Hace unas dos semanas aprox. compañerxs de Hominiscidium Ediciones me enviaron al correo electrónico del blog un aporte para su posible difusión, que contenía un texto titulado “Algunos “lugares comunes” en la crítica al feminismo y mi conciencia feminista nihilista iconoclasta”. Aun discrepando con algunas cuestiones y posicionamientos de la tendencia nihilista, con este texto no podría estar más de acuerdo así que lo dejo por aquí para que podáis echarle un ojo.
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Algunos “lugares comunes” en la crítica al feminismo y mi conciencia feminista nihilista iconoclasta.
Voy a plantear algunas objeciones respecto a los lugares comunes a los que se recurre poniendo en cuestión al feminismo. Por obviedad estos lugares comunes están asentados en la invisibilización de las bio-mujeres*, las teorías y los hechos que los refutan. Para servirme de ejemplo utilizaré el texto de Sara Zappavinga, Il fallimento del feminismo: crezioni di ruoli e non de individui (El fracaso del feminismo: creación de roles y no de individuos); texto aparecido en la edición número 1 de la publicación N for Nihilism. He elegido este texto porque nuclea en una misma presentación varias ideas-objeciones que habitualmente encuentro dispersas en otros textos, discursos, conversaciones.
Es increíble como aun hoy en día, algunas mentes extremadamente obtusas continúan identificando al feminismo como el opuesto dicotómico del machismo. Por primero, y en pocas palabras, definiría al feminismo como la corriente teórico/práctica por la emancipación de las personas asignadas socialmente a la categoría “mujer” -las bio-mujeres. Cómo llegar a tal emancipación, sería lo que a lo largo de la her-storia del feminismo marcó los análisis del patriarcado y de la supremacía masculina desde diversas ópticas, muchas antagónicas entre sí, que devinieron en diversas formas de llevar a cabo tal emancipación.
Las resistencias y contra-ofensivas muchas veces violentas, llevadas a cabo por bio-mujeres, rechazando la imposición del patriarcado, comenzaron con el inicio de éste mismo, hace quizá una docena de miles de años. La sistematización del pensamiento feminista, sin embargo, es mucho más reciente y puede ser identificada cronológicamente como: proto-feminismo (siglo XV) y feminismo de la Ilustración, feminismo de la primera ola (siglo XIX y principio del XX), feminismo de la segunda ola (1960-1990), feminismo de la tercera ola (comenzando en 1990) y quizás post-feminismo. Es importante distinguir los ante-últimos tres porque sus tesis fundamentales son muy discordantes entre sí, al punto de no considerar que exista algo así como “UN-EL feminismo” que pueda ser analizado y rebatido como un todo homogéneo.
Dicho esto, voy al texto de Sara en el que comienza diciendo: “Sobre el tema de la mujer y de su rol se han probablemente escrito ríos de palabras, hecho interminables debates y combatido millones de batallas por la conquista de “iguales derechos” para así llegar a la tan anhelada “emancipación”. ¿Pero qué sabor tiene ésta emancipación feminista?”.
Lugar común Nº1: el feminismo reclama “igualdad entre el hombre y la mujer” e “igualdad de derechos”.
Un postulado tal borra la existencia de las anarco-feministas y las feministas de la diferencia o diferencialistas (Estados Unidos, Francia, Italia 1970). Estas últimas, menos conocidas que las anarquistas, hablan de “superar el modelo de la paridad” de las feministas igualitaristas, proponiendo acabar con las identidades de género en una invención constante de significante del cuerpo al margen de los mandatos culturales patriarcales. Consideraban nociva la pretensión de igualdad y la adquisición de poder (Carla Lonzi); algunas recomendaban a las bio-mujeres no recurrir a la justicia en caso de sufrir agresiones porque la justicia es masculina. Una de ellas hablaba del necesario rechazo de la cultura patriarcal hasta las últimas consecuencias, defendía no salir de la marginalidad, rehusando “la masividad”, reemplazar el pensamiento conceptual por el pensamiento mítico simbólico y oponer al orden el caos, como un elemento positivo y recuperador.
Entre las anarco-feministas también existió y existe el rechazo a la igualdad y a la equidad de género, argumentando que estas categorías, como la de “clase”, no deben ser igualadas, sino destruidas argumentando que las bio-mujeres tenían que luchar por afirmar su individualidad; sumado a la negativa en la obtención de derechos (aunque esto último, es cierto que no fue de parte de todas ellas). Aquí me gustaría mencionar a las anarquistas individualistas feministas Maria Lacerda de Moura y Voltairine de Cleyre, también a Virginia Bolten del periódico La Voz de la Mujer, el cual proclamaba el uso de la acción directa y en algunos artículos se apoyaba el asesinato selectivo; junto con algunas otras anarco-comunistas y anarco-sindicalistas feministas.
Luego, Sara enfoca la crítica en un feminismo “que ha efectuado un cambio de roles y no ha conseguido crear Individuos. (…) Nos encontramos de frente a mujeres que sacándose las ropas de la “sumisión” elegida han lucido el “rol” de los tan odiados hombres opresores, eligiendo entonces asumir las mismas actitudes, posiciones, acciones largamente censuradas y criticadas en su antagonista macho.”
Lugar común Nº 2: el feminismo no se enfoca a la afirmación de la individualidad.
Lugar común Nº 3: mediante la lucha feminista, las mujeres “emancipadas” adoptan los roles, comportamientos y actividades masculinas.
El feminismo radical de la segunda ola surge como critica al feminismo liberal reformista de la primera, considerando que éste no iba más allá de la integración de las bio-mujeres en el mundo capitalista del trabajo asalariado y de la cultura, dejando intacta la estructura de relaciones de poder entre hombres y mujeres. Por esto, se elaboraron nuevos análisis de la dominación masculina, la categoría de sexo, el androcentrismo, la noción de patriarcado, el separatismo, la existencia lesbiana, y queda asentado que una de las más grandes perversiones de la cultura patriarcal es el hecho de que la construcción de la identidad de género femenina está puesta en definir la identidad de las bio-mujeres en función de los hombres; en la satisfacción del ego masculino. Dicha operación, entre otras cosas, incide en la negación del amor propio de las bio-mujeres, ya que éste debe estar totalmente depositado en lxs otrxs y no en sí. Es por esto que la apelación a la individualidad y al egoísmo** ha sido una constante.
Una de las más explicitas consecuencias de esta operación de despojo del amor propio es la participación de mujeres en relaciones afectivas, por lo general con hombres, que perjudican su bienestar emocional e incluso físico. Un libro de guía para bio-mujeres en esta situación, que tomo de ejemplo porque hay muchos similares, apela a “volverse egoísta” afirmando que el “objetivo (de la bio-mujer) debe ser el logro de su propio y más alto yo.”
Celia Amorós, haciendo referencia a la serialización del feminicidio decía: “Una condición para que deje de haber asesinatos en serie es que dejemos de ser una serie, carentes de visión sintética y empecemos a potenciarnos, tenemos que construir la individualidad femenina”.
Simone de Beauvoir, precursora del feminismo radical, hablaba muy claramente sobre cómo la moralidad patriarcal prohíbe el egoísmo a las bio-mujeres pasando a ser el otro el que ocupa el centro de sus vidas. En consecuencia, dice Beauvoir, si no somos individuas, que es lo fundamental, quedaremos subordinadas a otros seres.
Otras que ahora recuerdo son Margarita Pisano, Teresa de Lauretis, Monique Wittig, Marilyn Frye y diría incluso, que casi todas las feministas desde la segunda ola.
La traición y el arrepentimiento suceden en muchos ámbitos y, está de más decirlo, son conductas humanas muy comunes: desde lxs llamadxs anarquistas que asumieron cargos en el gobierno a lxs que se amparan en la moral juridista, anti-especistas vueltxs al omnivorismo, etc. Con respecto a los roles de poder -originariamente de ejercicio exclusivamente masculino- que muchas bio-mujeres eligen adoptar, no hay mucho por decir. Cuentan con mi desprecio. Pero generalizar que “el” feminismo o todas las feministas han caído en esto es mentir, y mucho. Un gran espectro de feministas repudia dicho actuar, y mantiene su radicalidad y autonomía al margen de todo rol e imperativo de género.
Terrorismo sexual
Previo a retomar el texto de Sara, quiero hacer un breve paso por algunas cifras y estadísticas referidas a la violencia sexual y misógina dirigida contra bio-mujeres y niñxs. Estos datos son de fuentes “oficiales”, por ocultamiento y casos no denunciados, indudablemente los números son mayores:
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En Bolivia 7 de cada 10 mujeres sufrieron alguna vez en su vida algún tipo de violencia sexual (acoso, abuso, estupro y violación).
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En Estados Unidos 1 de cada 4 mujeres ha sido violada.
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En Perú el 75% de las mujeres son violadas antes de cumplir los 15 años.
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En Ecuador 3 de cada 10 niñas y niños han sido abusadxs sexualmente antes de los 16 años.
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Feminicidio: en Argentina 5 mujeres por semana fueron asesinadas en 2010, lo que alcanza una cifra anual de 260 mujeres. De ellas, 95 lo fueron a manos de sus parejas y 72, de sus ex-parejas.
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En España se registra una violación cada 8 horas.
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En México 1 mujer es violada cada 4 minutos.
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En Brasil cada 15 segundos una mujer es agredida física, verbal o psicológicamente por violencia doméstica.
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En el año 2012, en Argentina 540 niños y niñas sufrieron violencia sexual (sexo anal, vaginal y oral forzado, abuso y acoso). De ellxs, 2/3 son niñas.
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En Europa, 140.000 mujeres permanecen secuestradas por redes de trata de blancas y explotación sexual.
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En Colombia cada 6 horas una mujer es abusada. Entre 2001 y 2009, más de 26.000 mujeres fueron violadas y 400.000 abusadas sexualmente.
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En el Congo 400.000 mujeres son violadas por año.
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Entre 1985 y 2005, 10 millones de fetos femeninos fueron abortados selectivamente en India.
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Las cifras de violencia sexual dentro de la pareja o con compañerxs sentimentales son, variando de país en país, entre el 12% y el 52% de los casos de violencia sexual contra mujeres.
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1 de cada 5 niños y niñas sufre abuso sexual en Europa.
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4.602 mujeres fueron rescatadas de redes de trata de blancas y explotación sexual entre los años 2008 y 2012 en Argentina.
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La mutilación genital (ablación del clítoris, infibulación) afecta en la actualidad a 135 millones de mujeres y niñas en el mundo.
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En Ecuador, actualmente hay lesbianas encerradas en psiquiátricos que pretenden “reformarlas”, en contra de su voluntad.
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70.000 mujeres mueren al año, en el mundo, practicándose abortos clandestinos.
No encontré cifras sobre feminicidios específicamente lesbofóbicos.
Y como dice una querida feminista: el lugar más inseguro de las niñas y mujeres es el cotidiano y el peligro mayor son lxs conocidxs.
Con esto no busco generar ningún sensacionalismo ni conmover a nadie. Sino, visibilizar y dejar en claro que allá afuera, en este preciso momento, constante e ininterrumpidamente las mujeres (tanto las que eligen nombrarse así como las que no lo hacemos pero socialmente somos leídas como tales) vivimos en un régimen de terrorismo sexual-patriarcal impuesto por la supremacía masculina, falocéntrica y misógina, ejercida por hombres de carne y hueso, que atentan contra nuestra individualidad, nuestra autonomía y nuestras potencias.
El maltrato y la violencia sistemática repercuten muchas veces en las bio-mujeres haciendo que éstas generen mecanismos de supervivencia inconscientes para afrontar la situación; la llamada Indefensión Adquirida, es un estado anímico en el que la mujer aprende a creer que no tiene ningún control sobre la situación en que se encuentra y se convence de que cualquier cosa que haga es inútil, viviendo en la falsa expectativa de que si se comporta “bien”, adaptándose a los requerimientos del agresor, podrá contener las agresiones, las cuales sufre como un “castigo merecido”. De ésta forma la mujer llega al síndrome, cuando a lo largo del tiempo, su autoestima, a través del terror, el desaliento, la desconfianza y la amenaza, queda totalmente destruida.
Por otra parte, está el Síndrome de Estocolmo, un estado psicológico en el que una persona secuestrada, por ejemplo una bio-mujer secuestrada por una red de explotación sexual -aunque también se puede hacer el paralelo con una bio-mujer “atrapada” en una relación violenta- desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. Al no poder responder la agresión de los secuestradores y defendiéndose también de la posibilidad de sufrir un shock emocional, se produce una identificación con el agresor, un vínculo en el sentido de que la persona secuestrada empieza a tener sentimientos de identificación, de simpatía, de agrado por su secuestrador. En los casos de secuestro por redes de prostitución, las particularidades del síndrome son múltiples presentando distorsiones emocionales, cognitivas y conductuales que no detallaré en este escrito, pero sí lo referido a la pérdida de identidad propia: la bio-mujer que padece este síndrome, no sabe cómo es ni lo que quiere. No se imagina en el futuro. Está desorientada. Se siente incapaz de tomar decisiones. Se ve a sí misma menos válida, y menos capaz que otrxs, culpable de los problemas del captor. Se siente indefensa y sin poder. Teme también perder la única identidad que conserva, su Yo tal como lo ven los ojos del abusador. Tiene miedo de ser abandonada, de estar sola, de no ser capaz de vivir sin el agresor, de no saber quién es sin él, etc.
También la estética y la construcción del amor romántico-patriarcal como aparato de captura, y su lógica parejil, en palabras de Margarita Pisano, están contenidos en la idea y la visión de la esclava, la dominada, la depositaria del deseo, la continuadora del linaje, la guardiana de sus intereses (los del hombre, claro), la custodiadora de su poder y de los valores que lo sostienen.
Cuando Sara -pero también otrxs- habla de “elección del rol”, de que “nadie nos mueve como marionetas”, que todo acto parte de nuestro ego, cuando cita a Nietzsche y la idea de “deseo implícito de obediencia”, cuando habla de que la mayoría de las mujeres han elegido para sí permanecer en el escalón de quienes obedecen y que su propia voluntad de potencia les ha guiado a ser sumisas, encuentro un mínimo acuerdo en algunos puntos y sobre otros estoy totalmente en discordancia. No por creer lo opuesto -no es en esos términos- sino, que considero tales afirmaciones simplificadoras, rozando con lo superficial.
Cientos de generaciones de bio-mujeres violadas y abusadas criadas por cientos de generaciones de bio-mujeres violadas y asesinadas educadas por cientos de generaciones de bio-mujeres violadas y abusadas en su infancia. ¿Voluntad de potencia?, ¿se puede hablar de ego y de voluntad de potencia cuando al ser violada en la niñez una aprende que su cuerpo, y ella misma, pertenecen a otro, que su deber es satisfacer el deseo del hombre que desgarra la vagina de una niña de 4 años?, ¿cómo hablar de ego y de deseo de obediencia al pensar (y esto es mil veces más común y cotidiano de lo que se cree) en una bio-mujer que de niña oyó y observó cómo un hombre golpeaba y violaba reiteradas veces a su madre bajo amenaza de violar o matar a la niña? Niñas y bio-mujeres que luego, quizá toda su vida, cargan con la tortuosa culpa del cristianismo de haber “provocado” la violación por ser “malas” (o cualquier otra mierda) o de no haber defendido a sus madres; bio-mujeres crecidas bajo la constante y acosadora mirada lasciva de los hombres que marca territorio, que segrega los cuerpos no normativos, que inculca el asco, el desprecio y la vergüenza sobre el propio cuerpo y por consiguiente sobre una misma. ¿Tiene algún sentido hablar de ego y de voluntad de potencia refiriéndose a la bio-mujer con Síndrome de Estocolmo?
No pretendo desresponsabilizar de nada a las bio-mujeres ni a nadie, pero creo que sobre esto carece de sentido hablar en tales términos.
Estimo la lucidez de las feministas, que pasando los años no dejan de insistir en aquello que pareciera simple pero que contiene una gran negación: “Mi cuerpo es Mío”, “No puedo ser la mujer de tú vida, porque soy la mujer de Mi vida”: la necesidad de empoderamiento de las bio-mujeres como acto de afirmación individual y re-apropiación de sus potencias.
¡EL EGO NO ES ALGO YA DADO!, ¡EL EGO SE CONQUISTA!
Habiéndole nombrado, no quiero dejar de echar luz -aunque de manera nada exhaustiva- sobre un gran equívoco de Nietzsche: el de situar en la moral cristiana la génesis de la fórmula moral “vivir para los demás” junto con el amor al prójimo, los impulsos de la simpatía, del desinterés personal y el interés general en la realización de actos sociales.
Su machismo flagrante lo cegó de tal manera que no fue capaz de ver que tal moral, impuesta por el patriarcado (“vivir para el hombre”) tenía una existencia milenaria anterior al Cristianismo; al concebir la condición masculina como la Condición Humana, ni siquiera entrevió que la moral griega, la romana, y la moral europea en general, anterior al Cristianismo -que él suponía completamente contrapuesta (a las posteriores) y profundamente egoísta- no era más que una parcialidad reducida a la existencia masculina; existencia a la que las bio-mujeres- a las cuales la moral patriarcal ya se había encargado de subyugar- no tenían ningún tipo de acceso***
Espacias feministas, espacias y grupas de y para bio-mujeres
Llegando al final del texto de Sara, surge el también común cuestionamiento al separatismo feminista; es decir, la acción, llevada a cabo por voluntad de las bio-mujeres, de separarse de los hombres, excluirlos de las relaciones, actividades, espacios, etc. de forma momentánea o definitiva.
En el texto “Algunas reflexiones acerca de separatismo y de poder”, la feminista separatista Marilyn Frye reúne varios de los motivos -con los que concuerdo- que llevan a las bio-mujeres a practicar el separatismo.
Atribuyó al separatismo de una importancia sustancial para atacar cada y toda coacción social; quizás por esto mismo el separatismo es también puesto en práctica entre lesbianas, individualistas y nihilistas, entre punks y primitivistas o cualquier otra orgullosa minoría, gueto, unión de egoístas, etc. que elija auto-afirmarse al margen de la existencia dominada y definida por la heteronormatividad, por lxs anarquistas, la sociedad, la civilización, o lo que fuere.
Hablando del separatismo feminista, Marilyn decía:
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El aislamiento es necesario para la afirmación individual.
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Es pre-requisito para dar continuidad a nuestros asuntos e intereses.
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Es también consecuencia de la repulsión auto-preservante a la misoginia sistemática de los “movimientos sociales” (incluso las movidas anarquistas, que por experiencia propia, están tan comprometidas en estimular la afirmación individual como libradas de violencia sexual y tratos machistas a las biomujeres, es decir, nada).
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Apuesta al empoderamiento y la capacidad de crear autónomamente de acuerdo a la voluntad de cada bio-mujer como individua.
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Rompe con las relaciones, roles y actividades, definidas desde la mirada masculina.
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El separatismo es anti asimilacionista.
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Es una actitud mezquina y arrogante que corta de raíz el acceso socialmente legitimado de los hombres hacia las bio-mujeres, definiéndose al margen de la existencia masculina.
Para ya abandonar el texto de Sara, lo último que quería señalar es que “palabras, gestos, ojeadas, movimientos” pueden ser enteramente machistas y están infiltrados y “naturalizados” en la construcción de cada individuo. No se ven hasta que se ven en todas partes. Un gesto o un movimiento que no tendría un bio-hombre con otro bio-hombre, pero sí con una bio-mujer –dejando un pequeñísimo margen al relativismo- denota una lectura de ésta última en relación a su identidad impuesta-estandarizante y no a su singularidad y/o potencias, lo cual es machista; el típico saludarse entre hombres apretándose la mano, pero besando en la mejilla a la bio-mujer, como muchos otros “gestos” denota un acceso limitado, “respetuoso” entre hombres, pero más ilimitado e invasivo hacia la bio-mujer, lo cual es machista. La palabra “Bastardo”, entre otras, usada para insultar a alguien denota el “insulto” que conlleva no tener padre en una sociedad patriarcal, y más aún el de ser hijo de una bio-mujer que no es propiedad de ningún hombre (véase “hijx de puta”). Una “ojeada” o un comentario aparentemente banal -como uno acerca de la vestimenta de una mujer- denotan el permiso, el mérito que se adjudica un bio-hombre para mirar u opinar sobre la vida de una bio-mujer. Mirada tras mirada, que una acumula caminando por la calle, la mirada se transforma en acoso.
Un “acercamiento sexual” si no busca el consentimiento explícito de la/s otra/s persona/s implicada/s puede devenir en ejercicio de poder y dominio por sobre otrxs. Vivimos en sociedades en las que las bio-mujeres, socializadas en la satisfacción del ego masculino, asimilan como propio el deseo del otro; la destrucción de tal aprendizaje no se realiza del día a la mañana, no conozco casi ninguna bio-mujer que haya cedido a tener sexo alguna vez por no decir NO. Las relaciones sexuales son entendidas como algo que ocurre espontáneamente, sin verbalización. La explicitación verbal es vista en general como algo desagradable, ‘no erótico’ y hasta miedoso, como hablar, charlar o preguntar durante la práctica sexual, antes y después de ella. Sin embargo, solamente una conducta verbal es garantía de no estar violando los límites de la otra persona y puede consistir en una prevención segura a la agresión sexual. No decir “No”, no significa decir “Sí”.
En un plano mayor, sexo sin consentimiento es violación y besar o tocar sin consentimiento es abuso sexual.
NO ME CONFORMA NEGAR SOLO EN PALABRAS EL SER MUJER, LA CRÍTICA-PRÁCTICA SUPERFICIAL Y YA MASTICADA.
UNX INDIVIDUX NIHILISTA -ES CIERTO- TRASCIENDE CUALQUIER IDENTIFICACIÓN CON LOS ROLES FEMENINO O MASCULINO.
LA NEGACIÓN COMPORTA EL EMPEÑO DE UNX MISMX, LA PUESTA EN CRISIS DE SÍ -NECESARIA PARA IDENTIFICAR LA ASIMILACIÓN DE VALORES Y OTRAS ALIMAÑAS MORALES.
¡HABIÉNDOLES ARRANCANDO LA POTESTAD QUE CREÍAN TENER SOBRE MÍ, PROCEDERÉ AHORA A GUILLOTINARLOS, DESCUARTIZARLOS Y LLEVARLOS A LA HOGUERA DEL NIHIL DONDE ME LOS OFRECERÉ A MÍ Y ENDEMONIADA REIRÉ Y REIRÉ!
¡EN UN MANIOBRAR NIHILIFICADOR DE LA MORAL PATRIARCAL -Y CON LA ICONOCLASTIA- UNX INDIVIDUX DESTROZA LA ESPECIFICIDAD DEL PARADIGMA DE GÉNERO Y DINAMITA EL BINOMIO HOMBRE/MUJER!
¡MI CONCIENCIA FEMINISTA IRRACIONALIZA E INMORALIZA LA VISIÓN ESTABLECIDA DE LA REALIDAD!
¡MI CONCIENCIA FEMINISTA NIHILISTA ICONOCLASTA DESAFÍA EL ORDEN SOCIAL Y EL CÓDIGO CULTURAL, COMPORTAMENTAL Y MORAL MÁS ANCESTRAL, UNIVERSAL Y ARRAIGADO EN LA PÚTRIDA HUMANIDAD!
VALERY
Notas:
*Como bio-mujeres se entiende a aquellas personas asignadas “Mujer” al nacer, independientemente de que luego acepten o no esa categoría para sí. El termino mujer a secas, invisibilizaría a lesbianas, nihilistas y otres quienes hemos negado esa identidad como propia. Es decir, se refiere a la mujer como rol social, como elemento taxonómico que niega otras identidades no sujetas a sus parámetros pero igualmente presentas en muchxs individuxs, socializadxs o no como “mujeres”.
** El “Egoísmo” del que habla el texto mantiene el concepto de “Egoísmo / Egoístas” que acuñaron lxs anarco-individualistas, quienes frente a las distintas tendencias y corrientes del pensamiento marxista e incluso anarquista que buscaban al sujeto primordial en grupos donde cada persona se fundía perdiendo su identidad, afirmaron la potencialidad de cada individux, definiendo a Individux como sujeto central de la historia y epicentro de cada ruptura, al ser la individualidad la que dota al grupo de un contenido, de una potencialidad o le permite operar, siendo la individualidad la que ha de afirmar su voluntad y deseo junto a otras individualidades sin que la autoridad o arribismo de unx invada el territorio esencial de otrx/s.
*** Aurora, Libro segundo. 132- Los últimos ecos del Cristianismo en la moral.