Según una noticia recibida en el correo electrónico, y enviada por compañerxs de Noticias de la Guerra Social, la madrugada del 25 de septiembre, hace ya unos meses, una bomba explotó en una sede de la ANFUP (Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios). El artefacto, que estaría acompañado de panfletos reivindicando el ataque como una acción solidaria con lxs presxs anarquistas, sin embargo, habría sido recogido por un joven sin techo y toxicómano, que cometió el error (se desconoce por qué motivo) de manipular y transportar la bolsa que lo contenía, ratos antes de la hora prevista para su detonación. Finalmente. el explosivo detona mientras está siendo trasladado y acaba con la vida de esta persona, tras una lenta agonía en la que, por cierto, la policía se recrea negándole asistencia médica, creyendo que se trataba de unx de lxs anarquistas que había llevado a cabo la acción (como de costumbre, se equivocaban).
Dada la anterioridad de la noticia, así como la multitud de lecturas que de ella se pueden extraer, pido por favor cautela a la hora de posicionarse al respecto y de difundir, para evitar caer en los juegos de los mass-mierda.
A continuación, sigue la noticia recibida, y tras ésta, añado también otro comunicado con más información, extraído del blog Contrainfórmate:
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Durante la madrugada del 25 de Septiembre del 2014, una explosión remece el barrio Yungay en pleno casco histórico de Santiago. La explosión, le causa graves heridas y quemaduras a Sergio Landskron de 29 años de edad, quien en un primer momento es acusado de haber instalado el artefacto explosivo siendo dejado morir por la policía y fotografiado agonizando por parte del personal médico.
Antes de morir y aun agonizando, la policía prohibió que lxs vecinxs intentaran socorrerlo, mientras que fascinadxs por tener a un “supuesto anarquista” en su poder decidieron realizarle una “autopsia en vida” extendiendo y profundizando su agonía.
Con el pasar de los días se descubrió que Sergio Landskron, era un adicto a la droga e indigente del sector que simplemente había recogido y trasladado el bolso por cerca de 10 minutos desde el lugar en que lo habría encontrado.
Tras cotejar cámaras de seguridad y revisar evidencias, la policía y fiscalía informó de que dos anónimxs habrían colocado el artefacto explosivo, compuesto de un extintor relleno de pólvora activado mediante un sistema eléctrico. El artefacto habría sido colocado en las puertas de la ANFUP (Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios), cerca de las 01:00 AM, lugar donde también se encontraron panfletos que señalaban:
“Carceleros, considérense siempre un blanco de nuestras acciones. No tienen ningún motivo para caminar y dormir tranquilos. Cualquier agresión a presxs revolucionarixs en guerra, tendrá la inmediata respuesta de nuestra acción insurreccional. Fuego y pólvora al poder, toda forma de autoridad y dominación».
Tras un par de minutos, Sergio Landskron habría pasado por el sector y recogido el artefacto explosivo para transportarlo un par de cuadras cuando detonó provocándole graves heridas y luego la muerte.
Hasta el momento, además de los panfletos ningún grupo ha reivindicado el ataque explosivo. Mientras que el Gobierno y los carceleros se querellaron contra quien resulte responsable, utilizando la ley antiterrorista. Por su parte la familia demandó al Estado por negarle asistencia médica y vejar a Sergio cuando aun agonizaba.
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En medio de festines policiales y morbosidad periodística, vemos claro al enemigo.
Durante la madrugada del 25 de Septiembre, alrededor de las 1:00 AM, en Santiago Centro se produce la detonación de un artefacto explosivo que deja gravemente herido a Sergio Landskron Silva, de 29 años de edad.
La explosión producida en plena calle, alerta a vecinxs y policías que llegaron casi inmediatamente al lugar. En esos momentos, Sergio Landskron se encontraba en el suelo ardiendo en llamas. Es ahí cuando vecinxs intentan ayudarlo, tratando primero de sofocar el fuego para asistirlo, pero la policía impide que la ayuda se concrete, alejando a las personas y amenazándolas con ser detenidas en caso de intervenir.
Tras apartar a lxs vecinxs, la policía rocía con extintores el cuerpo en llamas, para luego acordonar el área, mientras agonizante aún convulsionaba en plena calle. La policía vuelve a alejar a los vecinos que desesperadxs y a gritos intentan ayudar, carabineros argumenta que el herido habría alertado la tenencia de un segundo artefacto explosivo.
El Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) llega al lugar tras 20 minutos y se acerca impidiendo el acceso de la ambulancia, son ellos quienes revisan el cuerpo aún con vida, descartando otro artefacto. Finalmente y tras una hora recién recibe asistencia médica y es trasladado con custodia policial a un centro de salud, donde muere a las 3:40 de la madrugada.
Desconocemos las circunstancias que llevan a este fatal desenlace, no queda claro si estaba manipulando el artefacto, si lo encontró, si lo trasladó o si la detonación ocurrió mientras él pasaba por el lugar.
Entre toda la confusión y en base a la información que existe, se puede inferir que Sergio Landskron no adscribiría a ninguna idea/práctica anárquica, pero al momento de llegar al lugar, la policía si pensaba que era anarquista y fue tratado como tal.
A Sergio Landskron lo dejaron morir e impidieron que la ayuda se concretara, dejando a la vista el sadismo uniformado. Era preferible disfrutar de su agonía en lugar de saber qué estaba ocurriendo, pasando incluso por sobre la “inteligencia” policial, obstaculizando la obtención de datos.
Como coartada médica, intentando blindarse ante posibles sumarios administrativos, señalan que daba lo mismo los tiempos de reacción de la ayuda ante el nivel de daño que presentaba el herido. Más allá de los argumentos técnicos, lo que esa noche se desató fue prolongar la agonía de lo que suponían: un anarquista agonizando en sus manos.
A ojos de la policía se encontraban ante el cuerpo moribundo de un anarquista motivando la venganza, intentando saldar viejas cuentas aún pendientes con el entorno anarquista. Cuando depende de ellos extinguir o alargar la vida, no trepidan en su sadismo, sin duda acrecentado por el reciente clima de histeria antiterrorista construido desde el poder.
Estaba en las manos de la policía cobrar la revancha por la osadía de lxs compañerxs anarquistas muertxs o heridxs en los últimos años, sin duda aquello permanece en el archivo del poder como una afrenta aún impaga.
Esa madrugada se desató la morbosidad, fotografiando el cuerpo aún vivo, para hacer circular estas imágenes a través de internet, mostrando su perversidad ante la idea de que se encontraban frente a un anarquista moribundo.
La burla y el festín hacia unx anarquista muertx se produce en la lógica de que está derrotado. Lo que no logran entender es que no hay derrota en la muerte de unx compañerx en acción, hay pérdida física, hay ausencia y un profundo dolor, pero nuestra lucha no es derrotada al momento de morir y eso que no entienden a la vez enciende su odio y desprecio.
No quedan tranquilos ante el recuerdo vivo y siempre presente de unx compañerx de acción, no soportan que siga viviendo en cada unx de nosotrxs pese a las cacerías en venganza. Detestan y aborrecen nuestra memoria.
En momentos de confusiones e información poco clara, en lugar de levantar y perderse en excusas y teorías de conspiraciones policiales, lo realmente importante es sacar lecciones: El enemigo nos quiere muertxs, y para conseguirlo pasará por sobre su propia legalidad e ideario humanitario.
Esta actitud no nos sorprende y no debería sorprender a nadie más, es una clara muestra de lo posicionado que el enemigo está en la Guerra Social… Esto debiese contribuir a abrir los ojos de quienes aun dudan del rol de los poderosos y sus lacayos.
A no perder el horizonte y la perspectiva de la guerra social. Ellos están en guerra, nosotrxs también.
Nada ha acabado, todo continua
Algunxs Anarquistas
Septiembre 2014
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Nota final del blog: Ante lo sucedido, sólo nos queda reflexionar, debatir y profundizar en la teoría para continuar afinando la práctica de cara a futuros intentos de desestabilizar la asfixiante normalidad cotidiana.
A pesar de que el e-mail de lxs compas de Noticias de la Guerra Social (a quienes como siempre agradezco su aportación al mandar la noticia) venía acompañado de varias fotografías del lugar del trágico suceso, dado que en estos dos artículos se habla de la morbosidad de los maderos y lxs sucixs carroñerxs de la prensa burguesa al fotografiar el cuerpo del joven en lecho de muerte, he decidido no contribuir a dicha morbosidad y por ello prefiero omitir las imágenes, pues opino que no son necesarias para darnos cuenta de la crudeza de este hecho.