Recojo, traduzco a castellano y difundo a continuación el siguiente comunicado por el que algunes anarquistas anónimes reivindican el incendio de un coche propiedad de Implenia en Schmitten, Suíza, con el fin de atacar a la empresa y señalarla por estar implicada en los trabajos de ampliación de Bässlergut, un centro de internamiento para personas extranjeras en Basilea.
Recordemos que este no es el único ataque llevado a cabo recientemente contra los intereses de Implenia, que durante los últimos meses ha estado en el punto de mira. En el pasado verano, mes de junio de 2017, otro vehículo de su propiedad fue pasto de las llamas en Zurich, mientras que en octubre ardieron dos vehículos más (furgonetas de reparto) en el distrito 5 de la misma ciudad (de esta noticia no encontré comunicado, pero fue listada por la prensa aquí). Por último en el pasado mes de noviembre de 2017 se llevó a cabo en Berna un ataque incendiario que destruyó varias máquinas de construcción.
—————————————–
En la noche entre el 14 y el 15 de enero se colocaron y prendieron mecheros en los neumáticos de un vehículo propiedad de la empresa de construcción Implenia en Schmitten (cantón de Fribourg).
«Otra vez los vándalos de la extrema izquierda»
Sea cual sea la etiqueta que quieran adherirnos, sólo están tratando de distraernos de lo que queremos transmitir realmente. Somos un grupo de amigues que estamos hartes de aceptar pasivamente los mecanismos de opresión que gobiernan y devastan el mundo. Con frecuencia debatimos sobre lo que nos perturba y qué es lo que podemos hacer para oponernos a ello.
«¡Vamos! ¡Sólo es otro mero acto de vandalismo!»
El hecho de que decidiésemos atacar a Implenia no llegó por casualidad. Implenia es una de las compañías más importantes implicadas en la ampliación de la prisión para personas extranjeras de Bässlergut en Basilea.
Ya no toleraremos más el hecho de que las empresas se lucren encerrando y deportando a la gente.
En cualquier caso estamos muy enfadades. Poco importa si tenemos 15, 25, 45 o 75 años, esto no cambia el hecho de que no podemos y no queremos vivir sin hacer nada, con esta rabia en nuestro interior.
¿Cómo podríamos ser de otro modo si fuimos separades de nuestres amigues que fueron deportades o «devueltes fuera de las fronteras» como dicen en su jerga política?
Estamos rabioses con todo aquello que acepta y apoya esta mierda y con aquelles que como Implenia se benefician de ello.
No queremos resignarnos o conformarnos con las reglas ni tampoco queremos hacer como si esta realidad no existiera. Queremos expresar nuestra rabia y oponernos a la dominación de una forma activa.
«Pero acciones como esta no llegan a nada. ¿Qué estáis intentando lograr exactamente?»
Las acciones directas como esta son uno de los muchos medios para desafiar la imagen pública de las empresas apuntando a sus coches, bulldozers y terrenos. Si son el objetivo del sabotaje a todas horas en todas partes, pronto no serán capaces de mostrar sus señales en todas partes. Menos espacio para sus anuncios = Menos beneficios.
Además las empresas son obligadas a gastar más dinero en reparaciones y en la compra de vehículos nuevos. Sufren pérdidas de beneficios porque ya no tienen coches, bulldozers y otros vehículos.
Tristemente en la sociedad no hay una crítica del sistema carcelario y de la maquinaria de deportación como un todo. Los medios de comunicación despotrican sobre las noticias y hacen sensacionalismo, pero no mencionan ninguna crítica en profundidad. Nos gustaría poner fin a todo esto y mostrar que muchas cosas importantes están sucediendo con muchas acciones directas. Otras formas de acción también son parte de la resistencia contra el mundo de la opresión y no son ni más ni menos importantes. Tal vez la campaña mediática construida en torno a estas acciones directas arroje algo de luz sobre la gama de acciones de resistencia, pequeñas y grandes, pacíficas y combativas.
Finalmente, por supuesto, esperamos que las empresas que participan en trabajos de construcción como éste de Bässlergut en Basilea, la sede policial en Zurich, los campos federales y otras prisiones teman por su imagen y beneficios y pierdan sus contratos.
«Pero estamos bien aquí, ¿por qué estáis gimiento todo el tiempo?»
[…] Porque incluso en la «bella y perfecta» Suíza, mucha gente está realmente en la mierda. Sólo que su sufrimiento a menudo es invisible. Por ejemplo en el último año una docena de personas murió en prisión, con frecuencia tras episodios de autolesión, lo cual es ejemplar del grado de desesperación de les prisioneres. Aquí va una lista, ciertamente incompleta:
-
En noviembre un hombre de 61 años se suicidó en la prisión regional de Thun.
-
El 7 de diciembre un joven de 21 años se suicidó en la prisión regional de Berna.
-
En febrero dos personas se suicidaron en la prisión de Muttenz, cerca de Basilea.
-
En junio un joven de 29 años se suicidó en la prisión de Champ-Dollon en Ginebra.
-
En julio un hombre se ahorcó en la prisión de La Croisée, cerca de Orbe.
-
En septiembre un preso se negó a volver a la celda tras su hora en el patio de ejercicios de la prisión de Bochuz, se subió al tejado y amenazó con suicidarse. Luego fue contenido por los carceleros y puesto en confinamiento solitario y destrozó la celda en el mismo día.
-
El 24 de octubre un joven de 23 años murió en la prisión de Blecherette en Lausanne en circunstancias sospechosas.
-
El 25 de octubre un hombre de 61 años fue encontrado muerto en la prisión de Farera en Ticino.
Esta lista es muy dolorosa y ciertamente está incompleta. Pero muestra una brutal continuidad y que es importante rebelarse contra el sistema carcelario. Por ejemplo, atacando a aquellos que construyen las prisiones.
¡Por un mundo sin tanta opresión y dominación como sea posible!