A continuación, recojo y traduzco del inglés un interesante texto de análisis de compañeres de Grecia acerca de la campaña «¡Transporte Gratuito para Todes!», una campaña antiautoritaria en contra de la cada vez mayor privatización del transporte, reclamando un transporte por la ciudad de Atenas libre y gratuito para todes. Todo un ejemplo a nivel de prácticas, estrategias y objetivos, y con un buen puñado de pequeñas victorias ya en la mano.
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A principios de 2016 una campaña de largo alcance empezó en Atenas con un anuncio bastante modesto: «Transporte Gratuito para Todes». Con unas pocas acciones iniciales que acapararon los titulares, como una intervención en la oficina de OASA cerca de Alexandras y la destrucción de máquinas expendedoras de billetes en varias estaciones, empezó la aparición de una campaña que continúa hoy, y que desde entonces ha visto su masificación con varias grandes marchas por el centro, manifestaciones temáticas y distribución de panfletos, persistente y costoso sabotaje que la policía es incapaz de detener a pesar de sus mejores esfuerzos, y logrando incluso encender la resistencia entre les propies trabajadores del transporte. Como en la célebre cita de Clausewitz, esta lucha no es una gran explosión de pirotecnia, sino la lenta llama y las ascuas duraderas del conflicto irregular, siempre esperando por el momento oportuno para prender una vez más.
Esta campaña es notable por varias razones, la primera de las cuales puede simplemente ser descrita como la reproducibilidad táctica encontrándose con la coherencia estratégica. El sabotaje de máquinas de billetes, ya sea en el metro, los autobuses o los tranvías, es un acto que un grupo de sólo unes poques compañeres decidides pueden llevar a cabo con un poco de preparación. Nadie tiene que esperar a una manifestación o a debatirlo en una asamblea. Es también un acto que es difícil para la policía atrapar y demostrar, ya que el único grupo de personas que hasta ahora ha sido acusado por tales delitos, han sido encontrades inocentes. Además, varios grupos se han tomado la molestia de publicar muy claramente sus diferentes métodos de sabotaje. Esto va desde retirar la parte frontal de la máquina de billetes del autobús con un pequeño taladro, romperla a martillazos, poner espuma de poliuretano o goma en las ranuras de las máquinas para el metro y el tranvía, o incluso simplemente cubrirlas con pegatinas, etc.
Esto tiene importancia por varias razones: según varias fuentes comerciales, estas máquinas están valoradas en varios miles de euros cada una, sin contar el tiempo y el trabajo que conlleva reemplazarlas y la pérdida de ingresos de billetes potenciales mientras tanto etc. Cuando empezamos a pensar en máquinas retiradas de unos pocos buses o destruídas en estaciones de metro, ya teníamos daños económicos de decenas de miles, sino de cientos de miles de euros. Esto no dice nada del fuerte contrato para la compañía de seguridad, y ahora la policía, que son requeridos para proteger esta infraestructura. Y esto para una empresa de transportes ya en bancarrota, en un país técnicamente en bancarrota. EL punto es que causando este año, les viajeres pueden continuar gratis, y toda la meta tras las nuevas máquinas de billetes (la inevitable privatización futura) se pierde, ya que ningún inversor estará ya interesado en un sistema amenazado por tal drenaje constante de recursos. Además una de las funciones primarias del Estado globalizado postmoderno es asegurar el suave transporte capitalista de mercancías e individues, y una campaña aśi amenaza directamente este papel.
En general, la campaña se ha recibido con cierto interés y apoyo, aunque necesita un esfuerzo colectivo más sostenido del movimiento más amplio para volverse tan peligrosa como podría ser. Principalmente, el problema es que la campaña no ha tenido toda la comprensión que merece, y esto es principalmente lo que este texto pretende rectificar. Por cierto, este es uno de los pocos lugares donde los observadores independientes y mayores pueden ayudar al resto del movimiento, siempre que su tono sea en general positivo y tenga como objetivo la aclaración. En cualquier caso, esta confusión sobre la lucha se debe en gran medida a los cambios necesarios en el pensamiento colectivo, ya que entramos en el período en el que los antiguos métodos izquierdistas de lucha ya no tienen mucha relevancia para las realidades postmodernas. Organizarse en el partido o sindicato, marchar por el parlamento, las elecciones y los referendos, plantear exigencias al Estado, todo esto tiene cada vez menos sentido en nuestro mundo. Esta campaña sirve como un ejemplo práctico de las nuevas corrientes y tendencias objetivamente anarquistas en la lucha postmoderna, como lo hace en el período de intento de pacificación y asimilación del movimiento bajo el gobierno de SYRIZA, que modernizó apresuradamente el capitalismo griego (por ejemplo, en su promoción del consumo de estilos de vida) y disolvió eficazmente las luchas previas contra la austeridad, logrando rápidamente condiciones de pequeñas resistencias minoritarias similares a las de otras sociedades pacificadas de Europa occidental.
Este cambio necesario en la orientación tiene sentido si queremos estudiar la realidad, y no blindarnos a nosotres mismes con preconcepciones ideológicas (frecuentemente marxistas), sino buscar las auténticas tendencias políticas de nuestro tiempo; si nuestra mentalidad se convierte en una donde vemos que el conflicto político en general, y el sabotaje masivo en particular, en nuestra era está ahora orientado hacia causar daños económicos, no alrededor de enfrentamientos frontales con la policía antidisturbios, ni alrededor de acciones pacifistas y legalistas puramente simbólicas, ni siquiera alrededor de una clase trabajadora mitologizada haciendo huelgas colectivamente en sus fábricas. De hecho, si las condiciones son las de una supuesta «fábrica social» entonces esto es el sabotaje de tal modelo ampliado de dominación. También vale la pena señalar que este es un tipo de campaña radical que también ha sido visto en otros países recientemente, por ejemplo en los últimos años en Brasil, en España, en Francia y en Italia un poco más en el pasado. Por tanto esta es la expresión anarquista griega de una tendencia de lucha global en las condiciones postmodernas, que se centra en unir a las masas metropolitanas, fuera de partidos políticos y sindicatos, de forma anarquista y descentralizada, a través de protestas y acciones directas sobre temas de transporte. También conecta el pasado reciente del movimiento griego con el presente, estos diferentes momentos que necesitan ser conectados: por ejemplo en los años que siguieron a 2008, hubo un sabotaje generalizado de máquinas de billetes y líneas de tranvía, y se convirtió en algún tipo de norma social de aceptación generalizada compartir billetes de metro o de autobús o simplemente viajar gratis en Atenas. El nuevo sistema de billetes es una respuesta directa a esto. Por lo tanto no es suficiente con haber empezado así, este nuevo mundo tiene que protegerse, y en muchos casos esto significa que tiene que ir a la ofensiva cuando alcanza una cierta madurez inevitable, para protegerse a sí mismo y para difundir sus metas más allá. La defensa y la ofensa, la apertura y la firmeza, no son vistas como contradictorias en esta correcta apreciación de los eventos, sino fluyendo entre sí en ciertos puntos de desarrollo.
Si empezamos con un estudio serio de estos hechos, vemos que los grupos e individues participando en la campaña están corriendo en círculos alrededor de la policía, que ahora se apresuran a proteger las estaciones de metro, ahora los buses, y de vuelta al metro otra vez. Los objetivos son bien elegidos, ya que es casi imposible protegerlos todos. Ha habido también ataques en otras partes de la cadena de suministros más amplia que sirve a la red de transportes (como por ejemplo el incendio de un edificio con equipo informático recientemente) y esto está relacionado con los mismos desarrollos sociales postmodernos, de los nuevos métodos anarquistas de lucha. Esto también proporciona para todes otra demostración más vívida de la justicia de clase y de la función del Estado, ya que cualquiera en la calle puede ver un esfuerzo tan grande del gobierno para aplicar y proteger un sistema increíblemente defectuoso e intrusivo esperando en fila mientras otras tantas cosas se dejan tambalearse (como en Moria y Mandra). Esto también proporciona una lección interesante en comunicación postmoderna, y la relación con los medios: porque al escoger un buen objetivo con acciones claras, se da publicidad gratis a medida que las masas metropolitanas circulan a través de las estaciones de metro: las máquinas rotas son vistas por miles de viajeres cada día, la situación habla por sí sola. En resumen, un panfleto o un discurso en una asamblea no son el único modo de comunicarnos con la sociedad. Además, con estas acciones bien dirigidas se muestra una lección en conseguir el control de los medios corporativos, ya que son obligados continuamente a informar de los daños, o de nuevos cambios en los guardias de seguridad o la policía en las estaciones o en los buses. Esto proviene puramente de una campaña bien dirigida, y la atención de los medios no tiene nada que ver con ser presentable, tener retórica izquierdista o cumplir las reglas. Todo fluye a partir de una correcta apreciación estratégica de la situación actual y la creación de una relación de fuerzas favorable.
II.
También se podría hacer la pregunta, ya sea cuestionable o críticamente, ¿el «transporte gratuito» en realidad es una demanda realista? Sin embargo, lo es, y esto es lo que la convierte en parte de la coherencia de la campaña. La realidad de tal propuesta ya se muestra en la realidad absurda del «transporte gratuito», que en realidad ya existe para los políticos, los generales y ahora los policías. Si alguien quería discutir escenarios hipotéticos, es demasiado claro y se ha señalado en algunos de los textos de la campaña que de alguna manera el dinero se puede encontrar fácilmente al cambiar los roles (¡o al no invertir en los aviones de combate estadounidenses!). Por lo tanto, no se trata de realidades duras, se trata de prioridades, de las cuales se promueven valores. En muchos países y varias ciudades más grandes de Europa, el transporte en el centro se ofrece de forma gratuíta, por ejemplo, en la ciudad bastante innovadora de Tallin, capital de Estonia. Este es también un país pequeño que sufre de austeridad, pero que a la vez mantiene esa perspectiva, y también encuentran que el transporte gratuito es más rentable a largo plazo. Este también es el caso en varias ciudades de Holanda, Bélgica y Francia también. Por lo tanto, no hay ninguna razón, incluso en términos capitalistas, por la cual tal desarrollo deba declararse a priori imposible en Atenas.
Sin embargo, dejando a un lado las alternativas y propuestas hipotéticas, la campaña no pide nada al Estado ni a les polítiques reformistas. Más bien es su gran fortaleza, y lo que muestra la exactitud de su posición anarquista, lo que ya crea estas zonas de transporte libre. Sus fines y medios se conectan directamente; no hay un gran abismo entre un antes y un después, es simplemente un aumento progresivo en la difusión de estos espacios liberados. Los términos cambian de la idea de una victoria repentina y total, con una gran distinción de antes y después de la revolución en el sentido izquierdista (o en el sentido mesiánico del apocalipsis) a una lucha a largo plazo sobre la negación lenta de diferentes porciones de varias redes de control. A partir de las históricas declaraciones formales de victoria como en octubre de 1917, hoy pasamos a zonas de autonomía que se expanden lentamente en diferentes campos. Esto se debe a que en el mundo postmoderno de consumidores atomizades y redes digitalizadas, el objetivo no es la prohibición absoluta o el permiso, sino aumentar un acceso parcial o promover una denegación de acceso o funcionamiento cada vez mayor. Con determinación y esfuerzos dirigidos, estas pequeñas funciones se convierten en efectos secundarios que pasan por las redes, volviéndolas funcionalmente más inoperantes. Es decir, se alcanza un cierto umbral más allá del cual ya no justifican las expectativas básicas de rendimiento y, por lo tanto, se neutralizan. En este caso específico, existe el conocimiento casi seguro de que un sistema de transporte tan metropolitano siempre tendrá sus máquinas destruidas (ya sea en el autobús, el tranvía o el metro), siempre estará goteando dinero, siempre será un problema a proteger por la policía: el objetivo de mayor control y rentabilidad para el sistema de transporte y luego pedir un precio más alto por la privatización, se habrá perdido, después del gasto de una inmensa cantidad de capital político, tiempo, dinero y esfuerzo. Estos son algunos de los términos de análisis postmodernos que proponemos para evaluar la victoria y la derrota en luchas específicas, y es esta lucha específicamente la que nos permite comenzar a fundamentar de manera concreta una nueva forma de pensar y actuar. Como no se han producido revoluciones duraderas en las condiciones postmodernas, no hay motivo para ninguna garantía típica o para ninguna certeza marxista tomada de las teorías pasadas o abstractas. Por el contrario, el valor de esta lucha es también que demuestra la importancia de dejar que los desarrollos reales hablen por sí mismos, en la medida de lo posible.
III.
De paso, cuando las cosas se vuelven desagradables, infelices e improductivas en el espacio antiautoritario en general, queda claro que el rol positivo de elogio, admiración y propuestas constructivas, ha sido casi completamente abandonado. Con este texto estamos tratando de avanzar en una dirección más positiva, en un sentido pequeño pero práctico, pero mucho más importante es señalar los campos prácticos de esfuerzo radical, que ya tienen un carácter positivo y práctico, y que han sobrevivido a los esfuerzos de asimilación de Syriza, y esta campaña es primaria. Por lo tanto, vale la pena difundir el ejemplo de estas tácticas polimórficas que han permitido a les anarquistas hacer una lucha exitosa con amplio atractivo, incluso en los tiempos difíciles de intento de asimilación bajo un gobierno de izquierda.
Además, esta campaña tiene un gran potencial para responder a las problemáticas generales del movimiento, a través de su naturaleza descentralizada y abierta, sus potencialidades unificadoras y positivas, que pueden encajar en la naturaleza fragmentada del espacio antiautoritario hoy, y ayudar a revitalizarlo. Por ejemplo, muchos de los textos han tenido un tono positivo o alentador, y muchos se han centrado en difundir la práctica técnica del sabotaje, no queriendo quedársela para sí mismes como una especie de especialistas. Además, la variedad de los diferentes grupos participantes se ha mantenido en el anonimato o el pseudónimo, lo que garantiza que no haya un carácter personalizado para la campaña, centrado en el grupo o autorreferencial de otro modo. Debido a que la campaña es abierta, cualquier grupo o tendencia puede participar como quiera, todo lo que tienen que hacer es aceptar que ningún grupo o tendencia la maneja. Esta forma, en lugar de un modelo jerárquico de izquierda con generales y seguidores, es anarquista, y se parece mucho más a un software de código abierto o a un pedazo de tierra común: todes pueden hacer lo que quieran y traer lo que quieran. Entonces, para hacer una lista tan potencial, por ejemplo, existe la obvia realidad anarquista de la lucha, pero si algunes también apoyan la comunización o el comunismo, tienen todos los motivos para apoyar una campaña de este tipo, que se centra en difundir estas relaciones libres, pero de una forma realista, no gubernamental, primero en los sectores de la sociedad donde tal demanda tiene sentido inmediato. O, si las personas están más a favor de los temas individualistas, entonces esta es una campaña contra un control estatal digitalizado claramente distópico. Si las personas quieren una acción directa, pueden hacerlo realidad. Si a las personas les gustan las manifestaciones, pueden organizarlas; o si otres prefieren enfocarse en les trabajadores, pueden proponerles formar comités de lucha fuera del control de los sindicatos. Hay algo en la campaña para todes, y esta realidad pluralista contribuye a la importancia actual y al gran potencial continuo de la campaña, especialmente a medida que «la nueva normalidad» de Syriza comienza a desestabilizarse. Se abre una ventana de oportunidad, y esta campaña es un gran arma en manos del movimiento para expulsar a Syriza con una fuerte patada, y para defenderse y fortalecerse contra tentativas de asimilación.
Una campaña tan exitosa no simplemente reacciona a los eventos o corre tras ellos, sino que les da forma (por lo tanto, vale la pena recordar que la campaña comenzó antes del nuevo sistema de tickets, a pesar de que ha ralentizado la implementación del nuevo sistema durante aproximadamente un año). No niega reflexivamente cualquier proyecto de infraestructura metropolitana propuesto como es típico en los grupos orientados a la izquierda, sino que ha escogido el más crítico y también presenta su propio contenido, sus propuestas anarquistas radicales, y las hace realidad. No es filantropía, sino solidaridad, ayudarnos a liberarnos al mismo tiempo que la sociedad en general. Esta campaña en su coherencia también muestra al resto de la sociedad la relación correcta: es la anarquía la que está liderando la resistencia a la austeridad y la autoridad, incluso en los tiempos difíciles de un gobierno de izquierda. En resumen, en la práctica se ve a la anarquía tener propuestas de resistencia más realistas que los restos de una izquierda colapsada, y apunta a mayores cambios potenciales, que trascienden las luchas puramente defensivas del carácter izquierdista, a una difusión ofensiva y anarquista de la libertad y la revuelta. Está pasando por alto la forma limitada, aislada y sectorial de las luchas izquierdistas preestablecidas, y se está convirtiendo en una fuerza real para difundir la anarquía, en particular entre la red de transporte, pero en general en toda la metrópoli.
Por lo tanto, «Transporte gratuito para todes» tiene tanto el contenido como la forma de una campaña anarquista. El contenido es claramente un personaje popular para el transporte libre, con enfoque antiestatal, no parlamentario, acción directa y sabotaje. La forma está abierta a todes les que deseen participar, y esto la hace tan diferente de las otras campañas tradicionalmente dirigidas por partidos de izquierda, que sólo buscan nueves reclutas, pseudo-resistencia profundamente no estratégica a la austeridad o juegos parlamentarios micropolíticos. En su propia existencia, en la conexión entre la forma pluralista y el contenido anarquista radical, el vínculo entre los medios y los fines, «Transporte gratuito para todes» es un vivo ejemplo de la práctica anarquista, de un mundo diferente que lucha con todo su poder e inteligencia para salir del presente…
Entonces, para terminar, este texto está dedicado a aquellos grupos e individues que han hecho que Transporte Gratuito sea una realidad, y muy especialmente, para nuestra última gran esperanza, la generación joven y el éxito que pueden esperar con un nuevo tipo de política. campaña, nuevas formas de pensar y actuar en el nuevo año y los nuevos tiempos que estamos entrando. . .
– Atenas, Febrero 2018