Mientras Nelson Mandela recibe vítores, nadie se acuerda de Mumia Abu Jamal, 32 años sepultado por el sistema carcelario yanki y contando…

En estos días la palestra mediática fue invadida por noticias de todos los tipos sobre el fallecimiento de Nelson Mandela, de cuya lucha contra el apartheid se aprovechan ahora los poderes fácticos para llenarse la boca una vez más con discursos de integración racial. Olvidan que los mismos que en su día desplegaron sus estrategias colonialistas y su brutalidad imperialista y racista sobre el sur del continente africano son quienes ahora ostentan gran parte del poder financiero global. El capital cambia de manos pero nunca de clase. Olvidan también esos periodistas que mientras lanzan sus alabanzas a Nelson Mandela y a su noble lucha contra la exclusión de las personas negras (de la cual por otro lado sólo hablan parcialmente, pues muy poco cuentan acerca de su acérrima lucha armada contra la injusticia social y por la dignidad, y cuando tratan el tema es siempre en voz bajita, no sea que cunda el ejemplo) sus mentiras televisadas o impresas en periódicos continúan legitimando la consolidación de un Estado policial que suprime las libertades y derechos más fundamentales y que, cómo no, se ensaña con las personas migrantes, que bien por carecer de papeles o bien por, simplemente, ser de otra etnia o nacionalidad, sufren el acoso de maderos e instituciones, perseguidxs en las calles, torturadxs en los CIE’s y asesinadxs impunemente en las fronteras. Se olvidan también de que el colonialismo de ayer en Sudáfrica son las intervenciones de los genocidas de la OTAN en Afganistán, Irak, Somalia, Libia, Siria y dentro de poco Mali. Nada cambia, y la esclavitud, si bien perdió parte de su preciado terreno, no fue derrotada, aunque como ya dijeron algunos sabios, el Estado/Capital todo lo recupera y absorbe y cómo no, hay que crear mitos, desmontando su historia y presentándoles como héroes de la libertad y la democracia, para seguir con su teatrillo de igualdad y bienestar para todxs, ¡el fin de la historia lo llaman!

Ojo, no es mi intención en absoluto idealizar a Mandela. Tanto su opción de actuar como político y escoger el camino de la presidencia perpetuando las jerarquías estatistas, como el gran pastizal que su otrora precaria familia ostenta actualmente (con acciones en más de 110 empresas que van desde el sector inmobiliario hasta la minería salvaje pasando por una larga lista de corporaciones dedicadas a actividades nocivas y especulativas, y que proporcionaron a la familia Mandela una herencia valorada en más de 16 millones de dólares) revelan que, una vez más, en este mundo de mierda, tienes que estar forrado de dinero para que esos medios de comunicación-empresa multinacional controlados por el gran capital hablen bien de ti y para que en tu funeral aparezcan figuritas tan insignes como la de los príncipes de Asturias (que ahora hablan de Mandela como paradigma de la lucha contra la discriminación pero que cada 12 de octubre celebran con ostentosos desfiles militares el genocidio racista cometido en América por las tropas españolas en 1492) o el presidente Obama de EE.UU. (que llora a Mandela mientras bombardea y tirotea indiscriminadamente a civiles inocentes en Oriente Medio en nombre de la santa globalización). No obstante, tampoco caeré en el juego fácil de demonizarle, reconociendo su lucha, en un periodo de su vida, y los resultados positivos que tal lucha trajo consigo.

De todos modos, es en EE.UU. donde ahora me gustaría detenerme. En sus mazmorras, sepultado, un verdadero ejemplo de lucha contra la exclusión, contra la discriminación y contra la autoridad, Mumia Abu Jamal. El pasado 10 de diciembre se cumplieron 32 años desde su encarcelamiento, después de que la sentencia inicial (pena de muerte) fuese conmutada a una cadena perpetua por la presión ejercida por diferentes movimientos solidarios.

Tras tomarlo de Abordaxe!, reproduzco aquí el siguiente escrito difundido por el colectivo Amig@s de Mumia en México durante un acto político-cultural realizado ante la embajada estadounidense en el D.F. con motivo de este triste aniversario y de la muerte de Nelson Mandela, en un intento de impedir que los medios silencien a aquellxs activistas que de verdad lucharon y siguen luchando hasta el final:

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¿Conocen su caso?

A la edad de 27 años, el periodista conocido como “la voz de los sin voz” fue incriminado por el asesinato de un policía blanco y condenado a muerte debido a su historia con los Panteras Negras y MOVE ––dos organizaciones a las cuales el FBI y la policía política de Philadelphia habían declarado la guerra desde hacía años.

Desde diciembre del 2011, Mumia ya no tiene la pena de muerte gracias al movimiento internacional en su apoyo, pero sus enemigxs en la policía y fiscalía de Filadelfia juran que él morirá en prisión. Nuestra tarea es llevarlo a casa. Les invitamos a mostrar su apoyo por él y todas las y los presxs políticxs afuera de la embajada de Estados Unidos el lunes 9 de diciembre a las 12 del día y también a participar en las otras actividades que llevaremos a cabo durante la semana anterior.

Tras los muros, el espíritu de lucha de Mumia Abu-Jamal no se apaga; por lo contrario, es más fuerte que nunca. Desde abajo y contra el poder, escribe sobre temas que van desde las guerras imperiales hasta la educación, la historia y la música. Se solidariza con los movimientos por la justicia y la libertad en el mundo y exige libertad para otrxs presxs políticxs como Leonard Peltier, “los 9 de MOVE”, Sundiata Acoli, Sekou Odinga, Dr. Mutulu Shakur y Albert Woodfox, entre muchxs otrxs.

Uno de los temas principales de sus escritos es el sistema carcelario estadounidense que encierra más de su propia gente que cualquier otro país del mundo, en su mayoría negra y latina. En particular, Mumia ha lanzado una campaña contra el aislamiento prolongado en una celda, una forma de tortura que él mismo vivió durante casi tres décadas.

Al protestar ante la embajada de Estados Unidos, decimos NO al exporte de este sistema carcelario a México. Aquí estamos viendo la construcción masiva de nuevas prisiones con cada vez más privatización, incluyendo las prisiones de súper máxima seguridad denunciadas por presxs políticxs mexicanxs que han estado recluidxs en ellas, como lxs presxs Loxicha en Oacaxa, cuya libertad exigimos, y Alberto Patishtán, cuya reciente liberación festejamos con mucha alegría. Al salir libre, el profesor Patishtán denunció la prisión supermax en Guasave, Sinaloa, como “el cementerio de los vivos, el único penal que conozco sin atención de salud. Encierro toda la semana, con una hora al aire libre, ni un reloj, prohibido hablar, muerto todo.”

En un momento cuando el magisterio se moviliza con apoyo estudiantil y de madres y padres de familia, cuando la autonomía zapatista se extiende, y cuando nuevos grupos de auto-defensa se organizan en el país, la mano dura del Estado se siente en México bajo la tutela y financiamiento de Estados Unidos. Exigimos un fin a la criminalización y prohibición de la protesta social que ahora se hace bajo el pretexto de acabar con el enemigo de moda: “el anarquismo”.

Exigimos libertad para todxs lxs presxs políticxs de Estados Unidos, México y el mundo. Entre los más recientes que tenemos aquí en México son los del 2 de octubre –– Víctor, Salvador, Daniel, Adrián, Ilia, Iribar, Alejandro y Abraham, detenidos sin fianza en el Reclusorio Norte, y Mario González, quien lleva una larga huelga de hambre en el Reclusorio Oriente. URGE su libertad porque su vida está en peligro. También exigimos justicia para Carlos Sinuhé Cuevas, Kuy Kendall y la presentación con vida de Teodulfo Torres “El Tío”, unos compañeros que durante años apoyaron a Mumia Abu-Jamal. De poder hacerlo, seguramente estarían con nosotrxs este 9 de diciembre.

¡LIBERTAD PARA MUMIA ABU-JAMAL! ¡PRESAS Y PRESOS POLÍTICXS LIBERTAD! ¡MUERTE AL SISTEMA CARCELARIO!

Mumia a la calle

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