Desde Verba Volant recojo y difundo el siguiente texto, titulado «Quedamos en otoño: La revolución puede esperar» y que formula una mordaz crítica a una parte del anarquismo griego, que se vincula con la crítica al hecho de que en verano cese la militancia o se reduzca el ritmo de las acciones, intervenciones o prácticas antiautoritarias, como si la anarquía tomase también unas vacaciones (algo que, por cierto, no es un problema sólo del anarquismo griego, sino algo que también deberíamos replantearnos aquí en varios sentidos).
A pesar de que no vivo en Grecia como para poder valorar de primera mano si la crítica que formula el texto se corresponde con los hechos, y aun sin compartir del todo lo planteado en el texto, me parece un buen aporte para la reflexión, el debate y la autocrítica, insisto, no sólo en Grecia, sino más allá:
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«Quedamos en otoño: La revolución puede esperar»
Poco a poco va entrando el verano. ¡Qué alegría! El verano es la mejor estación del año para la “patogenicidad” que se compone del sufrido espacio anarquista y antiautoritario y de los grupúsculos de la extrema izquierda, y en general para lo que los que se han quedado en ella tienen la desfachatez de llamarlo “Movimiento” auto-engañándose. Es hora de que el Movimiento se vaya de vacaciones. ¡Y qué vacaciones! Como cada año, este año también los eventos cada vez más escasos y autorreferenciales de la patogenicidad decadente se detendrán durante unos tres meses, por lo menos hasta las primeras lluvias de otoño.
Tres meses de vacaciones. Temporalmente se pondrá fin a las ya famosas asambleas de este espacio político, con sus procesos…flexibles, en las que participan 100 personas, hablan 3-4 “padres de la anarquía”, asistentes suyos y otros lacayos unas veinte veces cada uno, y cuando te toca hablar un poco después de unas cuantas horas, un poco antes de la madrugada, de repente cambias de opinión, ya que te has dado cuenta de que el juego está amañado, te levantas y te piras. Desde luego puede ser que cometas el grave error de quedarte y someterte al martirio de participar en este proceso ridículo, al que los “anárquicos” que se han quedado en el llamado espacio anarquista se empeñan tercamente en llamar autogestión, auto-organización, automoción, etc. etc. Se pondrá fin durante un tiempo al funcionamiento de todo este mecanismo oculto, conocido a todos y a la vez desconocido, de los grupúsculos “auto-organizados”, que antes de cada asamblea hacen su propia “pre-asamblea” a puertas cerradas, y luego en la asamblea abierta que la sucede aparecen como un solo bloque, poniéndose de acuerdo masivamente sobre lo que han decidido de manera antiautoritaria, horizontal y auto-organizada en sus negociaciones anteriores a la asamblea.
Pero ahora todo esto parará. ¡Qué lástima! No importa, sin embargo. Todos estos “compañeros” necesitan descansar. Sobre todo los mayores… Han vivido muchas cosas, y dentro de poco van a jubilarse y retirarse. Sin embargo, serán merecidamente reemplazados por la nueva generación, por sus hijos espirituales criados e iniciados por ellos en los ideales de este tipo de “auto-organización”. Y por supuesto, todos estos “padres del anarquismo” y sus hijos espirituales han mandado a mucha gente a casa…. Como dijo hace muchos años un cantautor: “Los mejores chicos se han cansado y han vuelto a casa.”
Temporalmente termina la celebración de las asambleas que empiezan con una o dos horas de retraso (y si no te gusta esto, vete a otro lugar), y cuyos temas son determinados por la por todos conocida patogenicidad. Y si eres ingenuo y crees en sus palabras bonitas y altisonantes sobre igualdad, horizontalidad, etc. etc. y cometes el error de plantear algún tema a debatir, entonces los oradores de la patogenicidad te harán callar, pero siempre de una manera… horizontal y anti-jerárquica. Ellos saben cómo hacerlo. No se negarán a debatir el tema que has planteado (¡por supuesto que no!), sin embargo pronto cambiarán de tema, conducirán (canalizarán, desviarán) el debate a donde ellos quieren conducirlo (a donde les conviene), despreciarán el tema que has planteado, se mofarán de él, y lo pospondrán para la próxima asamblea o por un período indefinido. Lo que tiene prioridad, sin embargo, es la temática del Movimiento. Tus temas, hombre mortal pueden esperar. Además, ¿quién se negó a debatirlos? Y si cometes el error de insistir, recurriendo a los mismos términos que la patogenicidad abusa y maltrata durante muchos años, ¡ay de ti! El arsenal del “Movimiento” tiene bravuconerías, amenazas, violencia, tiene de todo. Pero ahora ha entrado el verano y todo esto es pasado, por lo menos hasta el otoño. Y hasta el otoño, ¿quién sabe quién estará vivo y quién estará muerto?
Va entrando el verano y el Movimiento (o el “espacio”, da igual) declaró de manera informal una tregua trimestral en la vendetta contra el Capital y el Estado. Se van a acabar por un tiempo los ataques de las pandillas a los maderos cada viernes y sábado por la noche en Exarchia. Ya es hora de que descanse la juventud salvaje, que las noches del invierno irrumpía furiosamente en las trincheras del enemigo de clase (los cajeros automáticos capitalistas, furgonetas de la Policía antidisturbios, las tiendas de artículos de cocina), y luego desaparecía en la oscuridad espesa. Ha llegado la hora de los cámpings libertarios, de los porros auto-organizados, del turismo revolucionario, de la…”reconsideración”.
Está entrando el verano y ya es hora de que los compañeros de los centros sociales periféricos, de las okupas y de las demás mansiones en la patogenicidad decadente, descansen un poco. Han estado trabajando duro todos estos años para mantener estos modernos feudos de llamada anarquía, de la jerarquía informal, del aformalismo, de la apoteosis del concepto del “cuadrilismo” y de la introversión, de la apoteosis de la cultura del microcosmos, que cuando se sienten amenazados los sacros dogmas de su cuadrilla se transforman en antros de chulería y bravuconería. ¿Quién dijo que todas estas mansiones no son… polimorfas?
Va entrando el verano y vamos a echar de menos los reputados panfletos del espacio anarquista y antiautoritario, que a causa de su lengua de madera, de su palabrería caótica y de sus generalidades, han acabado siendo textos que no pueden leer ni siquiera sus propios redactores: Se trata de las mismas personas que llevan muchos años escribiendo lo mismo de siempre, exactamente de la misma manera y sobre los mismos temas. Vamos a echar de menos su lenguaje de madera, su falta de claridad, sus generalidades, su mesianismo, sus denuncias, los lemas insurreccionales al final de cada texto. Vamos a esperar con impaciencia el otoño para tomar nuestra dosis.
Vamos a echar de menos también las famosas marchas organizadas por el espacio anarquista, siempre con los mismos lemas contra los maderos, la misma ruta, la misma alineación de la Policía en forma de Π siguiendo la marcha sin que nadie se moleste, ya que la presencia de la Policía constituye el pretexto para los ataques por mismos jóvenes salvajes, estas garrapatas que se pegan a los bloques de las marchas, “marchando en paralelo a ellas”, y que todos los… denuncian con los famosos textos-denuncias después de las marchas, como unos provocadores desconocidos, pero en la práctica nadie hace algo para deshacerse de ellos. Y, desde luego, por tres meses vamos a echar de menos los llamamientos anónimos en los cuales ha sido pre-decidido el marco “político” de la marcha, y la conocida por todos y supuesta “rendición de cuentas” después de cada marcha. Echaremos de menos su carácter banal (trivial) y autorreferencial. Echaremos de menos -aunque sea por tan sólo unos meses- sus conclusiones que todos conocen antes de que sean anunciadas.
Ciertamente estos meses de verano hay algunos que no se van de vacaciones, aparte de los “patrones”: término abusado en los textos “anarquistas”. Al menos estas no serán trimestrales como las vacaciones del microcosmos de Exarchia. Y, por supuesto, no estamos hablando de las fuerzas represivas visibles, los maderos uniformados o vestidos de paisano. Estamos hablando de algo mucho más… polimorfo. Si en pleno verano alguien trata de montar un proyecto realmente auto-organizado, con una temática sustancial y más allá de la que se ocupa el “espacio” de manera aburrida durante tres décadas, y con contenido peligroso para el Sistema y más allá de los contextos vacíos y superficiales en los que algunos han atrapado a este espacio político tan sufrido, van a cruzarse con ellos. Van a cruzarse con unos tipos pintorescos y… polimorfos, por lo general novatos, pero también algunos instructores más mayores y experimentados, que harán todo lo posible para desorientar, disolver el proyecto o adueñarse de él. Os aseguramos que están trabajando incansablemente dentro del llamado Movimiento durante todo el año. Es lógico: Como los verdaderos compañeros se han ido a casa, los “polimorfos” pueden hacer lo que les da la gana. Cuando el gato no está, las ratas bailan. ¡Y qué ratas! Grandes, como ratones.
Por supuesto que no podíamos olvidar el por todos conocido medio de “contrainformación”. Últimamente, desde luego, nos da la impresión de que está en vacaciones prolongadas, pero eso es un tema que no queremos tocar en este momento. Echaremos de menos la censura selectiva, los recortes de los comentarios, la tolerancia a la fascistización del movimiento, su contribución al cuadrilismo-sectarismo, el flujo constante de información relativa a cuestiones sumamente importantes, tales como ataques a furgonetas de la Policía antidisturbios y el incendio de contenedores de basura en la calle lateral de la vieja Escuela Politécnica, los comentarios desaparecidos (ni publicados ni escondidos, los que han sido emitidos pero nunca han aparecido), las conversaciones de altísimo nivel entre los pocos que siguen picando el cebo y responden por escrito a los pocos que siguen siendo “creyentes” en esta situación decadente.
¡Tres meses de vacaciones! ¿Cómo puede tomar tres meses de vacaciones la patogenicidad? Ni los estudiantes universitarios que están en la post-adolescencia se toman unas vacaciones tan largas. Tal vez sólo los estudiantes de secundaria, los adolescentes. Por cierto, ¿quién no está de acuerdo con la constatación de que el llamado espacio anarquista (lo volvemos a decir: los que se han quedado en él y abusan de sus valores y principios a diario) no está en la (post)adolescencia durante muchos años?