Recogemos de A Las Barricadas y difundimos esta trágica noticia sobre una nueva muerte en los campos de concentración para personas migrantes de Italia. Un hombre de 38 años y origen georgiano, que se encontraba prisionero en el CPR (Centri di Permanenza per il Rimpatrio, Centro de Permanencia para la Repatriación, equivalente italiano a los CIE españoles) de Gradisca, murió el pasado 28 de enero en el hospital de Gorizia, a donde fue trasladado después de más de 24 horas pidiendo ayuda, después de haber sido atiborrado a drogas psiquiátricas para anular su voluntad y tras sucesivas palizas de los maderos que le causaron diferentes lesiones y traumatismos de los que no pudo recuperarse, para luego contarle a la prensa una versión oficial que atribuye la muerte a una reyerta entre preses, versión desmentida después por numerosos testimonios de internes.
Otra vez las genocidas políticas migratorias de los gobiernos europeos matan impunemente en nombre de la economía, y no será la última. Por nuestra parte, toda nuestra solidaridad con les familiares y amistades de Vakhtang y con el resto de preses migrantes en Italia y en el resto del mundo, y todo nuestro odio y desprecio contra quienes le mataron.
Maderos, Cobardes, Asesinos.
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El pasado sábado 18 de Enero, Vakhtang Enukidze, habitante en Italia de 38 años de orígen georgiano y recluso en el Centro de Permanencia y Reimpatrio (CPR) – el equivalente italiano de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) españoles – moría en el hospital de Gorizia, después de ser trasladado esa misma mañana desde el centro de reclusión para personas migrantes, a apenas un mes de su apertura.
Según las voces de otres compañeres internes, Vakhtang había sido golpeado en varias ocasiones los días precedentes por las fuerzas de seguridad presentes en el CPR. Los testimonios relatan como al menos ocho policías vestidos de antidisturbios entraron en su celda y le propinaron una paliza que le hizo caer y golpearse fuertemente la cabeza contra un muro. Una vez en el suelo los policías le esposaron y arrastraron por el suelo, pisándole en el cuello y en la espalda. El estado de Vakhtang empeoró sucesivamente, hasta llegar a causarle la muerte durante la mañana del sábado 18.
Sus familiares parecen haber recibido la noticia gracias a las llamadas de otres internes, que les han contactado al saber de la muerte de Vakhtang, después de escuchar una conversación en la enfermería del CPR. La primera versión oficial aparecida en el periódico local “Il Piccolo” hablaba de una pelea entre internos como causa de la muerte. Esta versión ha sido desmentida después por varios testimonios, entre los cuales se encuentran los de otres recluses que, valientemente, han arriesgado su integridad física para denunciar públicamente este detestable asesinato.
El CPR de Gradisca, situado en la región italiana Friuli-Venezia-Giulia, está gestionado por la cooperativa padovana EDECO, ya conocida por otros escándalos concernientes al mal estado y gestión de varios centros de «acogida» en Italia. El CPR había comenzado a funcionar el pasado 17 de diciembre, a pesar de las críticas recibidas y las movilizaciones locales contra su apertura. Con capacidad para 150 personas detenidas, se trata de una auténtica cárcel étnica, donde para ser recluido sólo es necesario no tener la documentación en regla. El centro había sido previamente clausurado en 2013 debido a las revueltas internas, donde otro joven, Majid, perdió la vida tras los muros.
El propio sábado 18 y el domingo 19, algunas personas solidarias nos concentrábamos en las puertas del CPR para protestar por la muerte de Vakhtang, comunicar con les prisioneres, y exigir el cierre inmediato de esta estructura de muerte. Las fuerzas de seguridad del centro han vuelto a intervenir violentamente entonces y requisaron los teléfonos móviles para intentar evitar la salida de más voces de dentro. Además, durante los primeros días de esta semana, varios de los compañeros de celda de Vakhtang que se habían mostrado dispuestos a testimoniar en las investigaciones han sido deportados.
Estos trágicos y graves hechos muestran, una vez más, la más dura cara de la violencia y el racismo de Estado. Los CPR, como los CIE en el estado español, son sobretodo una herramienta para instaurar el miedo entre quien no dispone de papeles o es susceptible de perderlos, una amenaza para generar una mano de obra más barata y servicial, para hacer aceptar unas condiciones de trabajo y vida de semi-esclavitud.
Del próximo lunes 27 de enero al domingo 2 de febrero se ha convocado una semana de acciones y movilizaciones en toda Italia por el cierre de todos los CPR, por la liberación inmediata de todas la personas recluídas, y por Vakhtang.
QUE TODOS LOS CPR SEAN REDUCIDOS A CENIZAS!
POR VAKHTANG ! POR TODES LES MUERTES A MANOS DEL RACISMO DE ESTADO!
Video de una de las intervenciones policiales en la celda de Vakhtang grabado desde dentro del CPR.
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Además, también recogemos y traducimos por nuestra cuenta algunas actualizaciones más que se han ido publicando en días posteriores al asesinato, como este comunicado tras conocer la nueva versión dada por los medios de comunicación tras la autopsia, negando las palizas o asegurando que no tuvieron nada que ver, y manipulando una vez más lo sucedido para encubrir el crimen de Estado.
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Ayer, muchos medios de comunicación destacaron la noticia de que las palizas están excluidas de las causas de la muerte de Vakhtang Enukidze. Esto se basó en rumores filtrados por abogados y médicos antes de los resultados oficiales de la autopsia en el cuerpo. Estos son los mismos medios que el 15 de enero titularon que la causa de la muerte era atribuible a una pelea entre prisioneros. Según el abogado que sigue el caso, la autopsia determinó que la causa de la muerte fue el edema pulmonar. ¿Pero cuáles fueron las causas de ese edema? ¿Los golpes recibidos hace unos días realmente no tienen nada que ver?
Sabemos, porque sus compañeros de prisión nos lo dijeron corriendo el riesgo de ser castigados y deportados, que Vakhtang fue golpeado gravemente, que se golpeó la cabeza en la última paliza y que fue arrastrado por los pies “como un animal”. Sabemos que pidió ayuda «con la baba en la boca» durante más de un día, sin ser rescatado, solo para morir. Sabemos por el testimonio de su hermana que Vakhtang había estado sobrecargado con medicamentos desde el día en que llegó. Sabemos que al menos cinco testigos de la golpiza fueron deportados rápidamente a sus países de origen en los días inmediatamente posteriores a su muerte. Sabemos que dentro del CPR, después de la muerte de Vakhtang, tuvo lugar una operación de «recuperación»: se incautaron los teléfonos de los prisioneros a través de los cuales se filtraron los primeros testimonios sobre la golpiza a Vakhtang; También sabemos que dentro del CPR, las cámaras de los teléfonos celulares se destruyen sistemáticamente en la entrada. Sabemos que dentro del CPR la violencia de los guardias es diaria.
Sabemos todo esto, y por esto no aceptamos esta última versión publicada en los periódicos, que no considera las circunstancias de la muerte de Vakhtang. Si una persona muere mientras está en manos del Estado, en un lugar que ya es violento y opresivo en sí mismo, sedado por una sobrecarga de drogas, después de sufrir una paliza por parte de los llamados agentes de la ley, después de esperar ayuda durante más de 24 horas, los guardias estatales y del CPR son responsables de esa muerte. Ante el esfuerzo de los medios de comunicación para ocultar las circunstancias de la muerte de Vakhtang y resolver el caso apelando a un problema del sistema respiratorio, repetimos que Vakhtang es un asesinato de Estado.
Sin embargo, nosotres no estamos en contra de los CPR porque sean estructuras mal administradas o porque los reclusos tengan pocos derechos, ni porque son lugares donde puedes morir sin recibir tratamiento médico, como le sucedió a Vakhtang. Estamos en contra de los CPR por su misma existencia, porque son lugares de muerte incluso cuando nadie muere, porque son parte de un sistema agotador que crea jerarquías entre las personas dependiendo de dónde nacieron.
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Traducimos y difundimos también esta información adicional sobre la situación en el CPR, las deportaciones, nuevas amenazas policiales a les preses, y nuevos maltratos, a los que se suman las nefastas condiciones en las que se encuentran encerradas esas personas.
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Actualización desde el CPR de Gradisca
“Han deportado a algunes de Marruecos y Nigeria, de Nigeria ayer, anteayer de Marruecos”, “me temo que me deportarán”, nos han dicho el sábado 1 de febrero algunas personas reclusas dentro del CPR.
Les detenides del CPR se arriesgan a la deportación solo por decirnos lo que sucede allí dentro. Fuera nos encontramos con la responsabilidad de haber escuchado esas voces. Reportamos cierta información que se nos ha dicho.
Un joven dentro del CPR tiene hepatitis C, el sábado muches gritaron que no estaba siendo tratado y sus compañeres pidieron ayuda. El domingo por la noche comenzó a vomitar sangre y fue llevado brevemente a la sala de emergencias y luego regresó al CPR por la noche. Cada vez que alguien necesita algo, incluso si es urgente como en ese caso, se ve obligade a montar jaleo durante al menos 15 minutos, golpear los barrotes y gritar, antes de que alguien le tenga en cuenta.
El área verde, la que está cerca de la carretera, se ha vaciado casi por completo, para limitar al máximo los contactos con el exterior. En cambio, la zona roja, la más alejada, está llena.
La ducha solo tiene agua hirviendo, una persona trató de meterse en la ducha, salió llena de bochas de las quemaduras. Tienen que mezclar un balde de agua caliente y uno de agua fría para lavarse.
Después del levantamiento de la semana pasada, también llevan 4 días sin calefacción.
La comida que se le da siempre se pasa por debajo de las barras de las rejas y se compone de arroz con o sin salsa y zanahorias hervidas.
Elles nos agradecen mucho la solidaridad mostrada desde afuera y por ir a hablar a continuación, y no entienden cómo pueden existir esos lugares.
Durante la manifestación del sábado, les recluses nos gritaron que la policía les estaba filmando y amenazaron con enviar los videos al «magistrado». Les recluses viven con miedo a ser deportades. Cuando son llevades ante el juez de paz, reciben una extensión de la estadía sin más explicaciones o, cuando se agota el tiempo máximo, la orden de salir del CPR. Casi nunca se les informa cuando la opción es la deportación, de hecho, las deportaciones suelen venir al amanecer y por sorpresa. Amenazar con enviar información sobre «mala conducta» al «magistrado» significa amenazar con aumentar la probabilidad de deportación. Incluso afuera nos siguieron y filmaron desde arriba el sábado, hablaremos de esto nuevamente.
La semana pasada, a algunas personas les arruinaron la vida y las deportaron. Han sido deportades a países desde los cuales, muy probablemente, se irán enfrentando a viajes peligrosos y posiblemente fatales. Fueron arrancades de su vida y afectos en Italia, por haber perdido un pedazo de papel. Mientras tanto, en los medios de comunicación, solo leemos la preocupación por los pocos días de pronóstico dados a algunas fuerzas policiales heridas al sofocar la revuelta de les prisioneres en el CPR de Turín, quienes a su vez luchaban por su libertad y por tanto por la de todes nosotres Porque un mundo en el que hay lugares de muerte, como los CPR, es un mundo en el que nadie es verdaderamente libre.