El 15 de octubre de 2011 tuvieron lugar movilizaciones en todo el mundo, dentro de un nuevo espectáculo movimentista de tipo ciudadanista y reformista. En algunas ciudades, sin embargo, la náusea dejó paso al vómito y las domesticadas convocatorias fueron desbordadas. Una de esas ciudades fue Roma, donde tuvieron lugar unos fuertes disturbios que sacudieron y destrozaron los símbolos y estructuras del mercado y el capital que día a día nos roban y ahogan, además de atacar a los policías (y a los ciudadanos-policía, que son incluso peores que los maderos) que protegían esos objetivos.
La jornada se saldó con varixs detenidxs, algunxs de lxs cuales pasaron ya por prisión, otrxs estan pendientes de juicio, otrxs están ya cumpliendo otras medidas cautelares y esperando nuevos procesos etcétera. Una de esas personas es Francesco, un compa que se encuentra en arresto domiciliario desde hace 9 meses, y que espera un juicio en el que se le acusa junto a otras personas de Devastación y saqueo (además, algunxs de lxs imputadxs también son acusadxs de resistencia a la autoridad ¡y hasta de intento de homicidio!). Devastación y saqueo es una jugada jurídica que se emplea para poder aplicar un crimen específico a una persona detenida en una situación caótica donde resulta muy complicado identificar a quien ha cometido cada una de las infracciones. Por ejemplo, si alguien participa en una manifestación de miles de personas donde todxs van con el rostro tapado y en esa movilización se arrasan varios comercios de multinacionales y sucursales bancarias, y se da la mala suerte de que esa persona es arrestada, da igual que puedan demostrar o no que esa persona ha causado alguno de los desperfectos, porque le imputarian Devastación y saqueo por el simple hecho de haber sido detenida en ese contexto y de ese modo criminalizan a aquellas protestas que realmente plantan cara frente a la docilidad obediente que les gusta encontrarse a quienes se lucran de nuestras miserias.
A continuación dejo una carta escrita por el compa Francesco desde su arresto domiciliario, sobre la represión el 15 de octubre y su situación.
Extraída de Contrainfo.
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Soy Francesco, me encuentro en arresto domiciliario desde hace ya 9 meses por los hechos sucedidos en Roma el 15 de octubre de 2011, durante las más o menos largas jornadas transcurridas entre los muros de casa he podido reflexionar mucho sobre la represión y comprender, mayormente, lo importante que es la solidaridad y lo poco que se necesita para llevarla a cabo.
Aunque lleguen solo un par de líneas sobre el papel de un amigo o de un/a desconocidx o un saludo desde el callejón de debajo de casa llenan el corazón y dan fuerza para seguir hacia delante y resistir, por eso quiero agradecer a todxs lxs que han estado a mi lado y sin lxs que, de verdad que no sé cómo, lo habría conseguido.
Ya son bastantes las condenas impuestas por aquella jornada y, en septiembre, comenzará de nuevo el proceso, derivado del tercer bloque de investigaciones, en el que otras 17 personas estamos imputadxs, todxs acusadxs de devastación y saqueo y, algunxs, de resistencia e intento de homicidio.
Con penas que van de los 8 a los 15 años de reclusión, el Estado quiere convertirnos en verdaderos espantapájaros, ejemplo de lo que le sucede a quien ose alzar la cabeza y rebelarse contra este sistema podrido e infame. Así sucede también en el Valle de Susa con registros, medidas cautelares que prohíben la entrada al territorio y arrestos dirigidos a la gente del valle y a lxs compañerxs más presentes y activos, operaciones que tienden a apagar la fuerza del ánimo de un movimiento popular que vive desde hace más de 20 años.
Pues, bien, yo no quiero ser el espantapájaros de nadie, al contrario… convencido del hecho de que la mejor defensa es el ataque y que hay que responder golpe tras golpe a la represión, la reacción justa es continuar luchando con más determinación y rabia con cada arresto, y pensar en lxs presxs como compañerxs a lxs que hay que liberar y no como ejemplos de lo que puede suceder luchando… ser conscientes de los riesgos quiere decir aceptarlos, quizá con temor, ¡pero sin tenerles miedo!
Mi situación de cautiverio actual la vivo como una fase, un período de reforzamiento interior contra el sistema al que me opongo intentando continuar combatiendo como puedo, seguro de que no me invaden ni el remordimiento ni el arrepentimiento, sino la rabia y la determinación para continuar luchando.
Un pensamiento especial para mi amigo y compañero Albe, reprimido también con el arresto domiciliario por haberse opuesto a la devastación, al saqueo y a la militarización del Valle de Susa, ¡espero que nos veamos pronto entre callejas y veredas!
Toda mi solidaridad para lxs presxs en las casas, en las cárceles y en los CIEs, con lxs presxs en lucha y con lxs que siguen rebelándose en las calles, valles y ciudades…
No hay mejor solidaridad que la acción directa.
Todos los días son 15 de octubre.