Recibo en el correo electrónico de manos anónimas este comunicado que os dejo a continuación, reivindicando dos acciones incendiarias ocurridas en Santiago de Chile en julio y en la primera noche de agosto, y en las cuales se cortó con fuego el tráfico de una de las principales autopistas de la metrópoli chilena y que constituye además el símbolo del proyecto IIRSA, y se prendió fuego a los vehículos de un concesionario de automóviles.
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Una noche de julio: los automovilistas de la autopista Acceso Sur vieron inflamarse dos bolas de fuego que se expandieron ante sus ojos. Nuestros artefactos incendiarios funcionaron como estaba previsto, cortando el tránsito unos instantes en la principal vía de comunicación construída por el proyecto IIRSA-COSIPLAN en la zona centro de Chile, destinada al tránsito de mercancias hacia/desde el sur del país.
Madrugada del 01 de agosto: una lluvia de fuego se deja caer sobre una automotora ubicada a un costado de la autopista Vespucio Sur Express. Las bombas incendiarias que arrojamos cayeron como material piroclástico sobre los automóviles en venta.
Porque incendiando las calles saboteamos los canales nerviosos del flujo mercantil.
Porque atacando automotoras dañamos las máquinas que circulan por el cemento destruyendo el planeta como una plaga asesina. Así llevamos el incendio hasta las propias vitrinas donde se pone en venta la mercancía automotriz junto al sueño ciudadano del progreso sobre cuatro ruedas.
Nuestros ataques son la expresión incendiaria de nuestro deseo de ver arder la civilización y toda forma de poder. Porque tras el dominio civilizado se encuentra la relación de autoridad que lxs humanxs han generado entre sí mismxs -incluso antes/fuera de la vida civilizada- y el dominio humano sobre el resto de las especies y la naturaleza en su conjunto.
Con cada acción anárquica contra el mundo civilizado, propagamos el fuego de la libertad que no ha sido domesticada, respondiendo con sabotaje a la artificialidad de la vida organizada en sociedad con sus Estados, religiones y roles impuestos.
Actualmente el Estado chileno intenta promulgar una ley para sancionar las conductas “anti-sociales” en pos de la civilidad. Nosotrxs, lejos de amedrentarnos, llamamos a continuar saboteando su mundo asqueroso de autoritarismo y civilidad.
Somos parte de esta Tierra y no somos superiores a ninguna otra forma de vida.
Donde haya autoridad, ahí atacará nuestro fuego.
Solidaridad permanente con lxs prisionerxs de la guerra contra el Estado, el capital y toda autoridad
Solidaridad con el Machi Celestino Córdoba y lxs peñis condenados por el asesinato de dos latifundistas en Wallmapu.
Solidaridad con lxs compañerxs Juan Aliste y Marcelo Villarroel y todxs lxs compas que se mantienen dignxs dentro de las prisiones chilenas.
Solidaridad con lxs compas en juicio por la operaciòn Scripta Manent en Italia y lxs compañerxs que en Grecia, dentro y fuera de las cárceles, se niegan a rendirse y permanencen luchando.
Con Santiago Maldonado en el fuego de cada acción anarquista.
POR LA PROPAGACIÒN DEL SABOTAJE
CONTRA TODA LEY HUMANA
¡ATAQUEMOS AL PODER CON INCENDIOS Y EXPLOSIONES!
Grupo de conductas anti-sociales “Claudia López”*
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Nota de La Rebelión de las Palabras: Por si alguien no conoce la figura de la compañera Claudia López cuyo nombre lleva el grupo que reivindicó estos ataques, ella fue una joven estudiante de danza y poetisa, anarquista y feminista, que murió asesinada luchando contra los maderos un trágico 11 de septiembre de 1998, cuando se encontraba junto a otres encapuchades en las barricadas de la «pobla» de La Pincoya, recordando con fuego a las víctimas de la dictadura fascista de Pinochet, en un nuevo aniversario del golpe de Estado militar auspiciado por el neoliberalismo yanki.