A continuación, sigue un artículo escrito por el compa del blog O Gajeiro na Gavea donde fue originalmente publicado hace una semana (el 23 de junio) y traducido desde el galego, y que habla sobre la reciente detención de varios alumnos del centro público Instituto de Educación Secundaria Manuel García Barros de la localidad pontevedresa de A Estrada, por supuestamente haber utilizado un keylogger (un software que, instalado en un equipo informático determinado, registra todas las pulsaciones de teclas, permitiendo almacenar todo tipo de datos introducidos por les usuaries, incluyendo contraseñas privadas) para obtener las contraseñas de acceso del profesorado a sus cuentas del centro y de ese modo obtener los archivos de los exámenes.
Todo esto, que podría parecer una simple travesura y solucionarse con unos cuantos suspensos (pensando por un momento con la lógica punitiva que también castiga la espontaneidad y la desobediencia dentro del sistema «educativo» (adoctrinador) de la democracia capitalista), ha sido convertido en toda una operación policial al más puro estilo de la serie de televisión CSI donde los estudiantes ya no serían un grupo de chavales intentando copiar en sus exámenes, ¡¡sino una organización criminal jerarquizada!! Así, los jóvenes dtenidos, dos de los cuales son menores de edad, se encuentran acusados de nada menos que de un delito de pertenencia a organización criminal (no, no es broma, les han acusado de presunta pertenencia a organización criminal por intentar robar unos exámenes), así como de otros delitos de revelación de secretos, delito contra la intimidad y un delito de estafa ya que, supuestamente, un profesor habría detectado una serie de cargos en su tarjeta de crédito de compras por Internet que él no había realizado, con lo que sospecha que los alumnos pudieron obtener su tarjeta de crédito de su e-mail y comprar con ella; el gasto, en cualquier caso, entre ambas compras no supera los 400 €).
Como bien dice el texto del compa que dejo a continuación, en esta sociedad si robas 400 € vas a la cárcel pero si robas cientos de millones eres elegido ministro, presidente o director ejecutivo de alguna empresa importante; de igual modo, como se te ocurra fisgonearle el e-mail a tu profesor de matemáticas te acusarán de integrar una organización criminal peligrosísima, porque lo que hay que hacer si quieres cotillear sin represalias es colocarle escuchas ilegales de forma masiva y sin más motivo que la sospecha a tus compis de partido o a ciertos sectores de la población.
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Las fuerzas del orden españolas anduvieron estos días por Galiza de caza de terroristas a las que aplicar sus más “dura lex”. Pero después de dos detenciones frustradas de okupas y de indepes (unas y otras sólo estuvieron retenidas unas horas) parece que quedaron fastidiados de no encontrar nada que pudiera servir para encerrar, sin ser juzgadas, a okupas e indepes en un talego y aplicarles de inmediato la ley antiterrorista. Para eso mismo se sirvieron de los falsimedios y utilizaron técnicas göebbelianas (una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad) y no dudaron en enlazar las noticias de estas detenciones con las de supuestos yihadistas para crear similitudes en esas mentes pasivas que siguen mirando para el televisor como si siguiera siendo una fuente de información viable y creíble (mi abuelo materno mandaba callar cuando en los estertores del franquismo iban a poner el “parte” en TVE y mi padre durante años tiró del típico bordón asertivo para revocar opiniones contrarias a las suyas: “¿qué sabrás tú, si hasta lo dijeron en la tele?”). Pero por mucho que lo intentasen ninguna de las detenidas en esos días visitó más celda que las de las comisarías y cuarteles, y, aunque quedan pendientes de ser juzgadas, todas quedaron en libertad.
Parece que a ninguna de las detenidas en estas operaciones represivas pudieron aplicarle las leyes antiterroristas pese a que insisten en vincularlas a supuestos grupos criminales organizados. Puede que fuese por eso, o por alguna otra razón que escapa a mis entendimientos, que debían estar ávidos de obtener alguna victoria de sus ansias prisioneras.
Y por fin se encontraron con lo que deseaban: En una escuela de A Estrada (“La Carretera” para aquellos falsimedios a los que les sigue gustando castellanizar nuestros topónimos) llevaban meses investigando una trama que estaba poniendo en peligro a toda la humanidad conocida y por conocer y en los cuarteles de la Guardia Civil andaban a la espera de que se les permitiera una rápida y eficaz intervención que pudiera solucionar los graves problemas a los que se vería abocado el mundo de no hacerla con toda precaución y seguridad.
Y el momento esperado llegó ayer.
Cinco peligrosísimos alumnos del IES Manuel Barros de A Estrada, dos de ellos con el agravante de ser menores de edad, fueron detenidos por las fuerzas especiales por constituír un grupo “perfectamente organizado y jerarquizado y con sus misiones muy bien distribuídas” para hacerse con los exámenes del mayor número posible de asignaturas.
El equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Lalín, en el marco de la “Operación Captador” les atribuye la comisión de un Delito de pertenencia a Grupo Criminal. Diez personas maś están siendo investigadas y no se descartan nuevas detenciones.
La magnífica actuación del Instituto Armado en el Instituto de Enseñanza les permitió a los guardias comprobar que, en los equipos informáticos de 1º y 2º de Bachillerato, 4º de ESO, y hasta en las aulas de informática, los adolescentes terroristas “habían instalado un software ilegal que se encargaba de registrar las pulsaciones del teclado que permitiría memorizar las claves de acceso de los correos electrónicos de, cuanto menos, 27 miembros del profesorado de ese Centro”, según concreta la Benemérita. Además, sus investigaciones les permitieron considerar a los dos menores detenidos como “los principales responsables de la organización y los encargados de recopilar las contraseñas, acceder a los correos y sustraer los exámenes”.
Haciendo memoria, este asunto me retrotrajo a un cuento que se divulgaba como cierto en mis años de Instituto. Corrían los años que se dieron en llamar como de Transición Democrática, si bien puede que la 1ª vez que escuchara la historia aun vivía el dictador Franco; pero sin duda era una época en la que no existían teléfonos móviles (ni se imaginaban) y aun nos entusiasmábamos si alguien nos agasajaba en un cumpleaños con unos “Walkie-Talkie” de corto alcance (que bien podría haber sido su apellido “de corto alcance” tanto por la poca distancia a la que deberían ponerse ambos hablantes como por los muy pocos ejemplares de esos cacharros que pasaban entre nuestras manos adolescentes).
Pero voy al cuento que me contaran y que es muy probable que gente de mi generación recuerde. El caso es que en un examen de tecnología, el profesor pilló a un alumno copiando. El alumno hacía demasiados movimientos extraños en su silla y acercándose hasta él descubrió que susurraba a una especie de mini “Walkie-Talkie” que ocultaba en su ropa junto a un micro y todo ello iba conectado a un pequeño audífono en su oreja. Un ingenio de su invención y factura que el alumno ideara para conocer el resultado de las preguntas al estar en contacto permanente con un compinche ubicado en el exterior del aula que, con un aparato similar, era el encargado de encontrar las respuestas correctas en el libro de texto y dictárselas.
El profesor haciéndose dueño del aparato le retiró el examen al alumno y se fue hacia su mesa para investigar sobre el cacharro capturado. Al rato, el profesor interrogó al alumno sobre quién hiciera tal y este admitió su culpa y única responsabilidad en el asunto. Acto seguido, el profe le dijo al alumno que podía abandonar el aula y ante el estupor general le dijo que iba a ponerle un sobresaliente con matrícula de honor en su examen. Quizá sea el momento de recordar que la materia a examen era “tecnología” y el profesor demostró con esta su actitud que el saber no es cosa de plasmar en un folio todos los conocimientos que fuiste capaz de chapar (y muchas veces sin comprender) de una asignatura y que el alumno al idear y hacer ese aparato había demostrado que lo que aprendió durante el curso en esa asignatura le había valido para algo más que memorizar conceptos y nombres raros y que por eso merecía un “cum laude”.
A los jóvenes detenidos ayer, si se siguiera el método de aquel maestro, cuanto menos deberían valorarles estar al día. La cantidad de casos de escuchas ilegales y de corrupción que se cometen en los partidos políticos que nos gobiernan o gobernaron es tal que, de afiliarse alguno de estos, se habrían asegurado en el futuro un puesto de representante en alguna cámara institucional e incluso, al cabo de un rato, podrían llegar a Ministro de Economía o a Presidente del FMI.
Pero ahora, en esta época de la Mordaza, la Guardia Civil les atribuye la supuesta comisión de un delito de pertenencia a grupo criminal, revelación de secretos y contra la intimidad, y dos delitos de estafa. Estos últimos debido a que, según concreta la Guardia Civil, pudo demostrarse que realizaron dos compras a través de Internet por valor de unos 400 euros usando una tarjeta bancaria que obtuvieron en el correo de uno de los profesores afectados. Igual por eso fueron detenidos, por robar sólo 400 €, ¡está claro que no están a la altura de los grandes ladrones de nuestra política!
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PD 1: Como curiosidad decir que la Junta de Personal Docente de la provincia de Pontevedra (formada por los sindicatos ANPE, CCOO, CIG, FETE-UGT y STEG) del pasado 15 de junio aprobó por unanimidad de todas las organizaciones sindicales la siguiente resolución colaboracionista con la criminalización del estudiantado (¡aún hay clases!): “La Junta de Personal Docente de Pontevedra quiere mostrar el absoluto apoyo al claustro del IES Manuel García Barros, ante el apoderamiento de las contraseñas de acceso a sus correos privados y de la aplicación XADE; y exige a la Consellería que de apoyo legal y se persone como acusación en el caso denunciado, para protección de los datos de todo el alumnado y profesorado, además de dar instrucciones claras al resto de los centros sobre medidas de autoprotección para evitar nuevos ataques a sus redes y equipos informáticos”.
PD 2: Un comentarista de un falsimedio que firma como “Kosden Polocu desde Mongolia” aclara términos: “El software que instalaron hay cientos de ellos y simplemente lo descargas gratis de Internet (http://informaticucho.blogspot.com.es/2011/09/golden-eye-programa-espia.html) e instalas como quien instala el Whatsapp en el teléfono móvil. Que no los pongan como hackers. Sólo lo entiende así quien no tiene ni idea de lo que está hablando”.
PD 3: Yo de todo cuanto leí me quedo con este comentario que firma una profesora en una red social (no pongo su nombre no vaya a ser que la acusen de colaboracionista con banda armada): “¡Qué mataos! Yo dejo el correo del trabajo abierto en todo cuanto dispositivo uso, incluídos los de la sala de profes y la biblioteca. Pensar que pudiera haber un alumno tan parvo como para molestarse en hackearlo para ver las notificaciones de la jefatura de estudios, los novelones del Departamento de Orientación y las chorradas de las madres de mi tutoría me hace sentir pena porque no estén tirados en algún parque, a la sombra de un árbol, dándose a las drogas blandas y metiéndose mano, ¡que es lo que les toca!”.