Recibo en el correo electrónico y difundo el siguiente cuento, escrito por el compañero Hans Niemeyer, preso en la Cárcel de Alta Seguridad en Santiago de Chile acusado de un ataque con artefacto explosivo contra una sucursal de BancoEstado. Recordemos que el compañero llegó incluso a fugarse, siendo tristemente recapturado y devuelto a las mazmorras. En su otro relato, titulado «Réquien por la luna que se fue…» (y que recomiendo leer, algo que podéis hacer aquí, en la versión anterior del blog) relata su detención tras la fuga y los comienzos de su periplo carcelario.
¡Solidaridad con lxs presxs de la guerra social!
————————–
—Mira —me dice, acercándose con su cara obesa, entre riéndose e indignado—, mira lo que me dejaron de mermelada los vampiros… la mermelada que da el paco.
Y me muestra una bolsa color aluminio de mermelada de mora que entrega Gendarmeria en la cárcel para tomar desayuno, completamente estrujada. Y el guatón ahora se ríe abiertamente, irónico, mientras mueve la cabeza de un lado a otro, como no pudiéndolo creer.
—Los vampiros conchesumadre, mira cómo son: a un perpetuo más años, a una persona que está presa de por vida, que va a morir acá, si yo pertenezco a esta hueá —dice, golpeando la pared amarilla de la celda.
Camina lentamente a botar la exangüe bolsa de mermelada fiscal, dejando ver un rayado en la pared que dice: «Dios mío, guarde y bendiga a este solitario delincuente G.M.»
Hans Niemeyer Salinas
Cárcel de Alta Seguridad