Nota previa: Como ya se ha aclarado otras veces en las que se difundieron en este blog noticias o palabras de compañeras ante agresiones que era necesario visibilizar y hacer públicas, me parece importante aclarar que soy una persona que se define como hombre cisgénero y por tanto, soy consciente, o intento tomar conciencia, de la posición desde la que hablo, y de los privilegios que tengo en cuanto al espacio y tiempo de palabra, el tono, la capacidad de ser «tomado en serio» al ser escuchado/leído, etc. con respecto a ese mismo espacio y capacidad en las mujeres, mucho menor, ya que fueron y siguen siendo históricamente silenciadas. Por eso, lo que va a continuación es una simple contextualización que me ha parecido importante realizar antes, pero en ningún caso es mi intención quitar voz o visibilidad a las palabras de las compañeras de La Oveja Negra, que son quienes creo que deberían tomar la palabra con este asunto, como ya han hecho, y cuyo comunicado considero lo realmente importante en esta noticia.
Estos días, les compañeres al cargo del bar La Oveja Negra (un bar vegano en el barrio de Lavapiés, en Madrid) hicieron públicas una serie de consideraciones a las que llegaron después de un conflicto con Javier Guarascio, quien es conocido dentro del ámbito antiespecista por su blog de recetas Dimensión Vegana, que acompaña de un canal en la plataforma Youtube con numerosos vídeos donde muestra cómo elabora sus recetas. Dicho conflicto se produce cuando Javier, que había sido señalado como maltratador previamente por su forma de (mal)tratar a su ex-compañero, quien colabora habitualmente con La Oveja Negra, decide pasarse por el bar a comer, aun a pesar de ser totalmente consciente de la situación de conflicto y peligro que podría crear con ello si, por ejemplo, su ex-pareja se encontraba en el local en ese momento. Cuando se dirigió a pagar lo que había pedido, una de las compañeras del bar, tras reunirse con el resto y consensuarlo, le comunica que se han sentido incómodes con él, que su presencia allí no es grata y que no quieren que vuelva. Este individuo, en vez de reflexionar, reaccionó entonces con una oleada de comentarios misóginos en las redes sociales, graves insultos y discursos victimistas. En dichos comentarios, no sólo insultaba a las compañeras que le habían señalado sus actitudes y sus privilegios («piojosas cavernícolas», «mamarrachas»…), sino también a la compañera de La Oveja Negra que le había transmitido la incomodidad que provocó con su presencia en el bar (en un comentario se refiere a ella literalmente como «pitinga de pelo grasoso») y al resto de personas implicadas en el proyecto (al que describe como «espacio feminazi», reproduciendo y reforzando con ello el glosario misógino habitual y despreciando el feminismo empoderado, autónomo e intransigente con sus agresores). También les desea la muerte (en concreto dice que ojalá arda el bar con ellas dentro), emite otros comentarios altamente capacitistas (como llamarles locas y recomendarles ingresar en un psiquiátrico, burlándose de las personas con sufrimiento psíquico y reforzando el mito de la falsa función terapéutica de las instituciones represivas y carcelarias que son los psiquiátricos), y otros como «menos mal que no soy hetero, capaz me hubiesen linchado», donde insinúa (o afirma directamente, mejor dicho) que las compañeras no fueron lo suficientemente duras con él debido a que es gay. No es la primera vez que este señor esconde sus privilegios cismasculinos detrás de su homosexualidad, o actúa como si dentro de relaciones afectivo-sexuales no hetero no pudiesen existir roles machistas o relaciones de poder patriarcales, o como si un hombre por ser gay no pudiese actuar de forma machista y merecer una respuesta. Y como esto, más, mucho más.
Desde aquí, por lo tanto, decir un par de cosas:
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Dimensión Vegana es el proyecto de un maltratador, misógino y prepotente que no merece ningún tipo de cabida dentro de colectivos y espacios que comprendan el antiespecismo con un enfoque interseccional y antiautoritario o que simplemente no quieran que la lucha contra la explotación animal se llene de otras formas de poder y abuso.
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¡Un abrazo muy fuerte y mucho apoyo para les compas de La Oveja Negra por pronunciarse y sacar todo esto a la luz! Aunque ésto viniendo desde esta posición quizá no diga mucho, hace falta valor y determinación para ser quien abra la veda públicamente de este modo contra este tío, sobre todo tratándose de alguien con tanta «fama» y peso en el «rollo», y anteponiendo al dinero y la ganancia los principios y la confianza en la creación común de espacios seguros e inclusivos para todes.
A continuación, se reproduce el comunicado de les compañeres de La Oveja Negra. Una vez más, reiterar mi más profundo desprecio a Javier Guarascio, y recomendarle que en uno de los viajes al extranjero que hace como parte de su trabajo como azafato de vuelo, tenga la decencia de quedarse allí y no regresar. ¡Porque nosotres tampoco nos sentimos a gusto con tu presencia!
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Las personas que formamos parte del proyecto de la Oveja Negra nos vemos en la necesidad de aclarar ciertos sucesos que han ocurrido estos últimos días en redes sociales y en el propio establecimiento con Javier Guarascio de Dimensión Vegana.
El pasado sábado 22 de abril Javier vino al bar acompañado de una amiga suya, lo cual es una cosa que nos conflictúa desde hace tiempo, pero esta persona ha venido solamente 3 veces en los últimos años porque ya no vive en Madrid. Esta vez, una de las compañeras allí presentes consultó con la asamblea la posibilidad de transmitir el malestar que sentimos de una vez por todas. Cuando todas le dijimos que estábamos de acuerdo, ella procedió a comunicárselo diciéndole exactamente lo siguiente: «No estamos cómodas con que vengas al bar». A lo que él respondió que él tampoco se sentía cómodo.
Después de salir de allí comenzó a publicar una serie de posts en su facebook personal y en el nuestro donde nos atacaba al estilo machirulo de libro.
Nuestros motivos para no querer que esta persona frecuente nuestro espacio son múltiples y uno a la vez: es un machirulo.
Javier ha alegado en los últimos días en las redes que le comunicamos esto debido a que somos amigas de su ex. Efectivamente, somos amigas de su ex, quien además colabora con el proyecto. Tenemos constancia de las cosas que ocurrieron, por lo cual creemos que su versión no se ajusta a la realidad. También sabemos que en la anécdota que describe la policía tuvo que ir a por él, no a salvarle. Y nos gustaría decir que es legítimo reaccionar a la violencia con violencia, pero esto es algo que en lo que a nosotras no nos corresponde ahondar. Incluso al margen de lo que pasó, consideramos que acudir a nuestro bar, que es un espacio de seguridad para nuestro amigo y compañero de proyecto, ya es algo que él mismo debería evitar hacer sin ponernos en la posición de tener que decírselo.
Aparte de esto, hace unos tres años, descubrimos que uno de los miembros del proyecto de la Oveja Negra en ese momento tenía publicado un comunicado por agresión machista en otra parte del estado, y poco después esta persona dejó de formar parte del proyecto. Después de esto y en relación a este tema nos llegó que Javier Guarascio hizo declaraciones llamándonos feminazis. Esta no era la primera ni la última vez que Javier abría la boca para decir lindezas. Ejemplo de ello es un video en el que manda a unas chicas a hacer un curso de corte y confección.
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Y, por supuesto, está el hecho de que desde el minuto uno de esta disputa que ha creado él solo no ha hecho más que hacer declaraciones cada vez más agresivas y machistas que parecen sacadas de una definición de machirulo. A pesar de que sus declaraciones hablan por sí solas vamos a responderlas.
Primero y principal, Javier Guarascio, nuestro bar es nuestro espacio. Es el espacio que nos trabajamos y en el que trabajamos; y, por supuesto, está reservado el derecho de admisión. No tenemos que justificar en absoluto que no queramos que alguien acuda a él. De todo el abanico de opciones que podrías haber elegido para afrontar la situación has elegido la peor. Podrías haberlo dejado estar, podrías habernos escrito por privado para comentar tus inquietudes, podrías haberte ido a casa a pensar, podrías habértelo tomado como algo que no era una afronta a tu desmesurado ego. Pero no, tu decidiste que defender tu ego y tu honor era la opción más adecuada. En estas estamos entonces. Hemos de señalarte, pues, que esa es la opción del machirulo, sujeto político que no acepta que su presencia no sea bienvenida en un espacio. Nos podemos imaginar que tu respuesta a esto sería que tú tampoco tienes interés en volver, como ya has dicho. Pues verás, eso no es exactamente aceptar las cosas.
Por otra parte, en una de tus primeras declaraciones dices que te echamos por machista y misógino porque nos denominamos «feministas» pero lo único que buscamos es escrachar cualquier cosa y que, por supuesto, es malo tener pito y tú lo único que has hecho es nacer con pito. Si tus declaraciones en algún momento hubiesen mostrado un mínimo de conciencia feminista podríamos pensar que nos acusas de transmisoginia. A pesar de que no creemos que tus deliberaciones mentales lleguen a esa conclusión, te vamos a responder que no, no es malo tener pito. Hay mujeres con pito y machos con vagina. Tú casualmente eres un macho con pito que, desde luego, nacer con pito no es “lo único que ha hecho”. Nacer es probablemente lo único que no es tu responsabilidad; tu genotipo tampoco. Lo que sí es tu responsabilidad es lo que haces y dices. Decir que no se es machista o no se ha sido machista es una falta absoluta de conciencia feminista de cualquier ser humano que habite este mundo globalizado y colonizado por la cultura occidental.
Seguidamente, decir que no eres machista ni misógino porque piensas que las mujeres son «lo más» y porque te han criado mujeres es otro clásico del machirulo. No, Javier, ninguna de esas cosas te salva de ser un machirulo. El argumento del tipo «mi madre es una mujer» va más allá de lo manido para llegar a los más altos niveles de estupidez. Si eso fuera así, no habría patriarcado. Igual eso significa que tu postura es esta y que, como has dicho, somos unas locas desquiciadas que se tienen que internar, mamarrachas en busca de llamar la atención y feminazis, término acuñado por el ser despreciable que habita un cuerpo llamado Pérez Reverte. Es curioso que digas que queremos llamar la atención cuando nuestra única intervención hasta ahora ha sido decirte que no estamos cómodas con tu presencia en el espacio que habitamos cada día. Como si eso fuera algo escandaloso. Y, por cierto, tener muchas amigas mujeres no te otorga un sentir del ser mujer ni te hace un experto en nada. Tus amigas pueden ser mujeres y tener posicionamientos cuestionables, como demostraron dos de tus amigas de las que hablaremos más adelante. Nuevamente, si habitar el género mujer te salvara del machismo no habría patriarcado.
Otra de tus declaraciones fue «que se prendan fuego y mueran todas ahí adentro, no sirven para nada, para molestar y hacer quedar mal a los veganos». Aparte de que suenas a inquisidor quemando brujas te comunicamos que no estamos aquí para hacer quedar ni bien ni mal a nadie. Los actos de los veganos son su responsabilidad. Pero nuestro posicionamiento con respecto a tu persona sí que está vinculado con nuestro antiespecismo, que es un posicionamiento en contra de toda opresión. Nos lo tomaremos como una amenaza.
Acerca de tu declaración de que si fueras hetero te hubiéramos linchado te responderemos que nos da exactamente lo mismo que seas hetero o no, no nos gustan los machirulos vengan en el envase que vengan y hagan lo que hagan con su vida sexo afectiva.
También dices en un momento que mandaste a unas chicas a hacer un curso de corte y confección como podrías haberlas mandado a hacer un curso de informática y que es un micromachismo que todos tenemos que curar. Primero, casualmente dijiste lo que dijiste y no otra cosa. Segundo, los micromachismos no existen. Es machismo. Discúlpanos por no tener interés en minimizarlo.
Todos nuestros respetos a la gente que hace cursos de corte y confección.
A propósito de decir que tu ex tiene papeles porque no lo denunciaste, acusas a una persona a la que tú maltrataste de maltratarte a ti. Y discúlpanos por no ponerte una medallita por no soltar a las fuerzas represoras del Estado contra una persona inmigrante.
Por otro lado, declaras también que las recetas de la Oveja Negra son tuyas porque las hace tu ex, quien antes de conocerte a ti no sabía ni hacer un «pan con mermelada». Otra hermosa manifestación de tu ego. Primero, Dimensión Vegana fue un proyecto colectivo aunque tú dieses la cara porque te encanta la cámara. Decir lo contrario es invisibilizar el trabajo del resto, lo cual te retrata nuevamente como machirulo. Hay dos platos de nuestro proyecto que son manufacturados por una persona que formaba parte de Dimensión Vegana y puso su trabajo en ello tanto como tú hasta determinada fecha.
Tus acusaciones parecen apuntar a la idea de que generalizamos, de que las feminazis generalizamos. Como ves, son todo proyecciones. Nosotras somos metódicas.
Todo lo que has hecho tú ha sido el retrato de un machirulo.
Con respecto a tus dos amigas que afilaron lanzas para defender al macho hay unas cuantas cosas que decir también. En primer lugar, Pilar Rubi, ninguna camarera te maltrató, solamente se dijo lo que más arriba se expone. Creemos que las palabras han de ser usadas con cautela y «maltrato» no es la palabra adecuada para describir la situación. Por otra parte, sí, sí conocemos el trabajo que hace Javier “veganizando”. Efectivamente nos da igual. Y no somos una religión. Decir que Javier es más «pro de las mujeres» que alguien y que mujeres como la que te estaba interpelando nos hacen quedar mal a todas es un argumento machista por excelencia, es que nos da pereza hasta explicártelo. Tu feminismo tibio de la no respuesta no nos interesa. Todas y cada una de tus argumentaciones se tambalean y no son más que la defensa del macho a toda costa. Nos acusas de que no queremos que se presente en nuestro espacio porque somos amigas de su ex. Para nosotras esto es razón suficiente dadas las circunstancias. Pero no, no se trata de amiguismo. De la criba del maltratador no se salva nadie. No nos asusta perder amigues, les amigues no se eligen de una vez y para siempre; es un proceso de elección continuado en el tiempo. También acusas a una persona que discute contigo de tomarse literalmente la frase en la que Javier expresa su deseo de que se queme el bar con nosotras dentro. Efectivamente, no le quitamos importancia a las palabras.
Si el caso es que las cosas que te motivan son las que tienen un aire de cruzada o revelación espiritual, todos nuestros deseos de que algún día sigas la luz del feminismo.
Florencia Natalia, resulta gracioso que exhibas tu curriculum de “feminista, vegana y activista” (financiada por Monsanto) en un comentario como argumento de que no serías “amiga de un macho”. Como si fueran esas palabras las que hablan de ti y no tus actos. No nos sorprende tu defensa del macho. No es la primera vez ni será la última. Aunque ahora estés aquí y antes estuvieras allá conocemos tus macanas. Querida Florencia Natalia, la defensa a ultranza de un hombre cis es algo que habría que analizar muy bien antes de hacer, pero es que tú no sólo acostumbras a defender machos, defiendes a machos violadores y pederastas activamente o por omisión, sean un cualquiera o sean Gustavo Cordera. Y nuevamente rompemos una lanza por la humildad y por la duda metódica: nadie está libre de la posibilidad de ser amiga de un macho. Tampoco eres bienvenida.
Finalmente, queremos recordar que lo que enciende la mecha de esta situación es el hecho de negarse a aceptar que hay un colectivo que ha decidido que no quiere que frecuentes su espacio y todo lo que ello implica.
Recordad, vuestra forma de vida nos hace más fuertes. ¡Salud y feminismo!