«Crónica pirata de un fin de semana de amistad, música y solidaridad en Salamanca»

Con cierto retraso, traduzco y difundo esta crónica de Abordaxe! sobre lo que fueron el festival Bike Punk Fest y la posterior marcha contra la cárcel de Topas, en Salamanca, ambos eventos realizados hace apenas un par de semanas:

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Este finde pasado, una buena cifra de compañeras antiautoritarias nos dimos cita en la ciudad de Salamanca, con motivo de la celebración tanto de la marcha anual contra la prisión de Topas como del Bike Punk Fest, un festival de música organizado por compas de la ciudad y sobre lo que también quería decir algunas palabras.

Para nosotros, el finde comenzó el sábado, ya que por diferentes razones no nos fue posible llegar antes y no estuvimos en Salamanca hasta el viernes por la noche. El sábado, sin embargo, nos dirigimos temprano al espacio “Al Margen” donde se desarrollaría la segunda jornada del Bike Punk Fest, que además de charlas-debate, concluyó con varios conciertos.

A la 13 y pico comenzaba la primera charla, que trató sobre los carriles bici, un tema que no estábamos acostumbrades a tratar en espacios antiautoritarios pero que igualmente llevó a un debate interesante, adoptando más una estética de taller que de charla, abriendo una dinámica participativa. ¿Por qué existen los carriles bici? Desde las instituciones municipales y los aparatos de propaganda del Estado dicen que pretenden mejorar la seguridad vial de las personas que usan bicicletas, y al mismo tiempo fomentar el uso de estas. No obstante, tras la charla surgen inevitablemente varias preguntas: ¿A que intereses responden realmente esas estructuras? ¿Tienen realmente una función positiva para les ciclistas? ¿O por el contrario actúan como un mecanismo de disciplinamento para el tráfico que margina a las bicis y perpetúa un modelo de ciudad diseñado para los coches y el tránsito frenético y peligroso en vehículos motorizados, sin respeto alguno por las personas que escogen otros medios de transporte menos tóxicos? ¿Son los coches sinónimo de violencia o por el contrario son herramientas neutrales? Si analizamos la realidad de la mayoría de las ciudades postindustriales en esta modernidad mecanizada, tenemos que hablar necesariamente de cuestiones como el privilegio de espacio que tienen les conductores (comparado con el espacio que ocupan ciclistas o personas que van a pie) y la escasez de espacio disponible para circular en bicicleta de manera cómoda y segura, la dinámica de segregación vial que suponen en realidad los mal llamados “carriles bici”, o los peligros que supone la prioridad de la que disfrutan esos monstruos de cuatro ruedas, no sólo en forma de agresiones directas o indirectas contra el resto (¿cuántas personas, circulando en bici, tuvisteis que tragar humo de los coches, camiones etc. que teníais delante, aguantar su prepotencia, sus maniobras temerarias y excluyentes o incluso sus atropellos?) sino también a nivel de la configuración del espacio público urbano y sus consecuencias.

Una charla que hizo reflexionar y que aunque, a lo mejor, como admitía el propio compañero que la dio, puede parecer enfocada desde un punto de vista bastante reformista, a mí personalmente me pareció interesante ya que abordó un tema aparentemente inocuo con una perspectiva crítica que incorporaba elementos de urbanismo, control social, desarrollo técnico, y permitía analizar el tema desde distintos puntos. Para más información del colectivo donde trabaja el compañero que dio la charla, os aconsejo consultar el blog “En Bici Al Trabajo” donde también podéis encontrar más información y materiales al respeto.

Después de esta charla, llegó un comedor vegano, donde degustamos una rica pasta con boloñesa de soja sucesiva de un arroz con leche de postre. Antes de nada, ¡enhorabuena a las personas que cocinaron! Este espacio sirvió, como de costumbre, para conocernos mejor, intercambiar opiniones, experiencias e ideas, y para continuar debatiendo.

Pasadas las 18:00 y con la comida ya bien asentada, comenzaba la segunda charla del día, titulada “Tortura blanca en prisión: 1001 formas de sufrir la cárcel” e impartida por la compañera Laura Delgado, abogada implicada en luchas y colectivos a favor de las personas presas, que nos habló de estas formas de maltrato que normalmente pasan desapercibidas. Por tortura blanca entendemos todas aquellas prácticas de abuso y tortura psicológica orientadas a despersonalizar a las personas presas para lograr su sumisión total o su aniquilación. El aislamiento prolongado (prohibido supuestamente por sus propias leyes pero que sigue aplicándose de manera regular y duradera sobre seres humanos), la privación sensorial (con consecuencias tan diversas como devastadoras, como personas que al salir de la cárcel pierden visión o la capacidad de reconocer colores debido a no poder ver más allá de los 4 metros grises de su celda en 23 de las 24 horas del día durante años y años, o la pérdida de capacidades para la socialización, la autolesión…), la privación de sueño, la “vida” en celdas donde el frío es terrible por culpa de la precariedad absoluta de las instalaciones, la falta de contacto humano, la vigilancia e interceptación de las comunicaciones o la violencia psicológica supuestamente destinada a facilitar su “reinserción” pero que en realidad no busca otra cosa que transformar a las personas en marionetas sumisas y aterrorizadas, esto por no hablar de los supuestos “módulos terapéuticos” (como las UTE) o los llamados “módulos de respeto”, donde las personas presas se convierten en sus propias guardias, vigilándose unas a las otras y haciendo ellas mismas el trabajo sucio de los carceleiros y de la administración, fomentando la delación y el chivateo y rompiendo las comunidades de lucha dentro de los talegos.

Una actividad dura y difícil, pero útil y necesaria para comprender el verdadero alcance de las maquiavélicas y sádicas maquinarias de tortura que reserva la democracia capitalista para toda persona que se desvíe de las normas marcadas. Decir, por cierto, que esta charla fue grabada y pronto será subida a Internet para que todas aquellas personas que podáis estar interesadas en lo que allí se habló pero que no pudisteis estar en Salamanca podáis escucharla. En Abordaxe! estamos pendientes para poder difundirla.

Tras el debate, llegó el turno de los conciertos que completaban la jornada. En un entorno que en todo momento buscó ser cómodo y donde, de hecho, pienso que se consiguió bastante la buscada creación de un espacio seguro para todes, sin agresiones y sin actitudes autoritarias/opresivas, varios grupos nos deleitaron con sus gritos y sus acordes, con el correspondiente descansito de rigor entre cada banda para salir fuera a comer uno de los bocadillos de seitán y ensalada preparados para la cena o para recuperar el aliento echando un ojo a las distris que rodeaban la sala principal con sus respectivos materiales (libros y fanzines, música, serigrafías…).

Comenzaron las compas de Heksa, una banda de punk rock de Madrid que no llevan mucha trayectoria pero que no lo hicieron nada mal y que cuentan entre sus miembras con una de las integrantes de la banda noruega Lucky Malice (y a mí, de hecho, me dieron ganas de escucharlas más a menudo y de esperar nuevas producciones musicales con su firma). De seguido, le tocó el turno a Na Tulacze, la primera de la tríada de bandas francesas de screamo que tocarían en el festi, y en su caso llegados directamente desde Toulouse, con gente de Fingerprints. Un buen descubrimiento. A continuación, llegó la aplastante oscuridad de Neila, una banda de Bilbao, Euskal Herria, con una ya larga trayectoria en las alcantarillas más rebeldes del underground estatal (¡desde el 1999 haciendo ruido!) con su mezcla de crust, doom, metal y otras atmósferas ruidosas. Entró en escena luego la segunda de las bandas llegadas del territorio francés y que bajaban de Tarbes por primera vez a esas tierras, Les Deux Minutes de La Haine (Los Dos Minutos del Odio), un gran hallazgo que crearon un ambiente propicio para los pogos, los saltos y los bailes que ya se echaba en falta con su emo-crust oscuro, acelerado y distorsionado y que nos hicieron sonreír y hasta emocionarnos. De este grupo, la verdad, me gustaría destacar el ambiente de amistad, cercanía y cariño que crearon durante todo el concierto, da gusto encontrar personas que en estos tiempos de estéticas caducas y rebeldías sin principios continúan haciendo del punk un arma y construyendo amistades y espacios de diversión y protesta donde todes se sientan a gusto y donde la humildad sea sincera, rechazando los egos. Además, ¡en los parches de su grupo (que tenían a la voluntad en su distri) aparece Bambi! (insertar aquí corazoncitos varios). El siguiente paso fue la banda coruñesa Black Panda, a la que todes conocían, y que nos hizo saltar y dejarnos la garganta coreando las letras de su crust rockandrolero y salvaje ambientado en los universos de todas esas pelis de serie b (o serie z) que nuestras madres y padres no querían que viésemos cuando éramos pequeñes. Para finalizar, Chaviré, la última de las bandas de screamo llegadas del país vecino y que dieron un conciertazo, en el que yo, personalmente, decidí subirme en una de las gradas a sentarme a verlo con calma, el cuerpo no podía más y además, llevaba un año queriendo verlos en directo y quería disfrutar del concierto desde la calma.

Tras esto, un buen sabor de boca, lazos nuevos y otros viejos reforzados y muchas energías con las que recargar las pilas para el día siguiente.

Al día siguiente, nos levantábamos temprano de la cama peleando con las sábanas para dirigirnos al Centro Social La Perrera, donde habíamos quedado para reunirnos para salir hacia la prisión de Topas para la anual marcha contra esta y todas las cárceles, así como también contra el sistema de dominación y las distintas formas de autoridad que convirten en necesarios lugares tan crueles y horribles. Bajo un sol abrasador en pleno comienzo de abril allá fuimos un puñado de solidarias.

Como no podía ser de otro modo, cuando nos acercábamos al talego, un amplio dispositivo de la guardia civil nos dio la bienvenida, haciéndonos salir de los vehículos una por una para registrarnos de arriba abajo, incluyendo por supuesto nuestras mochilas y coches. Tras una media hora, aproximadamente, retenides en el margen de aquella carretera, los picoletos nos dejaron ir, siguiéndonos de cerca. A nuestra llegada al talego de Topas, gargantas empoderadas, altavoces, dieron fuerza y vigor a nuestros gritos. Las habituales consignas anticarcelarias como “Cárcel, CIEs, redadas y fronteras, así se construye la riqueza europea”, “Prisión demolición”, “Él rico nunca entra, él pobre nunca sale” o gritos por la anarquía y la revuelta llenaron el aire, consiguiendo atravesar los fríos muros de la barbarie para llegar a las compas de dentro, que tanto desde los módulos masculinos como desde los módulos femeninos respondieron sacando paños y brazos por las rejas o incluso chillando ellas también. También insultos y exabruptos contra carceleros y picoletos, haciéndoles saber que nuestras compañeras presas en lucha no están solas, y que aquí fuera no olvidamos su papel de mercenarios y torturadores que tantas vidas se llevó por delante.

Después de rodear el talego y dar vuelta deteniéndonos a gritar en cada módulo, conteniendo las lágrimas de rabia y emoción y tratando de hacer todo lo posible por ser escuchades, dimos por finalizada la marcha, regresando a los coches donde, después de llenar un poco la barriga y de despedirnos con abrazos e intercambio de contactos, nos encaminamos de vuelta para tierras gallegas, sin olvidar que nosotras nos marchábamos pero ellas se quedaban allí dentro, y que la lucha no es cosa de efemérides concretas sino un compromiso cotidiano. Escribamos cartas, expresemos la solidaridad en la calle con pintadas, carteles, material informativo, organicemos charlas y protestas en nuestras ciudades o en otras cárceles. Las opciones son muchas y el silencio es complicidad.

Atrás quedó un finde para recordar, que probó que la solidaridad no para y que mientras existan autoridades, existirán corazones rebeldes y conciencias libres que las cuestionen, desafíen y ataquen, y si el poder construye prisiones para intentar aislar a las desobedientes de sus familiares, amigas y compañeras, nosotras seguiremos recorriendo cientos de kilómetros para transmitirles cariño y apoyo aunque sólo sea durante unas horas, y para demostrarle al Estado que se equivoca cuando piensa que puede separarnos y que ni su miedo ni su violencia pueden detenernos…

Cierro ya esta crónica no sin antes saludar y agradecerles todo su trabajo a las distintas compañeras y compañeros implicadas en la organización y desarrollo tanto de las jornadas del Bike Punk Fest como de la marcha a la cárcel de Topas. También agradecer a las compas que nos acogieron, que nos dieron un colchón y un techo, nos alimentaron y nos cuidaron. Sois maravilloses.

Porque un mundo sin desigualdades no necesitaría cárceles…

¡ABAJO LOS MUROS DE TODAS LAS PRISIONES Y DE LA PODRIDA SOCIEDAD QUE LAS NECESITA!

Informó para todes vosotres…
Disnomia, corresponsal de Abordaxe! en tierras salmantinas.

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