente en la manutención del orden social capitalista.
¡Que quede bien claro! las siguientes palabras no son para nada dirigidas a manchar la memoria del compañero Chava o empezar polémicas de dimes y diretes, ni andarnos peleando entre nosotros, esto es ante todo una reflexión de compañeros para compañeros y esperemos que sea tomada como lo que es.
Bien sabemos que Chava participaba en proyectos sociales (Pitaya Negra programa de la radio comunitaria Tu’un ñu savi, marchas, proyectos de difusión, etc.), sabemos que la esencia de estas posturas es la evolución social por la vía de estos actos, sin embargo queremos ponernos a analizar, si en verdad, actos como por el que cayó, son coherentes con los principios éticos que enarbola la Anarquía, si vale la pena tener presos, desaparecidos y muertos, por las acciones que realizamos y para ello analizaremos desde nuestra perspectiva este caso, en orden a clarificar los objetivos y estrategias que elegimos como partidarios de una lucha anarquista.
Oaxaca viene viviendo un clima de tensión entre diversos sectores sociales tanto indígenas, como problemáticas barriales y territoriales, luchas contra megaproyectos, luchas de organizaciones campesinas, diversos sectores anarquistas e izquierdas, entre otros, pero la de mayor repercusión –como siempre– es generada por el movimiento magisterial con su oposición a la reforma educativa, así como por su calidad de mito por su “pasado revolucionario” y por el fetiche cuantitativo de la revolución. Por lo cual podemos decir que la situación que se da con Salvador es una extensión de las medidas represivas generalizadas para mantener la gobernabilidad y el orden normal del sistema. La muerte del compañero se contextualiza más particularmente en Huajuapan de León dentro de la problemática de obras públicas tal y como lo señalan sus compañeros en el comunicado mencionado anteriormente: “El hermano manifestó su inconformidad ante una obra realizada por el Ayuntamiento de Huajuapan de León, denominada “Hemiciclo a Juárez” ya que la misma fue realizada con irregularidades”, posteriormente continua enlistando todas las irregularidades y corrupciones que obviamente se dieron, y afirmando que Chava había hecho una pinta con la consigna: “Queremos obra pública no remodelación de la fachada”. Luego de esto ocurrió lo que todos ya sabemos, la vil detención, tortura y asesinato de Salvador, en manos de nuestros enemigos armados cotidianos: la policía.
Aquí nos detendremos para ponernos a analizar.
Una cuestión de visiones.
La pinta que realizó el compañero y las líneas que sustentan el comunicado que mencionamos dejan ver una falta de análisis y profundización dentro de los entornos que se reivindican como anarquistas. Aun sabiendo que dentro del anarquismo existen diferentes tendencias –muchas de ellas bastante criticables– no dejaremos de decir lo que pensamos, ya que son muy pocos quienes alzan la voz y esto contribuye al desinfle de las posibilidades de las tendencias anárquicas en México.
Como ya otros compañeros han mencionado –y nosotros también lo sostenemos–, el anarquismo en México viene arrastrando el lastre del izquierdismo heredado de la lucha popular y de su acercamiento con las facciones reformistas anticapitalistas (armadas o no), mezclando nuestro ideario con sus perspectivas estatistas, democráticas y ciudadanistas.
Para nosotros, es absolutamente criticable que se ruegue al Estado, mediante actos de inconformidad, que cumpla su trabajo. Si se reivindica el viejo lema de “Muerte al Estado” ¿Por qué le pedimos que haga bien su trabajo? O sea que si el Estado hiciera bien su trabajo, si nos diera “seguridad”, si los policías fueran honestos y sólo arrestaran a los “verdaderos delincuentes”, si velara por nuestra salud y alimentación con cada vez más programas de seguridad social, si los gobernantes fueran honestos y cumplieran sus promesas de campaña, si crearan todas las posibilidades para cubrir en buena medida la demanda de trabajo y el buen flujo de la economía, con buenos salarios, espacios recreativos bien construidos, que tapen baches de tal calle o que pavimenten algún camino empedrado ¿estaríamos caminando rumbo a la consigna de “Muerte al Estado”?
Por favor, empecemos a abandonar la ingenuidad. Rogamos a quien no lo tenga claro hojee algún panfleto del PRD, del MORENA, del PRI, o del PAN y se darán cuenta que salvo algunos matices ideológicos, las reivindicaciones son las mismas. Afirmamos que si apegamos nuestra lucha a estas vías reivindicativas nuestro anti-estatismo no sería tal y por lo tanto nos llevaría al callejón sin salida del reformismo social-demócrata.
Además pensamos que cualquier construcción ya sea de fachada u obra pública van en favor del orden y desarrollo promovido por el Estado/Capital y en detrimento de la naturaleza y de las formas de vida anteriores a estos. Podríamos pedir más caminos pavimentados y estaríamos reivindicando entonces la destrucción de la naturaleza y el avance de esta funesta civilización, civilización que contiene a este Estado y gobierno al cual ilusamente se pretende combatir con acciones e ideas como las que hemos hecho alusión anteriormente. Afirmamos categóricamente que el avance de las ciudades destruye las posibilidades de autonomía, ya que para que esta sea cada vez más palpable, más profunda, se hace necesaria la reconexión con los saberes y dinámicas de la tierra.
Creemos que en la actualidad, en pleno siglo XXI, la Anarquía tiene que superar tanto ideológicamente como en la práctica los viejos paradigmas sustentados por los viejos revolucionarios tanto del siglo XIX como en buena parte del XX, aferrados la mayoría, a una visión industrialista, que en la actualidad se traduce en un desabrido desarrollo del bienestar social en esclavitud, o sea Progreso y artificialización y cada vez más controles en cada uno de los aspectos de nuestras vidas. Si de algo estamos seguros es que el sistema tecnológico e industrial potencia todos los Cotos de Poder, todas las opresiones, todos los sistemas de dominación por los que nos vemos sometidos. Por lo que en todo caso la visión de lucha que queremos expresar contiene un irrespeto, un desprecio y un desinterés por las luchas de “obras púbicas”, salarios, seguridad social, etc. ¿Por qué? Porque una vez ganadas o perdidas estas luchas todo vuelve a la normalidad.
Más allá del victimismo y el sentimentalismo: solidaridad y acción anárquica.
Ahora también queremos abordar el victimismo con el que se maneja la situación del compa. No creemos que para que nuestra lucha tenga validez haya que martirizar a los compañeros reprimidos, encarcelados o asesinados por el Estado. No creemos que sea necesario decir, por ejemplo, que nuestros compas son las blancas palomitas y que estuvo en tal o cual proyecto, o vanagloriando tal o cual cosa referente a él. No nos confundamos, no queremos decir que está mal recordar sus motivos, sus luchas o sus sentimientos, el problema aquí surge cuando se hace esto para alcanzar la aceptación de los sectores reformistas, los “ligth”, los que tienen el “peso” y los “medios” y para conseguir un “apoyo” de las masas y los movimientos sociales con el fin de generar un sentimiento compasivo y altruista hacia nosotros y los nuestros, y que estos victimismos y sentimentalismos encubran las verdaderas razones desde la que parte la solidaridad anárquica: que estamos en contra de la potestad total o parcial que tiene el Estado de encerrar, enjuiciar, manipular, controlar, gobernar o asesinar legal o ilegalmente a quien represente un estorbo a sus intereses.
El sentimentalismo nos puede consolar con palmadas en la espalda y con actos de “apoyo”, pero un apoyo que no ve con claridad la realidad de las cosas o que si las ve, no estará dispuesta a dejar las comodidades que el sistema les da.
A lo que nosotros, anarquistas, deberíamos de aspirar es a la conciencia cabal en la solidaridad y en el ataque a las estructuras de Poder y las personas con mayor responsabilidad en el sometimiento actual, que nos permita salir de las dinámicas recuperadoras y reformistas del sistema; y asumir que casos como los de Salvador pueden y van a pasar. El Estado sabe que esto es una guerra y que él es el propietario de las piezas y el tablero de este ajedrez de dominación social. ¿Hasta cuándo vamos a seguir jugando su juego?
Vengar a los nuestros, continuar la lucha.
Ya para terminar, es más que obvio que la “justicia” que reparte el Estado es para pacificarnos y mantener el Estado actual de las cosas. Seguramente familiares y cercanos de Salvador, estarán siendo objeto de las artimañas de siempre; según nos informamos ya habían sido detenidos, supuestamente, unos policías “presuntos responsables”, seguro estarán mareando a los familiares con la defensa legal, con trámites burocráticos, con derechos humanos, etc. Al final será lo de siempre puro atole con el dedo, esto lo decimos con respeto a sus familiares y cercanos, pero es la verdad, no hay uno solo o un grupo de policías responsables, el responsable es el Estado y el Estado es toda una variedad de personajes que participan en su funcionamiento (desde el policía de menor rango hasta el Presidente de la república) y la actitud servil y acrítica de la sociedad. Es por eso que la única justicia que se puede tener, es seguir la lucha que el compañero dejó, la única justicia verdadera es la que puede salir de nuestras propias manos. Lo demás, lo que venga del Estado, será un intento de reconfortar los sentimientos con argumentos legales, una ilusión. Por eso y aunque a muchos no les guste oírlo la lucha debe ser Golpe por Golpe.
Como lo dijimos anteriormente, esta reflexión la hacemos pública, no para que genere una cadena de comunicados y contra comunicados –aunque cada quien puede decir lo que quiera–, ni para pelearnos, sino para aportar a que la lucha sea cada vez más consciente y certera. Para que la vida, la lucha y memoria de los compañeros caídos no sea maquillada y recuperada en beneficio del sistema.
Por lo tanto:
¡En la memoria y en el combate: Salvador Olmos Presente!
¡Punk No Muere!
¡Que el Estado no nos engañe con sus soluciones y su justicia!
¡Por la destrucción de las cárceles y la sociedad que las sostiene!
¡A sacudirnos el reformismo y practicar la anarquía conscientes de sus consecuencias!
¡Que el miedo cambie de bando!
¡Por el apoyo y acompañamiento a los afectados por la represión!
¡Por la solidaridad con los afines!
¡Viva la acción directa contra los responsables!
¡La venganza será anónima y vendrá por todas partes!
Complicidad con quienes aprovechan, atacan, ponen barricadas y crean proyectos autónomos y autogestivos en el fervor generado por el movimiento magisterial en Oaxaca. A tomar distancia y margen del magisterio, sus visiones y proyectos reformistas.
Atentamente: Un puñado de eco-anarquistas en México.
Finales de julio. 2016.