La siguiente carta fue enviada por el compa Nahuel desde la prisión, dirigida a los compañeros que integran Wolf Down, una banda alemana de música hardcore anarquista, vegana y comprometida con la ética del DIY y un estilo de vida Straight-Edge, que por cierto, aconsejo escuchar a todo el mundo. A mí personalmente me encantan, y me parecen de lo mejorcito del panorama actual del hardcore punk tanto a nivel musical como de los compromisos que asumen.
Los compas de Wolf Down decidieron publicar la carta, en su versión original en inglés, en su página de la red social Facebook, de donde compañerxs la recogieron y tradujeron, publicándola en castellano en el portal A Las Barricadas de donde yo la recojo para su difusión, al considerar que las reflexiones y sentimientos que el compañero comparte acerca de su visión general sobre su situación, o sobre el día a día en la cárcel en la que se encuentra, son valiosas y lúcidas, y pueden servirnos para conocer y comprender mejor su contexto y lo que implica, lo que indudablemente puede ayudarnos a entender mejor cómo se siente y poder ayudar con más eficacia a que no se sienta solo ni por un segundo, y a entender también cómo funciona la cárcel, y cómo podríamos hacer frente a esas dinámicas si un mal día la represión llama a nuestra puerta (o la derriba armada hasta los dientes en plena madrugada, como suele hacer).
Recordemos por cierto que nuestro compañero está viendo vulnerado de manera constante su derecho a recibir una dieta acorde a su ética y creencias personales, en este caso, una alimentación vegana, que pese a corresponderle de acuerdo a lo recogido y estipulado tanto en el reglamento penitenciario vigente como en la legislación y Constitución españolas, le es negada sistemáticamente desde la administración, en un rastrero, vil y miserable intento más por parte de ésta de quebrar la voluntad de quienes se atreven a disputarle el control de sus vidas a este Estado decadente y asesino. Hay una campaña en marcha para apoyarle, que cada cual exprese su rabia y su solidaridad como crea conveniente…
¡Libertad a Nahuel y a todxs lxs presxs en lucha!
¡Abajo los muros de todas las prisiones!
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Quizá esté solo aquí, pero muchas gracias a todos mis hermanos y hermanas de alrededor del mundo que hacéis que sienta vuestro calor y vuestra paz. Aprecio mucho las cartas que me enviáis.
Siento vuestra amistad, estáis cerca de mí.
Os lo agradezco a todos y especialmente a Valentino, de xCenerex, a los chicos de To Ashes, a Wolf Down, a Joel y a su novia, a xIronx, a los chicos de SXE Berlin y a todos los colectivos animalistas que han mostrado su apoyo alrededor del mundo.
En la cárcel, ser vegano y permanecer libre de drogas es jodidamente difícil. Las drogas están presentes en el día a día, y no sólo las ilegales. Los doctores administran a los presos pastillas que hacen que actúes como un zombie y si causas problema te harán tomar Lexatin (por la fuerza); esa mierda te deja completamente hecho polvo, como un muerto viviente.
He estado escribiendo antes sobre los problemas de ser vegano en la cárcel, pero el tráfico de drogas, aquí dentro, es un verdadero problema. Los internos están casi cada día o sobreexcitados o hechos polvo. Se trafica sin ningún tipo de impedimento, sin problemas, y la mercancía es vendida y consumida con facilidad y rapidez.
Yo estoy en el bloque-módulo 3, que se supone que está especialmente diseñado para mantener a gente con problemas de adicción… pero no funciona.
A veces, al entrar en los baños puedes sentir el olor de la heroína quemada y tienes que estar muy alerta para no toparte con jeringuillas y agujas tiradas por el suelo.
A menudo puedo ver presos hablando o riendo solos, o gritando, de la misma forma. O quizás incluso completamente paralizados por minutos. Vómitos en el suelo y problemas de respiración son muy habituales los miércoles. El día que reciben el dinero de sus familias.
No les puedo culpar. Pienso que es la manera que ellos tienen de escapar de una realidad de mierda… al fin y al cabo, cada día es igual que el anterior.
Nos levantamos a la misma hora, comemos, paseamos, leemos y dormimos. Y vuelve a empezar otra vez.
Algunos de ellos han perdido a sus familias, a sus esposas, o simplemente, la gente de fuera se desentiende de ellos. El sufrimiento diario y la convivencia en un lugar abarrotado por más de 100 personas son jodidos de llevar. Y eso que este es el bloque que “ayuda” a la gente con problemas de adicción. Ni me quiero imaginar cómo debe de ser la situación en otros bloques.
Por el otro lado están las drogas legales. Las drogas del Estado, las buenas, las pastillas que te convierten en zombi mientras caminas y caminas. Y la “droga especial para rebeldes”.
Tenemos una pastilla para cualquier problema, una pastilla especial capaz de curar la locura, ya sea o no real. Y claro, ser un rebelde o un insubordinado aquí está considerado un acto de locura. Si te rebelas, estás loco y los buenos doctores de la prisión tienen unas drogas especiales para ti.
Ser pobre debe de ser una enfermedad también, porque los doctores tienen pastillas hasta para quien roba.
¿Luchas por lo que tú crees? Bien, hay una cura sencilla para eso llamada libertad, pero es mucho más fácil para ellos encerrarte en régimen de máxima seguridad (FIES).
Los presos saben sobre la problemática de las drogas. Quiero decir, no todos son adictos, algunos incluso no suelen beber alcohol.
Para mí, el humo es el peor problema. Joder, en cada habitación a la que entro hay alguien fumando. Pero en cambio, en este bloque, el que trata con los problemas de adicción, no considera un problema el hecho de fumar. Como me dijo un trabajador: “Sería radical prohibir fumar”. Pero entonces todos estos presos desarrollan cáncer de pulmón y nadie piensa en la conexión.
Aquí, cuando les hablo de mi actitud libre de drogas, la gente me mira como si fuera un rarito, pero cuando les digo que soy vegano (o “vegetariano radical”, como me llaman ellos), me miran directamente como si fuera un alien. Algunos incluso me llegan a preguntar: “Si no bebes, ni fumas, ni te drogas ni comes carne… ¿por qué estás aquí?”
Ellos no entienden el veganismo, sólo dos de ellos han intentado el vegetarianismo.
A veces, incluso admiran mi estilo de vida abstemio.
Otros piensan que profeso algún tipo de religión extraña cuando les cuento que tampoco bebo café.
Estoy contento, después de hablar de mi enfoque con respecto a las drogas con los presos, tres de ellos han dejado de fumar delante de mí. Para mi es algo grande que demuestra que son buenos tipos.
El 90% de los reclusos están por dos razones; ser pobre y por supuesto, el asunto de las drogas. Por vender, traficar u ocultar drogas o por cometer un crimen bajo los efectos de estas.
Sí, es jodido, pero la cárcel no es la solución. Ellos nunca serán. Algunos de ellos se volvieron adictos tras entrar aquí.
Este lugar es como un monstruo que devora a la gente. Un monstruo creado por y para perpetuar el sistema.
Un día la cárcel será algo del pasado. Ese día llegará. Pero ahora, la resistencia es la única manera de hacer que ese día llegue.
Nadie creía que el Imperio Romano se vendría abajo.
[Parafraseando a Earth Crisis en la canción “Gomorrah’s season ends!”]
“Desde del centro de mi ser llega esta promesa hacia mí mismo de que no romperé mi honor ante nada. Una misión de un sólo camino a lo largo de la vida. No cambiaré mi curso.
Hay demasiado por experimentar y lograr para desperdiciar un valioso segundo en beber o envenenarme. Un pensamiento revolucionario efectivo, la claridad de la mente que he alcanzado. Lo veo todo tal y como es, como los tiempos de Gomorra acaban en la tumba…
Así que todo lo que necesito es este juramento que me mantiene LIBRE. Por eso soy real para siempre. Soy Straight Edge. SOY STRAIGHT EDGE.”
Hace más de dos meses que estoy encerrado. Fui arrestado junto con otros amigos por formar parte de SXE Madrid. El gobierno nos considera “grupo terrorista”. ¿La razón? Ser parte de la manifestación de lucha contra el gobierno, aquí en España. Por formar parte de la gente que jamás dejará solas a aquellas personas que han perdido su hogar. Yo, de la misma forma que mis amigos, formábamos parte del movimiento anti-desahucios, y también del movimiento de liberación animal.
Ellos nos llaman terroristas. Ellos me llaman terrorista. Pero solo éramos un grupo de amigos con la intención de crear un espacio libre de drogas en la escena hardcore punk antifascista y anarquista de Madrid. Queríamos demostrar que el Straight Edge es mucho más que deportivas caras, “mosh-pits” o bailes en el escenario. Significaba motivar un cambio.
Yo usaba mi sobriedad para ayudar a aquellos que estaban luchando contra las adicciones, de la misma manera que la usaba para luchar contra la injusticia y la opresión, clamando por la liberación humana y animal. Ese es mi crimen, ser un disidente.
Estoy preso bajo “FIES 3”. Preso de máxima seguridad. Considerado terrorista.
Sólo puedo mandar dos cartas por semana, todas mis comunicaciones son intervenidas y estoy constantemente vigilado.
No quiero hablar sobre mi tristeza o mi dolor, si no sabéis qué es el Régimen FIES os recomiendo la lectura del libro “Huye, hombre, huye” de Xosé Tarrio, otro preso FIES.
Creo que en alemán sería: “hav ab, mensch”.
Me siento roto, pero tengo el apoyo de todos mis amigos, mis seres queridos, mi madre. Ella me dijo una vez: “Si caes, no pasa nada. Estoy aquí para apoyarte”. Por eso la resistencia es la única cosa que tengo en la cabeza ahora mismo.
Mantenerme vegano aquí dentro es jodidamente difícil, pero no imposible. De todas formas, la vida animal en granjas, zoos y laboratorios es bastante más dura que aquí. Incluso si sólo he de comer pan y pasta, me negaré a apoyar la crueldad animal. Además, estoy alegre de ser SXE y no formar parte de este mundillo de drogas. No pienso romper mi rectitud.
Estoy en la cárcel. Eso es algo a lo que debo enfrentarme. No soy libre, es un hecho, pero sigue habiendo muchos animales a los que podéis ayudar y que están clamando libertad, que están pidiendo a gritos que los liberéis.
Hay mucha gente sin tener donde dormir o qué comer, y nosotros podemos ayudarles.
Hay mucha gente que ha perdido todo y ahora mismo arriesga su vida para empezar de nuevo.
Mi situación no es nada comparada a la de aquellos que su propia vida es un sufrimiento.
Escribo esto no para que me apoyéis, sino porque quiero que mi voz se oiga (o se lea) fuera de estos muros. No quiero que me apoyéis. Quiero que apoyéis a la causa de liberación animal, al movimiento de liberación de La Tierra. Cada acción es un paso para la construcción de un mundo mejor. Para todos los veganos, straight edge, punks, chavales del hardcore. Estoy aquí porque en este mundo hay sólo dos opciones: obedecer o luchar. Y yo he escogido la última. La más difícil.
Ahora estoy lejos de mi familia y mis seres queridos, pero espero que esta carta sirva para acercarme a todos vosotros.
Sé que lo que digo puede sonar a locura, pero no es imposible. Si permanecemos unidos podremos hacerlo posible.
Para toda la gente que ha luchado contra las injusticias para ofrecernos el sueño de un mundo mejor.
Para todos aquellos que siguen luchando alrededor del globo para que esto suceda.
Sólo creando espacios propios y creando webs de solidaridad con el resto de camaradas haremos que esto se convierta en una realidad.
Soy pobre, inmigrante (peruano), un “spic” (término ofensivo para los latinos en EEUU) para la policía. Soy Vegan Straight Edge.
Este mundo está muy jodido, pero sigo creyendo en el poder que tenemos para cambiarlo. Así que hacedme este favor: haced que este nuevo mundo se haga realidad.
Si quieres apoyar a Nahuel escríbele una carta/postal a la siguiente dirección:
Manuel “Nahuel” Bustamante Vergara
Centro Penitenciario Madrid IV
Navalcarnero CTRA N-V Km 27,7
280600 Navalcarnero, Madrid.