[Texto] Brujas, la historia oculta de las mujeres.

«Witch» en inglés significa Bruja, y a su vez, esta palabra sirvió de nombre a una de las organizaciones feministas más polémicas y cañeras de las últimas décadas, las llamadas W.I.T.C.H. (Women International Terrorist Conspiracy from Hell, o Conspiración Terrorista Internacional de las Mujeres del Infierno en castellano), quienes bebiendo del anarcofeminismo, el situacionismo, el surrealismo y algunas corrientes de lo que se conoce como «Nueva izquierda» (la teoría radical surgida en los años ’60 y que incorporó nuevos elementos e instrumentos a la crítica de la sociedad capitalista moderna, abarcando nuevos ámbitos e identificando las transformaciones de ésta para adaptarse a sus nuevas estructuras) radicalizaron el discurso feminista desvinculándose de las corrientes más tradicionales y rompiendo con el carácter sectorial de ésta lucha, abogando siempre por la interseccionalidad y conectando las reivindicaciones del feminismo revolucionario con las de los demás movimientos sociales del momento, como la oposición a la guerra de Vietnam, el partido de lxs Panteras Negras y su lucha contra la segregación de las personas de color y por la abolición del apartheid moderno creado por el gobierno estadounidense, o las luchas obreras de sindicatos como la IWW (Industrial Workers of the World, de carácter anarcosindicalista), por poner algunos ejemplos. Sus comunicados y textos, mordaces como pocos, siempre revestidos de un matiz esotérico y de conspiración y cargados de una incendiaria y potente retórica, hirieron de gravedad los asquerosos valores de la civilización burguesa y patriarcal y rompieron con todos los roles de la mujer, liberando su conciencia pero también sus cuerpos, armando sus deseos y comunizando las necesidades, declarándole la guerra no sólo al Patriarcado, sino también al capitalismo y su sociedad, planteando que no hay liberación posible de la mujer sin la destrucción total del mundo de cuya naturaleza podrida nacen todas las formas de opresión.

Funcionando de manera informal (empezando como un pequeño grupo con base en Nueva York y extendiéndose luego a buena parte del territorio yanki mediante grupos que se iban creando espontáneamente en otras ciudades reconociéndose como W.I.T.C.H. al compartir su discurso y planteamientos), este «aquelarre» de profanas insurrectas llevó a cabo performances de teatro callejero con fuerte contenido de crítica social (en la línea de otros grupos como los famosos Motherfuckers!) e incluso acciones de sabotaje dirigidas contra propiedades y símbolos del falocentrismo dominante. Con el tiempo, algunas de sus integrantes pasarian a la lucha armada, llegando a formar núcleos específicamente feministas y anticapitalistas en organizaciones como la Weather Underground y otras.

El siguiente texto, titulado «Brujas: La historia oculta de las mujeres» y escrito por los «Grupos de Brujas de Chicago» ha sido extraído del libro editado por la editorial madrileña La Felguera, quienes realizaron un buen trabajo recopilando en una única obra los comunicados, «hechizos» y acciones de esta organización. En el escrito a continuación se reflexiona sobre el papel que la brujería jugó siempre en la cultura popular (asociada a malvadas ancianas de aspecto terrorífico que adorando a Satanás hechizaban a sus vecinos y secuestraban niños perdidos en el bosque para comérselos luego) y se contrarresta esa falsa mitología contando la verdad sobre las millones de mujeres que sufrieron la brutal política de exterminio desencadenada contra sus comunidades por los cristianos, que las persiguieron por negarse a adorar a su Dios pero sobre todo por no ceder a una religión y un modelo social que las infravaloraba y sometía al poder masculino. Este holocausto, un auténtico genocidio no reconocido (o en algunos casos manipulado deliberadamente para quitarle importancia) por la historiografía oficial, es un ejemplo claro de cómo las instituciones del poder de entonces se esforzaron en acabar con cualquier forma de comunidad al entender ésta como una negación de su sociedad de clases y desigualdad donde curas y señores nadaban en oro a costa del hambre y la esclavitud del pueblo sometido, y no sólo esto, sino también en asegurarse de que en el futuro esas resistentes fuesen vistas como locas engendras del mal para evitar que su sabiduría y su profundo conocimiento del cuerpo humano y de los procesos de la Naturaleza amenazasen de nuevo el orden misógino y esclavista que construyó la burguesía (¿alguien necesita que le aclare las semejanzas que hay entre ésto y la actual manipulación que políticos y medios de comunicación llevan a cabo para desprestigiar y desacreditar a cualquier grupo que cuestione su injusto statu-quo?).

Un texto que merece la pena leer, y que he decidido transcribir para dejarlo por aquí.
¡La conspiración continúa!

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Brujas: La historia oculta de las mujeres
Por los Grupos de brujas de Chicago – W.I.T.C.H.

Al igual que con otros grupos oprimidos, a las mujeres no se les ha permitido desarrollar una conciencia de su propia historia. Cuando intentamos pensar en grandes mujeres de la historia pensamos en George y Martha* pero ¿quién demonios fueron esta gente? Reivindicamos aprender la historia de las mujeres de la misma forma que reivindicamos que la historia sea la historia de la gente, no de las élites.

La historia de las mujeres ha sido distorsionada severamente. Un ejemplo excelente de ello es nuestro conocimiento de la brujería en Europa y en América. Pensamos en las brujas como mujeres viejas malévolas que preparan la muerte de sus vecinos y el libertinaje del mundo cristiano civilizado, llevándonos a todos al infierno con la ayuda de Satán. O, por el contrario, no las tomamos en serio en absoluto, sino que creemos que las brujas nunca han existido y que los juicios y las purgas fueron incidentes aislados y específicos de unas pocas sociedades.

De hecho, la brujería fue la religión pagana de toda Europa durante los siglos previos al auge del cristianismo y la religión del campesinado durante cientos de años después de que el catolicismo prevaleciera entre las clases gobernantes de la sociedad occidental. La purga contra la brujería fue la supresión de una cultura alternativa y de una estructura social y económica distinta.

Antes de la Edad Media, los europeos vivían en sociedades consistentes en pequeñas agrupaciones agrícolas y ganaderas. Eran una raza minúscula que se trasladó a las colinas y continuó viviendo en pequeñas sociedades comunales mientras el cristianismo se impuso en las tierras bajas. Estas sociedades eran matriarcales, no tenían propiedad privada ni ninguna institución de matrimonio. Su dios era una mujer, Tana, la diosa luna. Tana era la reina del cielo, la luna, y era la diosa de la fertilidad, de la lluvia y de la magia. Los rituales de las brujas eran básicamente danzas circulares nocturnas durante las cuales bendecían a la luna y al cambio de estación.

Al contrario que sus homólogas de la cultura cristiana, las mujeres eran muy respetadas en las sociedades de las brujas; eran integrantes de la jerarquía de la iglesia, la cual también servía a las necesidades gubernamentales de la gente. Al no haber propiedad privada ni matrimonio, las mujeres no eran vendidas como posesiones a sus futuros maridos, como lo han sido en la cultura occidental. Así, durante su conversión forzada al cristianismo, las mujeres lucharon para mantener sus derechos y por una religión que las reconociera como parte importante.

Los católicos habían intentado la conversión lenta de las brujas durante muchos siglos y hay evidencias de que hubo una mezcla de creencias cada vez mayor. El culto a la virgen María fue enfatizado por la reivindicación popular de los nuevos conversos que habían sido acostumbrados a adorar a una mujer como una divinidad suprema. Pero la combinación de numerosos factores hizo intolerable la existencia duradera de rituales y creencias paganas. El principal factor fue la peste negra.

Grabado Inquisicion
La muerte barrió Europa en el siglo XIII, matando al 25% de la población. Fue necesaria una explicación religiosa de estos hechos para calmar los miedos de la gente. Entonces, la peste fue definida como castigo de Dios a un pueblo que toleraba las herejías. Pero ¿quién tenía que definir la herejía? Las brujas culpaban de la peste a los cristianos, quienes habian abandonado a los viejos dioses y los católicos culpaban a las brujas. Prevalecieron los más fuertes. Los cristianos estaban organizados jerárquicamente, controlaban a las clases más altas, al ejército y a los gobiernos estatales por toda Europa. Las brujas eran las campesinas y las clases más bajas, las tribus de las colinas, y además, eran mujeres. La bruja local, naturalmente, se convirtió en el chivo expiatorio de la peste. Mientras se desarrollaron las revueltas de campesinos, la «brujería» se convirtió en un grito de guerra para que el resto de la población se armara. Las purgas claramente adquirieron la naturaleza de una lucha de clases.

Sin embargo, el proceso reveló algo más que un intento por mantener a la gente bajo control. Las mujere se vieron en una situación de opresión unica, resultado de los puntos de vista implícitos en el catolicismo. El principal documento usado para suprimir la brujería, el «Mallevs Maleficarvm»**, de Kramer y Sprenger, encargado por el Papa en 1486, discute detenidamente la naturaleza malvada de las mujeres. En dicho texto se dice que la razón principal de la frecuente asociación de la mujer con el mal es que «ella es más carnal que el hombre, como resulta claro a partir de sus muchas abominaciones carnales […] hubo un defecto en la formación de la primera mujer, ya que fue formada a partir de una costilla torcida […] y ya que debido a este defecto es un animal imperfecto, siempre engaña […] Para concluír: Toda la brujería viene del deseo carnal, el cual es insaciable en las mujeres». Por consiguiente, la religión de las brujas, conocida por sus ritos de fertilidad y la libertad de las mujeres, no podía ser tolerada si las mujeres tenían que ser castas y serviles con los hombres, tanto en la religión como en el hogar.

Incluso mientras la religión de la brujería fue suprimida, las mujeres lucharon duro por retener su libertad anterior. La iglesia entendió que si su control tenía que ser eficaz la purga debía ser de gran alcance y brutalidad. Las insurgentes no eran derrotadas fácilmente. Varias autoridades han calculado que entre los siglos XV y XVIII, nueve millones de brujas fueron ejecutadas por sus presuntas creencias y crímenes. La persecución fue especialmente brutal en el continente. La tortura y la quema asesinaron eficazmente a 900 brujas en un solo año en la zona de Wurtzburgo, y 1000 en Como y en los alrededores. En Toulouse, en un solo día, mataron a 400 brujas.

De este modo, la bruja fue elegida por las mujeres como una imagen revolucionaria, porque lucharon con fuerza y en su lucha rechazaron aceptar el tipo de pelea que la sociedad consideraba aceptable para su sexo. Por último, fueron el centro del movimiento como agitadoras; al igual que las mujeres de hoy en día que tienen que adquirir posiciones de liderazgo relacionando la política radical con la opresión real de la gente, y tratando de conseguir la igualdad verdadera en un movimiento revolucionario.

Notas:

* George y Martha Washington, primer presidente y primera dama de la historia de los EE.UU. de América.

** El Maleficvs Malleficarvm, o «Martillo de las brujas», es probablemente el tratado más importante que se haya publicado en el contexto de la persecución de brujas y la histeria colectiva hacia ellas durante el Renacimiento. Es un exhaustivo libro sobre la caza de brujas que, tras ser publicado primeramente en Alemania en 1487, tuvo docenas de nuevas ediciones, se difundió por Europa y consiguió un profundo impacto en los juicios contra las brujas en el continente durante cerca de 200 años. Esta obra es notoria por su uso en el periodo de la caza de brujas que alcanzó su máxima expresión entre mediados del siglo XVI y mediados del XVII.

Brujas de Lancashire

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