Hace unos días se difundía en este blog que la compañera Tamara Sol se encontraba con heridas graves (aunque sin riesgo vital) y trasladada a la prisión de Rancagua como castigo por haber intentado fugarse, sin éxito, de la cárcel de Valparaíso. La compañera había sufrido cortes profundos por las concertinas y cuchillas que cubren las vallas del perímetro de la prisión, y había sido además golpeada por la escoria carcelera de la Gendarmería.
Ahora acabo de saber por medio de les compas de la Publicación Refractario que tras su traslado a Rancagua la compañera fue nuevamente transferida, esta vez a la Sección de Máxima Seguridad, en Santiago de Chile.
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El 25 de enero del 2018 la compañera Tamara Sol fue trasladada nuevamente, esta vez desde la carcel/empresa de Rancagua hacia la Sección de Máxima Seguridad en Santiago, el motivo de los traslados se debe al intento de fuga en la cárcel de Valparaiso.
La sección de máxima seguridad se encuentra al interior de la Unidad Especial de Alta Seguridad, una sección de castigo al interior de una cárcel de hombres, con un estricto régimen disciplinario. Esta sección comenzó a ser inaugurada para mujeres con el encarcelamiento de Marcela Mardones, vinculada al FPMR y al asesinato de Jaime Guzmán, en junio del 2017.
Burlando su propio reglamento, el Estado y la administración carcelaria traslada a la compañera Tamara Sol a una cárcel de hombres pese a encontrarse abiertamente prohibido en sus propias normas y lenguaje. El Estado carcelario no duda en incrementar el castigo, hacer norma las excepcionalidades y buscar las peores y mas hostiles condiciones de encierro.
¡Solidaridad con Tamara!
¡A destruir los centros de exterminio!