Sigue a continuación un comunicado conjunto (extraído y traducido a castellano desde el inglés publicado en Insurrection News) de los colectivos antiautoritarios Asamblea Anarquista del Este e Iniciativa Libertaria de Tesalónica acerca de la lucha de las personas presas de Korydallos por obtener un sistema sanitario digno y eficaz, debido al martirio y la tortura que padecen cientos de personas presas en Agios Pavlos (San Pablo), el «hospital» dentro de la cárcel que las personas presas han rebautizado como «Kolastirio» (que en griego significa Purgatorio) y donde las condiciones son realmente deplorables (personal insuficiente, desatención médica deliberada, falta de equipamiento y de tratamientos adecuados, falta completa de higiene, superpoblación…). Esto se traduce anualmente en varias muertes, con una media de una persona presa muerta al mes (en 2016 se contabilizaron 13 muertes, y esas son las que se conocen…).
Varias presas de la cárcel de mujeres dentro de Korydallos han iniciado una huelga de hambre el lunes 27 de marzo, mientras les preses en Kolastirio han planteado también demandas. Esta movilización se encuentra con otras movilizaciones pasadas por la misma cuestión tanto dentro de las cárceles de Korydallos como en el propio «hospital», en las que el Estado griego, a pesar de «conceder» algunas de las demandas incumplió luego su palabra (como de costumbre, no nos sorprende) y mantuvo la prisión para personas con un alto porcentaje de discapacidad o para personas enfermas terminales.
Por cierto, para aquelles que aun puedan confiar en Podemos y en esa pandilla de nuevos salvapatrias progres, recordad que esta es la Grecia «socialista», «democrática» y «del cambio» de la que habla Alexis Tsipras con su partido SYRIZA.
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Las condiciones en el Hospital Agios Pavlos de la prisión de Korydallos ganó publicidad el 15 de febrero de 2014 cuando 180 prisioneres con condiciones graves, desde VIH hasta cáncer, rechazaron aceptar las raciones y medicaciones de la prisión, con el fin de protestar por las miserables condiciones.
El hospital está alojado en un sórdido y viejo edificio con infraestructuras que han estado desfasadas durante los últimos 50 años. Mientras que la capacidad de la sala se limita a 5 o 6 pacientes, hay a menudo entre 8 y 10 personas confinadas en cada sala, aumentando el riesgo de contagio. La enfermería de Agios Pavlos no está ahí sólo para proporcionar asistencia sanitaria a les 2500 internes actualmente encarcelades en la prisión de Korydallos sino que también admite a prisioneres de otras instalaciones correccionales, que son trasladades allí por las autoridades con el fin de decidir si su ingreso en un hospital estatal es necesaria. El equipo médico es insuficiente (sólo hay una habitación de rayos X y un laboratorio bioquímico) con el resultado de una limitación en el acceso al tipo correcto de servicios de cuidado de la salud para pacientes que requieren cuidados secundarios y terciarios. Sigue sin haber una ambulancia, a pesar de todos los compromisos hechos por anteriores ministros de justicia en esta cuestión. El número de doctores y enfermeras sigue siendo insuficiente y no hay personal de guardia. Además, sólo los medicamentos considerados como «críticos» están disponibles para les preses, mientras que los medicamentos contra la gripe se consideran un lujo. Otra demanda planteada en anteriores protestas sigue sin resolver: el hospital de la prisión todavía no ha sido integrado en el sistema nacional de salud de Grecia.
El hospital de la prisión aloja a muches prisioneres con discapacidad que excede el 67% y a veces el 80%, mientras que les pacientes de geriatría afrontando largas sentencias están básicamente esperando su muerte. La primera oleada de movilizaciones en 2014 fue victoriosa ya que el artículo 4322/2015 entró en vigor. Teóricamente, estos cambios legislativos crearon un marco legal más inclusivo ya que el artículo 110A dispuso que todes les prisioneres con discapacidad superior al 67% deberían ser excarcelades tras haber completado una cantidad específica de tiempo en prisión. A pesar de eso, las autoridades judiciales rechazaron persistentemente aceptar los certificados de discapacidad y ordenaron reevaluaciones de discapacidad para que ciertos detalles sobre el papel fuesen redefinidos por las autoridades competentes, con el fin de evitar concederles la liberación a aquelles más vulnerables en prisión. Los jueces literalmente anularon la ley y obligaron a prisioneres gravemente discapacitades a morir dentro de salas que parecen celdas, sin ser capaces de ofrecer una opción alternativa de cuidado sanitario debido a los recortes en personal, medicaciones y equipamiento antes mencionadas.
En realidad, fue una cuestión de elección para los jueces y fiscales no cumplir la ley ya que en un informe han caracterizado a esos cambios como “un peligro para el orden público”. El artículo 23 de la ley 4356/2015, que vino el siguiente, legalizó las acciones arbitrarias y hostiles de las autoridades judiciales y abolió todas las prestaciones beneficiosas de los anteriores cambios legislativos. Así, un marco legal progresivo alcanzado a través de las luchas de las personas presas fue instantáneamente anulado teniendo consecuencias que puedn ser medidas en pérdidas de vidas: Una media de 1 persona muere cada mes en el hospital de la prisión de Korydallos (13 muertes en 2016).
Sin embargo, el sistema de justicia usa estas leyes para el beneficio de los presos “VIP”, sus anteriores colaboradores que cayeron en la trampa de los “cazadores de corruptos”. Así, prisioneros como Tsochatzopoulos y Papageorgopoulos, políticos envueltos en escándalos financieros, se beneficiaron de esas prestaciones que aseguraron su puesta en libertad, lo que demuestra que la justicia está siempre relacionada con la clase social.
Al mismo tiempo, las mujeres en la prisión de Korydallos empezaron a movilizarse desde el lunes 27 de marzo con el fin de reivindicar el derecho fundamental a asistencia sanitaria. Sus demandas incluyen la liberación de les prisioneres que sufren enfermedades graves, un incremento del personal médico cuyas horas de trabajo hasta ahora están limitadas a unas pocas horas por semana, y conseguir nuevos equipamientos. Esta lucha fue inspirada por el caso de una mujer presa que sufre de un problema de salud grave y sólo le quedan unos pocos meses de vida, y a pesar de sus circunstancias permanece encarcelada.
Las prisiones, además de ser propicias para la perpetuación del sistema capitalista, constituyen un lugar donde una gran parte de la clase trabajadora es almacenada tras haber fallado en integrarse en el proceso de producción. La gestión de este segmento social basado en las particularidades del tiempo y las circunstancias está controlada por las necesidades específicas del Capital. Así, a veces el sistema prioriza un modelo de rehabilitación con el fin de lograr la integración de las personas presas en el proceso de producción o asegurarse los beneficios de su trabajo gratuíto. Finalmente, en condiciones como las que estamos enfrentando actualmente, este segmento de la clase obrera forma parte de un exceso de mano de obra que no tiene un valor específico para el Capital y por lo tanto las prisiones operan principalmente como «almacenes de almas» abandonadas a su destino, o incluso conducidas a la aniquilación.
Las políticas dominantes del Estado están sufriendo cambios radicales por la reestructuración del Capital. Los derechos que fueron el resultado de sangrientas luchas en el pasado, son ahora gradualmente abolidos después de su re-etiquetado como “bienestar” dado “por la bondad de su corazón”, con el fin de degradar esencialmente el significado de estas luchas y mantener el orden social. Hoy en día, que una gran parte de la fuerza de trabajo constituye de hecho un exceso, donde la resistencia colectiva de les explotades ha disminuído, nuestra clase está sujeta a un ataque masivo por los patrones: reducciones salariales, recortes de pensiones y beneficios, trabajo precario, costos de la vida más altos…
En este contexto, el segmento más devaluado de nuestra clase – les que no tienen seguro, les inmigrantes y les desempleades – no pueden cubrir los costos de sus necesidades básicas. Dentro de estas condiciones generalizadas, la parte más empobrecida del exceso de fuerza de trabajo afronta la naturaleza real de la autoridad en forma de encarcelamiento. Numeroses prisioneres son apiñades en diminutas celdas, sin calefacción ni saneamiento, con frecuentes palizas de los carceleros, mientras sus vidas cuentan “diferente” para el Estado: Tras las puertas cerradas de Kolastirio*, la prisión de mujeres o cualquier otra instalación correccional, la gente es torturada o conducida a la muerte. Las acciones de la autoridad llevadas a cabo en la oscuridad fuera de las prisiones se repiten descaradamente dentro de las cárceles.
Los problemas afrontados por les preses en la cárcel con respecto al acceso al cuidado sanitario o para ser francos su exclusión del cuidado sanitario, se reúne y está directamente conectado con las situaciones que todes afrontamos fuera de la prisión como parte del estrato social más bajo. El sistema sanitario se desmantela y se privatiza conduciendo a un aumento de los costos de la atención médica, sin recetas o con recetas parciales de medicamentos que son cruciales para la supervivencia de les pacientes y con los intentos de cobrar una cuota por citas médicas. Esta situación es incluso peor para les inmigrantes ya que las autoridades, ya que las autoridades, contrariamente a la ley, se niegan a proporcionarles números de seguridad social, lo que conduce a la imposibilidad de acceder a los servicios.
La solidaridad con la lucha de les preses discapacitades/enfermes en Kolastirio o la lucha de las mujeres presas en Korydallos por su derecho a la asistencia médica, así como la solidaridad con todas las luchas por las condiciones humanas en la prisión, por los permisos o contra las violaciones de los derechos de les preses polítiques, son un aspecto esencial de la lucha de clases.
Las luchas de les explotades y de les oprimides que resisten la embestida del Estado y del Capital, exigiendo vivir sus vidas en mejores términos, son necesarias independientemente de si esas luchas están teniendo lugar dentro o fuera de las prisiones. Son necesarias para que podamos vivir, respirar, darnos cuenta de nuestro propio potencial cuando permanecemos unides, encontrar caminos para luchas más efectivas. Pero somos conscientes de que las luchas no son suficientes porque la explotación y la opresión en todos los aspectos de la vida, las guerras imperialistas, los asesinatos y el desplazamiento de miles de personas, la destrucción de la naturaleza, las maquilas, los hospitales psiquiátricos y las cárceles constituyen elementos estructurales de un sistema basado la adquisición y acumulación de riqueza por una minoría a expensas de una mayoría. Si queremos vivir en un mundo sin todo lo anterior, entonces nuestras luchas deben conectarse con una perspectiva revolucionaria apuntando a la destrucción del Estado y del Capitalismo.
CUMPLIMIENTO INMEDIATO DE LAS DEMANDAS DE LES PRESES ENFERMES/DISCAPACITADES EN KOLASTIRIO Y EN LA PRISIÓN DE MUJERES DE KORYDALLOS.
POR UN MUNDO SIN CÁRCELES Y SIN AUTORIDAD
Asamblea Anarquista del Este
Iniciativa Libertaria de Tesalónica