Algunos apuntes críticos sobre la contrainformación y la responsabilidad

El siguiente escrito pretende ser un toque de atención personal para algunxs compañerxs que ya sea a titulo individual o como parte de proyectos contrainformativos compartidos han mostrado una forma de tratar la información recibida/difundida que a mí, al menos, me parece merecedora de una crítica, por supuesto con una intención sana y constructiva. La crítica por tanto no busca desmotivar o molestar a estxs compañerxs, e incitarles a dejar de aportar en la difusión de las noticias y voces relacionadas con la lucha anarquista, sino más bien invitar a la reflexión y a tomarse más en serio su labor.

Recientemente, con motivo de las condenas de 115 años que lxs miembros presxs de la Conspiración de Células del Fuego en Grecia recibieron como adagio final de su juicio por el plan de fuga frustrado, algunas personas y blogs de contrainformación difundieron las informaciones de una manera que me gustaría ahora revisar y discutir, pues me parece totalmente errónea y una falta de consideración hacia lxs propixs compañerxs. En concreto, mi deseo de pronunciarme al respecto viene tras ver el post al respecto publicado en el blog Ruptura Colectiva (aquí). Las razones las enumeraré a continuación.

En primer lugar, el titular introduce la noticia diciendo «Condenan a 115 años de prisión a jóvenes anarquistas en Grecia; el gobierno de Syriza los acusa de “terroristas”». Bien, hasta aquí todo correcto. No obstante, la noticia se encuentra encabezada, a modo de imagen de portada, por una fotografía de los compañeros Nikos Romanós, Andreas-Dimitris Bourzourkos, Giannis Michailidis y Dimitris Politis, anarquistas detenidos en 2013 por su implicación en el doble atraco a bancos en Velvendós, Kozani, acción por la cual los cuatro asumieron la responsabilidad política desde el primer momento de su detención. Los compañeros fueron condenados, a su vez, a duras sentencias en octubre de 2014, hace ya casi dos años, junto a los compañeros Fivos Harisis y Argyris Ntalios, los cuales pese a negar los cargos fueron también sentenciados como presuntos participantes en los robos a los bancos. Sin embargo, estos 6 compañeros mencionados no tuvieron NADA que ver en el caso del plan de fuga de la CCF, y por tanto me pregunto: ¿Por qué es su fotografía la que encabeza esa noticia? Esto sólo genera confusión.

Si empezamos a leer la noticia, dice:

«El pasado viernes 8 de julio el tribunal inquisidor de la Troika con la jueza Asimina Yfanti, en un juicio armado con acusaciones falsas y pruebas montadas, condenó a los jóvenes rebeldes Gerasimos Tsakalos, Christos Tsakalos, Giorgios Polidoros, Olga Ekonomidou, Theofilos Mavropoulos, Panagiotis Argirou, Giorgos Nikolopoulos, Michalis Nikolopoulos, Damiano Bolano, Haris Hadjimihelakis a 115 años de prisión. La compañera Angeliki Spyropoulo fue sentenciada con 28 años de prisión. Christos Rodopoulos, fue sentenciado con 75 años de prisión. Christodoulos Xiros fue sentenciado a 65 años en prisión. A los demás acusados y a los familiares de los presos les dieron sentencias que van desde los 6 años hasta los 28.»

Bien. Yo, a pesar de todo, soy partidario de señalar cuándo el Estado utiliza pruebas falsas, invenciones y fabulaciones para encarcelar a nuestrxs compañerxs por actos que ellxs no han cometido. No desde una lógica victimizadora, sino simplemente con la intención de indicar y poner de manifiesto las estrategias represivas del Estado, lo cual considero que puede servirnos para desarticular el hipócrita discurso de su «Justicia». No obstante, y aunque yo no pretendo hablar por ellxs (no tendría sentido, pues unx sólo puede hablar por sí mismx y por lo que conoce), lxs compañerxs de la CCF han dejado bien claro en sus comunicados, cartas y reflexiones publicadas en distintos blogs de contrainformación y editoriales que asumían toda la responsabilidad política por el plan de fuga, reconociendo sin rastro de arrepentimiento que había escondrijos, armas, explosivos y coches robados preparados para ser usados en un intento de asaltar la prisión para liberarles. Por lo tanto, me parece un error muy importante decir que en este caso el juicio contra lxs compañerxs de la CCF, sus familiares (Athena Tsakalou, madre de los hermanos Gerasimos y Christos Tsakalos, Evi Statiri, pareja del compañero Gerasimos Tsakalos y Christos Polydoros, hermano de Giorgos Polydoros)  y sus cómplices y ayudantes (Fabio Dusko, Angeliki Spyropoulou, Christos Rodopoulos y otrxs compañerxs) «se ha montado con acusaciones falsas y pruebas montadas». Lxs compas han reconocido, sin querer por ello aceptar la categoría de «culpable» que otorgan jueces/zas y fiscales, los actos de los que se les acusaba, ¿por qué entonces esa obsesión casi patológica por presentar a lxs compañerxs anarquistas presxs como pobrecitas víctimas de los montajes y las fantasías represoras del Estado? No me malinterpretéis, cuando efectivamente se trata de montajes desde mi punto de vista es importante señalarlo y denunciarlo públicamente, pero hablar de montajes cuando resulta obvio que NO es el caso y cuando lxs compañerxs han desterrado todo asomo de victimismo al asumir la responsabilidad y reivindicar los hechos tanto desde las celdas como en el propio juicio, me parece una falta de respeto hacia ellxs, y un flaco favor a la consistencia e integridad de las luchas anarquistas de características ofensivas/insurreccionales.

La desafortunada noticia continúa explicando «Con estas brutales condenas buscan escarmentar a todos los trabajadores y jóvenes que salen a luchar enfrentando los planes de miseria, hambre y represión de la Troika. Es un ataque a toda la clase obrera, la juventud rebelde y los luchadores de toda Europa para que nunca más se levanten contra sus gobiernos y regímenes de explotación imperialistas y sus instituciones».

La interpretación en su fondo no es errónea. Efectivamente, con cada condena ejemplificadora aplicada a luchadorxs anarquistas armadxs no tratan sólo de acobardar y paralizar a aquellxs anarquistas que puedan haber pensado en hacer suya también esa opción y pasar a la ofensiva, con o sin vuelta atrás, sino que también pretenden enviar un mensaje al común global de todas las fuerzas antagonistas que desafían los planes de la Troika y el proyecto neoliberal en general. No obstante, las distancias entre lxs compañerxs de la CCF y otras luchas populares ha quedado más que claro en sus aportaciones y reflexiones al respecto, que no citaré porque son abundantes, pero que se pueden leer revisando los escritos y textos de lxs compañerxs, algunos de ellos editados en formato fanzine, libro etc. Por tanto, meter en el mismo saco de este modo a lxs miembros de la CCF y a «a todos los trabajadores y jóvenes que salen a luchar enfrentando los planes de miseria, hambre y represión de la Troika. (…) a toda la clase obrera, la juventud rebelde y los luchadores de toda Europa» me parece poco honesto o, al menos, falto de exactitud. Una vez más, no pretendo hablar por lxs compas, y tampoco digo con esto que las acciones de la CCF no puedan formar parte de un proyecto generalizado de lucha contra la implantación de medidas de austeridad y desangrado económico aplicadas por la Troika en Grecia y en el resto de Europa, pero para cualquier persona que se haya molestado en profundizar en los discursos y prácticas de la CCF debería haber quedado clara la distancia en los objetivos reales de cada lucha así como en los propios planteamientos teóricos y prácticos de las mismas.

Tampoco me parece honesto hablar de lxs compañerxs de la CCF como parte de una lucha «de la clase obrera» o del «conjunto obrero», pues al margen de la postura que cada cual pueda tener sobre la lucha obrera (y no es mi intención desmerecer el esfuerzo e importancia de muchas de esas luchas a día de hoy, ¡ojo!), la posición de lxs compañerxs de CCF al respecto ha quedado también clara, distanciándose de aquellxs que sólo promueven reformas y «mejoras», alejándose tanto en la praxis como en la palabra de las organizaciones de tipo sindical u obrerista, y marcando un camino claro de confrontación directa no sólo con las «condiciones precarias de empleo» generalizadas en Grecia y en el resto de Europa desde el comienzo de la «crisis» en 2008, sino contra la propia existencia del trabajo asalariado, contra la propia existencia del Estado, del Capital y de su civilización, contra su moral y sus valores, así como también en contra de toda visión idealista de lxs trabajadorxs como sujeto revolucionario potencial, apartándose siempre de los discursos que santifican conceptos como «proletario» u «obrero» creyendo que alguien por su mera condición de explotadx y asalariadx lleva inconscientemente en su interior alguna clase de voluntad revolucionaria hipnotizada.

Este tipo de referencias continúan sin embargo puntualmente a lo largo de los siguientes párrafos, refiriéndose a lxs miembros de la CCF, por ejemplo, como «los mejores trabajadores combatientes de los pueblos oprimidos».

A mayores, lo que sigue son una serie de menciones solidarias a distintos casos de represión y lucha tanto en Europa (Grecia, Francia, Euskal Herria o Madrid) como en el resto del mundo (lxs presxs del sionismo en Israel, lxs presxs en Siria, lxs presxs en países tanto de Norteamérica como EE.UU. como del centro y el sur americanos como México, Argentina, Chile, Colombia o Paraguay…), lo cual no me parece mal ni incorrecto, sino al contrario, necesario.

No obstante, tras esto llega una vez más una seria equivocación, seguramente bienintencionada y con ánimo solidario, pero que en mi opinión constituye un fallo que desoye las propias peticiones de lxs compañerxs encarceladxs, quienes expresaron repetidas veces que no quieren que sus fotografías aparezcan publicadas en blogs y páginas de contrainformación, ya que consideran que esas fotografías fomentan o bien una idiosincrasia martirológica que tiende a presentar a lxs compañerxs como mártires de las injusticias o bien, peor todavía, una imagen victimizadora, a la que lxs compañerxs ya han dejado claro que no están dispuestxs a verse reducidxs (y a la que de hecho, el Estado y sus guardianes esperan que nos adaptemos). Por lo tanto, no comprendo por qué las fotografías de lxs compañerxs aparecen al final del post de Ruptura Colectiva, además, de ese modo tan desordenado y poco serio. ¿Buscáis informar desde la complicidad o por el contrario buscáis la exclusiva y el espectáculo?

Al final del post de Ruptura Colectiva podemos observar fotografías tanto de algunxs miembros asumidxs de la CCF (que por cierto, en toda la noticia de Ruptura Colectiva no se hace ni una sola mención a la organización Conspiración de Células del Fuego a la que pertenecen y de la que se han enorgullecido y representado consecuentes lxs compañerxs de cuya condena está hablando dicha noticia, ¿a qué se debe esto?) como de otros compañeros que no han tenido NADA que ver con este caso, pero cuya foto, sin embargo, es publicada igualmente. Hablo de compañerxs como por ejemplo los cuatro atracadores de Kozani (de los cuales ya he hablado al comienzo de esta crítica), o como Nikos Maziotis (miembro de Lucha Revolucionaria que recibió una condena a cadena perpetua hace ya un tiempo pero cuyo caso no tuvo nada que ver con el de la CCF y su propio plan de fuga), Savvas Xiros (ex-miembro preso de la organización Marxista-Leninista de lucha armada 17 de noviembre) o Giorgos Karagiannidis (quien a pesar de que se encuentra acusado en el Caso Halandri junto a lxs compañerxs de la CCF, ni forma parte de la organización ni ha tenido nada que ver en el caso por el plan de fuga frustrado).

Quienes nos definimos como parte de medios libres, contrainformativos o como se les quiera llamar, presumimos a menudo de ser la contrapartida surgida en respuesta a unos medios de comunicación completamente controlados por el Poder, cuyo criterio está en venta y que sirven a los intereses de nuestros amos. Por eso, no podemos ni queremos parecernos a los medios burgueses asquerosos, que procesan de forma automática y banal la «información» que reciben de los cuerpos policiales o institucionales, y por ello acaban publicándola sin apenas revisión, reproduciendo mentiras, fantasías absurdas y acusaciones que dictan sentencia antes del propio juicio. Por ello, creo que es importante, antes de dar rienda suelta al morbo «contrainformativo», pararnos a analizar la información, contrastarla o al menos revisarla, contextualizarla dentro de una línea temporal de acontecimientos y asegurarnos de que esa información no va a jugar un papel contrario al de informar, sembrando confusión, entrecruzando casos que poco o nada tienen que ver entre sí como si lxs compañerxs involucradxs en cada uno de ellos hubiesen sido detenidxs y acusadxs en idénticas circunstancias, o como si todxs fuesen parte de un mismo caso, o de una misma organización, o tuviesen una línea política de pensamiento o acción igual o similar. Al difundir información (sea desde los medios denominados «contrainformativos» y «libres» o no) lo que se hace es transmitir mensajes, narrar hechos, que a su vez contienen sucesos, tensiones y desarrollos concretos, y tras los cuales hay prácticas, voluntades, deseos, intenciones, pensamientos. Todo ello puede verse difuminado o distorsionado si no se pone la suficiente atención en la manera en que como anarquistas y/o antiautoritarixs tratamos y reflejamos la información. Por supuesto, también es importante respetar la decisión de aquellxs compañerxs que solicitan que sus casos no sean tratados de cierta manera (victimismos, discursos de «inocencia», martirología) o que sus fotografías no aparezcan acompañando las noticias.

Lo mismo digo para otros medios y/o personas que desde sus propias páginas web o desde redes sociales como Facebook o Twitter también han reproducido informaciones inexactas o cruzadas.

Y ya para finalizar, decir que si un medio o colectivo no toma estas precauciones y no se toma en serio su labor, personalmente no puedo considerarle más que otro vertedero informativo engañoso. No obstante, repito que la intención de esta crítica, por mucho que por momentos adquiera un tono hostil y directo, y pueda parecer «borde» o enfadada, no es dañar proyectos como Ruptura Colectiva o echar pestes sobre lxs compañerxs que puedan haber elaborado y publicado esa noticia. Personalmente, no creo que haya malas intenciones intoxicadoras detrás de dicha publicación, sino todo lo contrario, y por eso os pido que tengáis en cuenta todo esto y que reflexionéis al respecto, para evitar en el futuro posibles malentendidos o la difusión de noticias confusas o equívocas.

Por la construcción de trincheras informativas en conflicto con el actual orden de cosas,
Por la colaboración y el apoyo entre proyectos contrainformativos anarquistas y la solidaridad con todxs lxs compañerxs presxs por su lucha sin tregua.
Que la llamada «contrainformación» no se limite a reproducir acríticamente contenidos y se convierta en una herramienta para el debate, el diálogo y el intercambio, a través tanto de eventos y encuentros físicos como de publicaciones, reflexiones y traducciones de textos.
¡Porque podemos estar en todas partes!

Un saludo…

La Rebelión de las Palabras.

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