Desde Galiza nos llega este panfleto que han editado en formato A5 para imprimir y distribuír, y que contiene un texto en solidaridad con las protestas de migrantes en los CPR italianos. El panfleto (en galego) se puede descargar en PDF pinchando aquí. Nosotres dejamos traducido el escrito:
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«Algún día nosotros también seremos cimarrones…»
El pasado 21 de julio, en el CPR de Corso Brunneleschi, en Turín, se produjo una fuga. Un chico consiguió huír, mientras que otras muchas tanto de la zona roja como de la zona amarilla también trataron sin éxito de reconquistar su libertad. Unos días antes, otros 2 jóvenes migrantes presos en ese mismo centro se subieron al tejado donde se declararon en motín contra la ausencia de atención sanitaria y las malas condiciones de las celdas. A comienzos del mismo mes, 13 migrantes más huían del CPR de Ponte Galeria, en Roma, saltando el vallado exterior.
No olvidamos las protestas ocurridas en el CPR de Bari el 15 de diciembre de 2018, cuando la policía italiana reprimió con gran dureza una tentativa de fuga masiva y, en respuesta, las prisioneras prendieron fuego en las celdas, rompieron las tuberías inundando los pasillos y vandalizaron documentos y oficinas. Recordamos las revueltas en el CPR de Palazzo San Gervasio, en Potenza, el mismo día, cuando las migrantes atacaron a la policía y destrozaron las celdas para tratar de parar la deportación involuntaria a Nigeria de 6 de sus compañeros.
Los centros de detención para personas migrantes indocumentadas fueron siempre escenarios de conflicto, y no solo en Italia. De Bélgica a Francia, de España a Grecia, la resistencia siempre brota incluso en las tinieblas del encierro. La resistencia es vida, dicen las compañeras kurdas. Para nosotras, hijas del privilegio social y racial de haber nacido en la metrópoli occidental, resulta imposible comprender en su totalidad el sufrimiento y la desesperación de aquellas que se ven forzadas a migrar a causa de los reversos del imaginario de nuestra propia economía de explotación y miseria, pero sentimos los latidos del corazón acelerando y los ojos llenos de lágrimas de rabia y complicidad cuando sus deseos de libertad resuenan con los nuestros.
Está la Fortaleza Europa, con sus fronteras hiperequipadas, cámaras de CCTV con sensores de movimiento, vallas de concertinas, patrullas de la FRONTEX, leyes migratorias xenófobas y controles policiales por perfil racial. Pero también está, más allá del control y de la ley, un mar salvaje de posibilidades y miles de desposeídas dispuestas a cruzarlo arriesgando, qué ironía, la misma vida que solo pueden encontrar en la travesía. Nosotras estamos con ellas, claro, cómo no íbamos a estarlo…
Solidaridad con las fugadas y amotinadas.
Contra vuestro mundo de cárceles, las fugas, las revueltas, los sueños…
Unas anarquistas