Los compas Francesco Sala, Graziano Mazzarelli y Lucio Alberti fueron arrestados el 11 de julio por la mañana en Milán, y acusados de participar en el mismo ataque a las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV) en Chiomonte por el que ya se encontraban acusadxs lxs compas Chiara Zenobi, Mattia Zanotti, Claudio Alberto y Niccoló Blasi (quienes reivindicaron la acción en una de las audiencias del juicio).
Según informó una noticia en Contra Info, ahora, cinco meses después, los compañeros son informados de que se enfrentarán a cargos por «terrorismo», una acusación vehiculada por una orden firmada por la asquerosa fiscal Federica Bompieri. Ésta acusación no sólo agrava la situación de los compas, sino que podría conllevar su traslado a módulos de alta seguridad, mucho más restrictivos.
Terrorismo es el ordenamiento y devastación masiva del territorio para la construcción de unas infraestructuras inútiles que sólo sirven para esconder tras el desarrollo de megaproyectos grandes tramas especulativas, y para cubrir las necesidades de movilidad de una sociedad hiperactiva, cada día más obsesionada con la velocidad y las prisas, mientras los ricos se frotan las manos y grandes constructoras hacen su agosto.
Terrorismo es militarizar los valles y montes protegiendo con armas y alta tecnología de vigilancia las zonas de trabajo.
Terrorismo es echar de sus casas a la fuerza a las personas que habitan las áreas previstas para las obras.
Terrorismo son los accidentes de tren y los numerosos riesgos de toda clase inherentes al TAV y su funcionamiento, que se pasan por alto con campañas publicitarias hipócritas, disfraces «verdes» y supuestas «medidas de seguridad» que no arreglan nada (y que de arreglarlo, tampoco las aceptaríamos).
¡Todxs libres!
¡La Alta Voracidad es muerte!