Dejo a continuación escritos de los compañeros Claudio Lavazza (encarcelado por la expropiación armada al Banco Santander en Córdoba en el año 1996, y por la muerte de dos policías locales que cayeron abatidas durante un tiroteo con el compañero cuando éste intentaba huír) y Francisco Solar (encarcelado bajo acusaciones de haber participado en los ataques contra la Basílica del Pilar en Zaragoza y contra la Catedral de la Almudena, tras salir absuelto de un escandalosamente ridículo montaje jurídico, policial y mediático en Chile denominado Caso Bombas). Se trata de aportes que los compañeros enviaron para su discusión dentro de las Jornadas de Resistencia y Solidaridad que se realizaron en Atenas entre el 26 y el 28 de marzo, organizadas por compañerxs de la Asamblea de Solidaridad con lxs Presxs Políticxs y lxs Luchadores Encarceladxs y Encausadxs:
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Aportación de Claudio Lavazza
¡Queridxs compañerxs!
Antes de hablar de las condenas de larga duración, de la situación en el pasado de las cárceles europeas, de los cambios que se han producido en los últimos años, de la situación actual, de las experiencias de lucha, de los movimientos de solidaridad, de los regímenes de encierro especiales, de la legislación antiterrorista y de objetivos del movimiento… Creo conveniente que hable de mi experiencia de casi 20 años de cárcel. Desgraciadamente lxs que viven fuera de estos muros no tienen la información necesaria para entender bien esta realidad, y no por su culpa, sino por la dificultad de hablar de temas tan complejos y de difícil análisis.
Hace poco, cuando algunxs compañerxs de Suíza me preguntaban acerca “de las nuevas estrategias represivas para eliminar a lxs que eligen no doblegarse al Dominio y a la miseria del existente”, yo les contestaba que lxs que no quieren doblegarse son una pequeña minoría, y si digo que lxs afectadxs representan tan sólo un 15%, ando con un porcentaje muy optimista… Sobre una población de 85000 presxs, a más del 85% les importa muy poco que intenten eliminar su rebeldía, porque son parte del sistema, aceptando estar presxs como el menor de sus males. No están en la cárcel por una ideología, sino por asuntos que nada tienen que ver con las luchas por un sistema social mejor del que tenemos… Son víctimas y esclavxs de este sistema que reprime, pero no luchan para cambiarlo, sólo se adaptan e intentan salir al paso. Así que las medidas represivas, los regímenes y legislaciones especiales van dirigidas exclusivamente a lxs presxs encarceladxs por delitos considerados ideológicamente “peligrosos y violentos” por el sistema y sus leyes. En las cárceles del Estado español son pocxs lxs que han luchado y siguen luchando para mantener altos los valores y derechos de lxs presxs y una prueba de lo que digo es que en la campaña de lucha contra las torturas y malos tratos empezada en octubre de 2011 no hemos podido superar el número de 60 participantes, repartidxs en más de veinte cárceles del estado. En estas luchas hubo una curiosa mezcla de presxs comunes y políticxs de distinta ideología, que marcaron la sencillez de una presencia conjunta en luchas por el bien de todxs. Lo que podríamos llamar una conexión entre luchas de presxs que comparten una misma represión. Estxs participantes pagaron y siguen pagando un alto precio por su presencia en las luchas, con aislamientos prolongados, intervención del correo con limitación a dos cartas semanales, visitas de amigxs restringidas, malos tratos y frecuentes palizas, no entrega de cualquier panfleto o revista del movimiento por “motivos de seguridad”, denegación de llamadas telefónicas a grupos de apoyo de la calle, desaparición del correo a la entrada y salida del centro penitenciario, sanciones de castigo por participar en iniciativas de protestas como plantes, huelgas de patio o de hambre, traslados arbitrarios de un centro penitenciario a otro con motivos de alejamiento de lxs familiares, amigxs y grupos de apoyo…
Referente a las condenas de larga duración, en España, con la entrada de los nuevos códigos te puedes quedar en la cárcel 20, 25, 30 o incluso 40 años, sin redenciones. Ahora van a poner la “cadena perpetua revisable”, que de revisable no tiene nada si eres un/a rebelde que no quiere entrar en las dinámicas de arrepentimiento y reinserción social, según los modelos dictados por el poder. O sea, que si el sistema de control y dominio no quiere, te pudres en la cárcel, hasta el fin de tus días. La cadena perpetua revisable no es otra cosa que una campaña publicitaria en vista de las próximas elecciones, visto que ya existe una cadena perpetua en anteriores códigos penales fijando el límite en 40 años por delitos que al principio decían ser de extrema gravedad (violaciones y asesinatos en serie, genocidios…), pero en seguida la aplicaron también a delitos relacionados con las luchas de los movimientos de liberación e independentistas.
En cuanto a las nuevas medidas empleadas en la comunidad europea referente a terapias, dirigidas a la “reinserción del/de la presx”, yo lo definiría como un ataque y, desde luego, de “alta intensidad” y como una represión especial, aplicados también fuera de los departamentos especiales llamados FIES (Fichero de Internxs de Especial Seguimiento), tan dramáticamente conocidos por las luchas llevadas a cabo en años anteriores. O sea, que los cambios represivos producidos en los últimos años han sido la utilización de métodos de control y castigo a una escala más amplia, más refinada y más selectiva, que toca también a presxs en segundo grado, sin olvidar que los departamentos FIES siguen allí, con sus métodos de dura represión, por los que han luchado y siguen luchando.
En fin, en el panorama de las cárceles en España, se puede hablar de luchas que sólo unxs pocxs llevan a cabo y los objetivos del movimiento de apoyo en las actuales circunstancias son de difícil solución, dada la evolución destructiva puesta en marcha, con la represión, por un lado, y sobre todo con el empleo masivo de psicofármacos y metadona, drogas legales de gran eficacia para mantener bajo control al/a la presx… Desde hace tiempo esta dinámica destructiva es la causa de que no haya luchas masivas y solidarias.
Pero no solamente existe este problema como causa principal de la falta de luchas, sino que hay otro, de carácter social, que se vive fuera y que su reflejo repercute aquí dentro. Una revista francesa comentaba sobre “el peligro de transformar la anarquía en un conjunto de prácticas alternativas sin contenido ofensivo contra el poder, una realidad alimentada a través de valores democráticos como la diversidad, la tolerancia, el pluralismo, la integración económica y el consumo alternativo.” En las cárceles eso se traduce con reinserción, módulos de respeto, condicional adelantada, tercer grado, beneficios éstos que implican un buen comportamiento para obtenerlos y disfrutarlos… Obviamente la contestación individual y las luchas colectivas antagónicas a esos beneficios son duramente castigados…
Siguiendo la línea crítica de la revista francesa que comento decía que “hay algunos grupos anarquistas que de un modo inconsciente o consciente se alejan del antagonismo y del conflicto permanente contra el Poder, silenciando la necesidad de la destrucción y ataque directo contra la autoridad, o en el peor de los casos, realizando campañas con el fin de lavar la imagen del anarquismo, presentándose como patéticos defensores de una ideología que ya nada tiene que ver con la confrontación contra el Poder…”
Creo que en esta crítica está la respuesta al por qué hay tan pocas ganas de luchar, tanto aquí dentro como allí fuera, y vendría bien por parte de todxs incluir estas cuestiones en los debates internos sobre “cuáles deberían ser los objetivos del movimiento referente a conexiones entre las luchas de lxs presxs políticxs, el movimiento de solidaridad y las luchas de los movimientos más amplios”.
Desde la cárcel un fuerte abrazo.
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Aportación de Francisco Solar
¡Compañerxs!
Tratando de aportar, aunque sólo con este breve texto, a las jornadas que ustedes organizan estos días en Atenas, voy a basarme en mis propias experiencias carcelarias, tanto en Chile como en España.
Parto de la base, obviamente, de lo poco que conozco ambas realidades; sólo puedo hacer referencia al régimen de aislamiento, ya que en módulos no he estado “viviendo”, salvo un par de días estando de tránsito y el mes y medio que estuve en el CAS (Chile) que, por lo menos en cuanto a la arquitectura, es idéntico a los módulos de aquí. También hay que tomar en cuenta que en las dos situaciones fuimos y somos presxs “especiales” lo cual nos afecta directamente en la cotidianeidad y por lo tanto en nuestra percepción de la cárcel.
En general el régimen de máxima seguridad de Chile se parece mucho a lo que es un primer grado (aislamiento) de España; la presencia del funcionario es permanente, los cacheos son diarios cada vez que sales de la celda y los espacios son sumamente reducidos. Las diferencias, en este sentido, son sólo de forma: acá hay más horas de patio, posibilidades de gimnasio y más recursos en cuanto a la calidad y cantidad de comida, posibilidad de asistencia médica una vez por semana y más cosas que en Chile son impensables.
Pero el sentido, o el fondo, es el mismo: intentar ejercer un control total sobre el/la presx con el claro propósito de desvincularlx de su entorno (en nuestro caso político), y así quebrarlo en sus ideas que se reflejan en prácticas determinadas. Este control, a mi modo de ver, es más riguroso o eficiente en esta parte del mundo, materializándose principalmente en nuestras comunicaciones: desde las publicaciones, artículos y/o revistas que prohíben entrar, como en el contacto físico (visitas, vis a vis) con la gente cercana. En la cárcel de máxima seguridad chilena teníamos visitas vis a vis tres horas por semana y otras tres horas más por locutorio que nosotrxs por dignidad no utilizábamos. En el CAS son 7 horas a la semana (un día completo casi) donde pueden ir la familia y lxs amigxs, y la visita íntima también es de 7 horas, 2 veces al mes. Esto aquí es impensable. El régimen carcelario aquí es diferente; no existen los vis a vis con amigos, los vis a vis íntimos y los familiares son de 2 horas al mes. Este régimen se caracteriza por el contacto no presencial del/de la presx con “la calle”, cortando toda proximidad, dando prioridad a las comunicaciones impersonales como pueden ser las llamadas telefónicas (8 de 5 minutos a la semana, si tienes dinero) y las cartas (2 a la semana), ambas cosas, por supuesto, intervenidas.
La cantidad de medicación que la institución carcelaria le mete a lxs presxs es increíble. Es evidentemente una política carcelaria, es parte fundamental de este régimen. Prácticamente el 90% de lxs presxs toma algún tipo de medicación que por lo general les deja “zombis” pasando a constituírse en el tema y la dinámica principal del mundo carcelario. Toda la dignidad de lxs presxs se esfuma en las pastillas, además de aniquilarlxs mentalmente lo que influye en su conducta. Este hecho, pienso, determina negativamente cualquier posibilidad reivindicativa dentro de la prisión, por lo menos yo no he visto ningún atisbo de plantearse reivindicaciones, lo que en Chile sí que pude presenciar y también participar. No sé dónde lo leí, pero se me viene a la cabeza constantemente y estoy muy de acuerdo: “Las cárceles reflejan a la sociedad”, y el comportamiento de lxs presxs de este país refleja en gran medida la conducta de lxs amnésicxs, alienadxs y pacificadxs consumidorxs del Reino de España.
Uno de los elementos más perversos y más propios de la realidad carcelaria del Estado español es el hecho de la dispersión. El hecho de estar a 700 o 1000 km de tu gente querida, de tu entorno más cercano es una forma ampliada de castigo y no sólo al/a la presx: a la familia y compañerxs que cada semana cruzan la península para hacer una visita. Es una forma más de aislamiento y uno de los desafíos de la solidaridad. Y también un factor importante que afecta a cualquier iniciativa de lucha. Los traslados son algo establecido dentro del régimen carcelario. Existe todo un aparato destinado a tal actividad, más aún, creo que hoy por hoy una de las principales tareas de la Guardia Civil es precisamente esa: dedicarse al traslado de presxs. Resulta sorprendente estar en la cárcel madrileña de Valdemoro (donde pasan todas las conducciones de España) y ver llegar constantemente autobuses de la Guardia Civil cargados de presxs de todo el país y por las razones más diversas.
Cada letra cómplice, cada gesto solidario, cada sonrisa detrás de los cristales, cada palabra insumisa hace que lo que antes provocaba miedo y respeto, lejos de intimidar, hoy alienta y anima. Cuanto más aprendemos a conocernos más nos reímos de lo que pensábamos que era insuperable, y podemos con nuestra obstinación saltar elevadas barreras y destruir gruesos muros, eliminar el aislamiento y romper la incomunicación.
La vida es, entre otras cosas, un constante intento por superar obstáculos y la cárcel es uno de ellos. Un obstáculo duro que precisa ser destruido junto con el mundo que lo sustenta, junto con el Estado que limita y subordina. Es un obstáculo que supera el espacio físico que lo representa siendo parte de las relaciones impuestas por el Poder basadas en la enajenación de nuestras vidas. Es, en definitiva, el fundamento de la sociedad.
Así, todo intento por tomar el control de nuestra experiencia es, por lo tanto, un intento por romper con el dominio carcelario. Cada destello de libertad que surge del enfrentamiento contra el Poder agrieta el molde de la civilización y le imprime contenido a la idea/consigna: un/a anarquista en prisión nunca está solx.
¡Fuerza a lxs compañerxs en huelga de hambre!