Grecia – Sobre la paliza propinada por 5 anarquistas miembros de la CCF al compañero Giannis Naxakis en la cárcel de Koridallos (Atenas).

El pasado 5 de enero, al menos 5 de lxs miembros encarceladxs de la organización anarquista griega Conspiración de Células de Fuego, armados con palos, dieron una fuerte paliza al también anarquista Giannis Naxakis tras tenderle una emboscada dentro de la prisión de Korydallos. Como resultado de los golpes, el compañero tuvo que ser trasladado a un hospital fuera de la cárcel para ser atendido, aunque a estas alturas ya se encontraría de vuelta en el talego, a cuya enfermería fue trasladado.

A muchxs esta noticia nos pareció extraña de buenas a primeras, al no conocer los detalles ni los motivos por los que unos compañeros habían agredido a otro de esta manera tan bestia. Por eso, y para disipar, al menos en parte, posibles dudas, dejo a continuación la carta que Naxakis emitió (y cuyo contenido habría motivado, en principio, la paliza que le pegaron) y el comunicado que estos compañeros de la CCF emitieron tras la paliza explicando su punto de vista y sus motivos para atacar a Naxakis.

Quiero dejar clara una cosa. Considero que, al no encontrarme cerca ni mantener correspondencia o comunicación con ninguna de las dos partes, no es mi cometido el hacer valoraciones ni el posicionarme, sino meramente el informar de lo sucedido para que cada unx pueda sacar sus conclusiones y buscar más información luego si lo desea. Mi postura no será expuesta ya que no cuento con información suficiente como para opinar en un caso tan delicado, y no es mi intención contribuir a alimentar la morbosa hoguera de vanidades que se puede generar en estos contextos. Simplemente difundiré las cartas de uno y otros para que sea posible conocer mejor lo sucedido y las posiciones que cada cual ocupa ante el desolador panorama resultante de esta situación.

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Carta de Naxakis.

El 3 de febrero me juzga el Poder oficial, con todos sus honores, como a un “terrorista” de turno más en Grecia. Me importan una mierda lxs que me acusan y, obviamente, no pondré un pie en el juzgado. Venimos de mundos muuuuuuuuuuuy distantes, no hacen falta análisis. En otras palabras, me cago en su justicia. Los cargos no me importan. El caso de los arrestos en Nea Filadelfia es más o menos conocido y, de todos modos, me acusan de prácticas anarquistas habituales, así que no tiene ningún sentido decir cosas que ya se han dicho mil veces.

Digámoslo de otro modo. Cuando alguien ha tirado a la basura la vida “normal” que ofrece este aburrido mundo, ¿cómo puede no cagarse en las cuestiones moralistas de restricción, como leyes del Estado y compromisos como el trabajo? Ahora, sobre el otro cargo, el de organización, apesta un poco, nada más, sólo porque yo siempre estuve contra la idea de las “organizaciones”. Son demasiado burocráticas para mi gusto anarquista. Prefiero la libertad de las agrupaciones informales o mi propia soledad para combatir lo existente.

Sobre lo más práctico del juicio, no necesito ni defensa, ni mucho menos representación, por eso, no voy a llevar testigos ni tener abogado. No necesito del espectáculo moralista de mentiras de lxs primerxs, ni de los disparates legalistas del segundo. El único movimiento legal que haré es apelar la sentencia (si me condenan y la pena no es la mínima) cuando se acabe el juicio, claramente, pensando que en las apelaciones las sentencias siempre bajan un poco.

Además, dado que más que nada el argumento que se oye, incluso entre los círculos anarquistas, de que la presencia en el juicio es de gran importancia porque nos da la oportunidad de estar en la tribuna pública del discurso es mentira, tiene que dejar de oírse, sobre todo porque, desde hace años, podemos publicar libremente los textos que queremos en Internet, accesibles para cualquier interesadx. A fin de cuentas, no tiene ningún sentido decirles lo que pensamos desde el banquillo de lxs acusadxs, mientras ellxs dan un recital de bostezos sobre su elevado sillón. Más que nada, así, estos arrogantes se sienten reafirmados existencialmente.

Por supuesto, como no me interesa el procedimiento, no hay posibilidad de yo quiera que otrxs se interesen y se reúnan, yo qué sé, por fuera de los juzgados, por algo como la solidaridad conmigo. Yo me imagino la solidaridad como una condición permanente de guerra al Poder que no se ajusta de ninguna manera a los calendarios del movimiento. La imagino como un viaje conspirativo sin vuelta atrás, hacia lugares ilegales, como una nueva lucha y, a la vez, una venganza por lxs compas muertxs y encarceladxs. Como una serie de intervenciones violentas, ruidosas y repentinas contra el suave flujo del tiempo autoritario, un enérgico e, inevitablemente, chantajista ejercicio de “presión” contra todos los jueces de la libertad, a favor de todxs lxs negadorxs cautivxs pero, sobre todo, a favor de todo el mundo de la anarquía.

Un escrito adicional por las recientes actualizaciones en las prisiones de Koridallos

Hace ya 8 meses que estoy tras las rejas y, además de la etapa obligatoria de “ajuste” en el espacio de la prisión, admito que también ha habido buenos momentos dentro de la miseria general de la historia. Momentos de desobediencia, insubordinación y ruptura con las autoridades penitenciarias a diferentes fases y niveles, individuales y colectivos. Junto a mi intento de manejar el surrealismo de la situación que supone la realidad supercomprimida de unos pocos metros cuadrados y la realización de la pesadilla diaria en la que ni siquiera puedo abrir una jodida puerta y salir de esta mierda, también hubo un ambiente que equilibraba un poco todo el escenario. Tuve la oportunidad de compartir los momentos descritos junto a buenos compas, unos viejos conocidos y otros no, una cálida comunidad de personas cuyas diferencias de percepciones no fueron un obstáculo para nuestra estrategia común de ruptura. Por lo tanto, junto a la mayoría de anarquistas del módulo A (de los que ahora estamos juntos en el módulo D), fastidiamos, provocamos, molestamos y enfadamos mucho al servicio penitenciario, el ejemplo más inmediato de Poder ante nosotros. Batallas con su propio significado especial, pequeñas claro, porque la batalla absoluta en la mente de alguien encerradx debe ser siempre la fuga.

Aquella mañana del 13 de diciembre, un típico carcelero decidió hacer un informe directo a la oficina de sargentos sobre una reacción agresiva que recibió de algunos de los compas, en la cual, erróneamente en mi opinión, le cayeron un par de tortas en el patio. Digo erróneamente por el resultado, porque creo que esas tortas se podían retenido y pasar a ser algo más fuerte en algún otro incidente más serio que habría causado, tarde o temprano, uno de estos guardias bastardos que le levantan la manita a lxs presxs. Nos referimos ahora al tipo, al carcelero Yannis Mylonas, que cuando está de servicio y todxs están encerradxs en el módulo, se saca el boli y escribe en los muros los títulos de sus canciones en YouTube, en un desesperado gesto de autoafirmación. Solo que los resultados de la búsqueda empeoran su posición. Me dolían los oídos después de este triste intento musical. Siguiendo con la escena, la oficina de sargentos inmediatamente informó a la fiscalía. Esa misma tarde, el asqueroso alto mando Vasilis Lambrakis, junto a 40 gendarmes y secretas, nos llevó en volandas a los 8 (aunque a diferentes horas) desde la oficina, y nos “repartió” por diferentes módulos de la prisión, como ya se sabe, terminando yo en el módulo D.

En realidad, esta fue una reacción normal por parte de las autoridades penitenciarias, pero con una notable cooperación de presos-cabecillas que, desde el momento en que vieron el peligro de perder sus –con todo, envidiables– privilegios adquiridos (una manera sería, por ejemplo, a través de un registro de todas las celdas, o sólo de celdas específicas aparte de las nuestras; algo exagerado pero no improbable, como una estrategia de la maldita prisión para crear fricciones internas entre lxs presxs, en la lógica del divide y vencerás), corrieron a acordar con el servicio que estos chicos malos anarquistas se piren de la zona. Obviamente, la conclusión tras esto, es que los privilegios del módulo A están inseparablemente ligados a la calma del módulo. Por supuesto, a decir verdad, todo esto más o menos se esperaba. En relación con la opresión por parte del servicio penitenciario, un posicionamiento determinista se ajustaría absolutamente a la descripción de la situación. Es decir, nada raro, pues como dije, estuvimos siempre en contra, en contra y en contra, mientras las pequeñas acciones/experimentos dentro de un ambiente extraño y pasivo aumentaban con progresión geométrica. Con precisión matemática nos encontramos –más allá de la distancia– básicamente trasladados, y en unos pocos días probablemente imputados con castigos disciplinarios. Para mí, un castigo disciplinario de hasta 2 años lo puedo asumir porque no me cuesta nada (a menos que algo extremo suceda con los resultados del juicio). Lo descrito anteriormente son todos momentos arriesgados e incómodos, pero también un recordatorio a nosotros mismos de quién coño somos, dentro de esta (por lo demás) asimilativa y repetitiva cotidianeidad, dentro del clima generalmente podrido por las palizas raciales, las jerarquías, los complejos homófobos y el machismo abundante de la mayoría de los presos.

Y aunque no me sorprendió la actitud despreciable de muchos presos, porque no esperaba nada mejor de los grupos cerrados –informalmente o no– y jerárquicos, como los creados en el módulo A, muchos de ellos procedentes de países de la antigua URSS, muchos de los albaneses y los bravucones, no escondo que me chocó cuando otro grupo organizado, el de la Conspiración de Células del Fuego, comenzó a posicionarse en contra de nuestra actitud antiautoritaria. Me gustaría mucho creer que esto sólo representa a las mismas personas que he oído expresándose de manera hostil antes, pero desafortunadamente no puedo, juzgando también por cómo se mueven generalmente. Así que la culpa es colectiva. La razón por la que digo esto son los recientes “comentarios” (los que lo necesitan saben a qué me refiero) que hicieron sobre los recientes acontecimientos y la huelga de hambre/sed de los chavales, que muchos son idénticos a las cosas que nos dijeron en discusiones repentinas durante los últimos meses. Y dado que estas son cosas serias, cuando dices abiertamente “estas movidas que causáis son inútiles en la cárcel”, teniendo en consideración los comportamientos autoritarios y la actitud general de los últimos meses, junto con su intento estresante de transmitir exagerados escenarios alrededor de las consecuencias de una ruptura con el servicio penitenciario, pues joder, quedarás expuesto. Asco. Personas que dejaron su propia huella en la historia de la guerra contra lo existente, algunxs con largas condenas y otrxs esperando por las que estén por caer, personas a las que yo siempre defendí ante las calumnias de los bocazas anarcofóbicos –y continuaré haciéndolo allá donde haga falta– cayeron ante mis ojos. Si permaneciesen en una actitud neutral, es decir, distanciarse y preocuparse de sus propios asuntos, yo me mantendría en un nivel de sorpresa, como cuando entré por primera vez y no estaría molesto como ahora. Pero ninguna excusa –no importa lo buena que sea– es suficiente para tapar la vergüenza de contraponerse, usando enfermas tácticas de difamación, a los que son casi los únicos que hacen directa –aunque no sea gran cosa– la ruptura con el régimen de la prisión.

El incidente con el guardia, por lo tanto, fue la razón de los esperados créditos finales de mi breve paso por el módulo A de las cárceles de Koridallos. Del módulo A, nunca olvidaré la intensa movilización de algunos presos que siempre se veían en la oficina de los sargentos, especialmente, tras algún pequeño jaleo en el módulo. Desafortunadamente, este fue el único tipo de “movilización” de presos que vi desde que estoy en prisión, porque por supuesto las protestas que tuvieron lugar en el módulo A, a parte de una que llevamos a cabo con los compañeros y 2 o 3 personas más sin ninguna participación real de los otros presos, no cuentan para mí, ya que siempre se hicieron después de un… acuerdo con el sargento de turno. Lo único seguro es que tras este movimiento represivo muchas cosas cambian. Cómo marcharán las cosas de ahora en adelante es algo que nos toca responder a nosotrxs. Me despido por ahora…

Yannis Naxakis,

Módulo D de las prisiones de Koridallos.

3/1/2014

PD 1: Honor a Sebastián Oversluij Seguel que el 11/12/13 cayó asesinado, durante un atraco, por las balas de un guarda de seguridad, en Santiago de Chile.

PD 2: Fuerza al huelguista de hambre Spyros Stratoulis [Spyros finalizó su huelga de hambre el 10/01/2014].

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Carta de los miembros presos de la CCF al respecto de la paliza a Naxakis el 5 de enero.

No es la primera vez que un ataque de lodo y calumnias se dirige contra la Conspiración de Células del Fuego. Algunos, a través de mentiras en nuestra contra, buscan obtener reconocimiento y engañar su inexistencia. Esto es lo que Yannis Naxakis hizo. Yannis Naxakis no es más que un miserable impostor. No hay mucho más que decir sobre este sujeto.

Copiando citas del discurso antijurídico y añadiendo un poco de estilo machirulo, intenta crear la imagen de un supuesto anarquista. En realidad, se mueve siempre en los límites del beneficio personal y la comodidad.

Tal y como escribe él mismo: “Para mí, un castigo disciplinario de hasta 2 años lo puedo asumir porque no me cuesta nada (a menos que algo extremo suceda con los resultados del juicio)”.

Vende, pues, revolucionarismo allí donde le conviene. Y para mejorar un poco su imagen ante lxs compañerxs del extranjero, que no saben de su insignificancia, escribe que apoya a las formaciones informales. Pero, ¿qué relación puede tener un mentiroso y calumniador con la insurreccionalidad de una organización anarquista informal?

A continuación, critica a sus compañeros por la paliza a un carcelero, siendo su objetivo final distanciarse, mediante un planteamiento político artificial sobre lo ocurrido. Su comportamiento dentro de la prisión ha sido muy irónico hacia personas y situaciones (aparte del servicio penitenciario), aprovechándose del asilo informal que le ofrecimos.

No fueron pocas las veces que escapó de un par de hostias y humillaciones gracias a nuestra intervención (no de los carceleros, sino de otros presos).

Le habíamos explicado repetidas veces que la prisión no es un circo para jugar y pasarse de listo. Hubo luchas de sangre y fuego para ganar cosas dentro de las cárceles y los demás presos respetan a lxs anarquistas, mientras que la autoridad penitenciaria les teme por las represalias que puedan ocurrir fuera de los muros. Sin embargo, él se comportó más como un niño malcriado que como un “preso amotinado”, como a él le gusta autodefinirse.

La valentia y la insurreccionalidad se notan siempre en las acciones y no en las palabras.

Su crítica hacia nosotrxs, pues, se basa en falsedades y castillos en el aire. Este sujeto quiso hacer ruido alrededor de su nombre en vistas a su juicio y para fortalecer la histeria anti-CCF que prospera hoy en día. Por supuesto, los jueces y los maderos no son indiferentes cuando alguien, poco antes de su juicio, lanza injurias contra la misma organización informal de la cual él está acusado de formar parte. Especialmente cuando este alguien es un impostor con nombre y apellido: Yannis Naxakis.

Usando un lenguaje ofensivo de vaguedad y confusión en su carta (refiriéndose a algunos comentarios anónimos en Internet sin decir cuáles son y diciendo simplemente que “los que lo necesitan saben a qué me refiero…”) termina desatando un torrente de insultos y ofensas contra nosotrxs (asco, desprecio, comportamiento y actitud autoritaria). Ni una referencia a cualquier suceso real.

Y si el pretexto para su recital de mentiras fueron los recientes acontecimientos de su traslado al módulo D, ¿cuáles son los hechos reales y, sobre todo, cuándo empezó la CCF a “a posicionarse en contra de (su) actitud antiautoritaria”? Queremos hechos, no insinuaciones de suciedad y lodo. Todxs lo saben, amigxs y enemigos, que cuando queremos decir algo, lo decimos abiertamente y en público. Quizás, por eso, a menudo seamos desagradables para algunos, pero nunca mentirosos.

Es ridículo, incluso para el mayor impostor, pensar siquiera que no estamos de acuerdo, en general y vagamente, con la paliza a un carcelero, es decir, a alguien que encierra a personas. Ya lo hicimos una vez (en el intento de fuga) y, pronto, empezará un nuevo juicio contra nosotrxs por todo este caso. Así que no hablemos de lo obvio (de lo bonito de arrugar un uniforme) porque tendríamos que hablar también de diferentes estrategias. De la estrategia de golpear al adversario para poder escapar y la estrategia de pegarle porque “viola la intimidad de tu espacio (de tu celda)”. No queremos comparar estas dos estrategias con criterios de superioridad, considerando una más importante que la otra, pero las separamos la una de la otra. Esta separación la mostramos a través de nuestra postura. Además, lo más importante es que sabíamos que no les tocaron ni un pelo a los involucrados en el incidente y le dejamos claro a la administración que en caso de lo contrario, habría problemas. Entonces, ¿cuál es el jodido tema?

La caída maliciosa e impostora de Naxakis llegó al punto de inventar hasta “sucias” estrategias entre los cabecillas de los presos (entre los que, claramente, él decia que nos incluye) y la dirección de la prisión, relativos a la inmunidad en los registros de las celdas. Todxs saben que ha habido repetidos registros en nuestras celdas, tanto de carceleros, como también de las fuerzas de la EKAM (unidad antiterrorista). Aquí parece que los límites entre la estupidez y el chivateo inconsciente se enmarañan.

Si alguien llega al punto de creer que su estrategia ha fallado, es mejor que empiece a pensar por sí mismx y no a buscar enemigos imaginarios para echarles la culpa. Además, no hace daño una autocrítica al imaginario de la comunidad ilegalista de lxs presxs que unx puede tener en mente. Y si vuelve a creer que su estrategia es un éxito, que la continúe hasta el final, lejos de aquellxs con lxs que no está de acuerdo o que no le gustan por sus propias razones.

No tenemos problema con la crítica pública. Aunque sea mala, dura e intensa. Pero eso presupone la existencia de argumentos, aunque discrepemos con estos. A los textos respondemos con textos. Igual que hicimos en el caso de Michailidis y Politis y la crítica imprecisa (según nosotrxs) que nos hicieron y su correcta detección de la vaguedad que usamos en un texto (pero claro, sin insultarles ni calumniarles nunca, como hizo Naxakis). Por eso, pues, aunque Michailidis estuvo presente en la paliza a Naxakis, no le tocamos, sino que sólo le repelimos para que no interfiriera.

Además, el momento que unx elige para hacer su crítica también es importante, aunque sea polémica e insultante como en el caso en que atacamos nosotrxs (con palabras) a Kostas Sakkas y su “huelga de hambre”. Nuestro texto se publicó después de que todo el proceso hubiese terminado y con la persona específica excarcelada, y lo que se escribió, se esté de acuerdo o no, estaba basado en hechos concretos. Pero cuando alguien, llega al despreciable punto de calumniar a otras personas en público, caracterizándonos de manera infame, sin citar ni un hecho real, entonces, las cosas cambian.

Cuando todxs saben que en nuestra contra se ha aplicado todo tipo de arbitrariedad jurídica (prisión preventiva de tiempo indeterminado por 36 y 38 meses, instigación, persecuciones en el extranjero, decenas de años de condena), cuando todxs saben que durante los años que llevamos en prisión nada nos fue regalado, sino que tosimos sangre y soledad con traslados disciplinarios en todas las cárceles (el compa Giorgos Polydoros ha sido trasladado a 5 prisiones diferentes en un periodo de 6 meses por castigos disciplinarios y muchxs de nosotrxs a 2-3 prisiones diferentes), con enfrentamientos con carceleros (prisión de Domokos), con aislamientos (Olga Ekonomidou ha pasado 50 días en aislamiento en la cárcel de Davata), con huelgas de hambre, movilizaciones (incluso si algunas no fueron gran cosa), con un intento de fuga.

Cuando todxs saben que casi ningún anarquista que ha entrado en la cárcel, desde que nosotrxs estamos aquí, nunca le hemos dejado solo, incluso si estaba en otra prisión (y si quieren que lo nieguen, incluso aquellos a quienes ya no les gustamos), y siempre procuramos que no tenga problemas, poniéndole en contacto con otros presos, para que le ayuden y no le falte de nada.

Cuando todxs saben que puede ser que no seamos lxs más cortesxs, y puede ser que no tengamos las mejores maneras, pero hemos ayudado, casi diariamente, a incontables presxs con temas relativos al servicio penitenciario y con las dificultades materiales de la vida diaria en la cárcel.

Cuando todxs saben que el respeto y las amistades que nos hemos ganado aquí, han sido por lo que somos y no porque fingimos o jugamos a ser los cabecillas.

Cuando ni nuestros peores enemigos (maderos, jueces, periodistas) se atrevieron a calumniarnos como lo hizo Naxakis, entonces la dialéctica ACABA y sólo hay sitio para la VIOLENCIA ABSOLUTA.

Nunca hemos dado explicaciones ante los tribunales del enemigo, y ahora llegamos al punto donde tenemos que dar explicaciones por las porquerías de este despreciable.

Habiamos elegido contener nuestra violencia dentro de cárcel y expresarla solamente contra el enemigo y los tiranos de nuestras vidas. Este es nuestro deseo.

Pero Naxakis, con ese asqueroso papel de mierda que escribió, nos hizo violar este acuerdo que teniamos con nosotrxs mismxs. Nos calumnió, nos insultó y difundió en público increíbles mentiras sobre nosotrxs. Este es el motivo por el que le partimos la cabeza en el pasillo de la prisión. Para que se acabe esta decadencia pública. Las elecciones y las estrategias que no encajan entre si, que mantengan distancia. No hay nada correcto o incorrecto, todo es subjetivo. Lo mismo vale para la crítica. Pero quien elige la calumnia, la mentira y el insulto a fin de manchar nuestra historia, nuestros valores, nuestra personalidad y nuestra trayectoria de lucha no tendrá el mismo fin que Naxakis. Esta vez acabaremos con él de manera definitiva… Para poner fin a la sífilis de la introversión, que nos envenena, alejándonos del ataque real.

La mentira es el lenguaje del enemigo y del Poder.
Atrás mentirosos, adelante compas.
Por la nueva anarquía y el nihilismo.
Conspiración de Células de Fuego – FAI/FRI (Núcleo de miembros presxs).

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